Ori- ¿What?

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Un joven de cabellos morados uniformado estaba que se caía de sueño. Se había despertado temprano para ir al colegio, pues si no lo hacía su madre le cortaría la yugular con las cartas.

Por lo menos agradecía el no tener que vigilar el bazaar, ya que por sus habilidades y conexión especial con la arena todos empezaron a brindarle tareas gracias a que uno de los robots que estaban a cargo de una de las tiendas se descompuso, y Pam estaba ocupada intentando programar a Sprout para que no se coma todo un bosque.

Suspiró y se dió una cachetada con el fin de espabilarse, estaba completamente cansado. Cansado y distraído.

El único sonido que llegaba a escuchar eran sus propios pasos, acompañados de los sonidos de unas cuantas ramitas y hojas ser aplastadas, junto con el agradable cantar de los pájaros. Aunque nadie más que Crow podía saber que era aquello de lo que hablaban entre sí, pero sonaba alegre. Aunque a veces el cuervo se mostraba incómodo.

Meditaba a la par que se acercaba a su destino. Cada vez sumiéndose más en algún pensamiento que ni él podría descifrar.

Tuvo un sueño de nuevo, era uno inusual como el más reciente. Solo que le dejaba todavía más dudas.

No tenía idea de qué trataba el sueño. Se le había olvidado por no tener tiempo de pensárselo. Pero a la vez le hacía sentirse cálido al pasar frente a sus ojos un simple fragmento.

Nunca le preguntó a su madre por qué la mayoría de sus sueños eran fragmentados. Y ahora se arrepentía más que nunca por no haberlo hecho. Ya que la curiosidad le carcomía cada vez más. Aunque pensándolo bien, de seguro no le daba ni una sola pista porque a su progenitora le gustaba mantenerse misteriosa y que te quedes con la curiosidad.

Soltó un segundo suspiro, y de paso un bostezo. Será un largo día.

Escuchó unos pasos apresurados y las ramitas rompiéndose, por reflejo y también curiosidad giró la cabeza para saber quién estaba detrás suyo. Un escalofrío recorrió su cuerpo, le vino una mala memoria antes de ver quién estaba ahí.

—Hey, Sandy. ¿Estás bien?—El castaño que había querido caminar con su amigo se colocó a su lado y le preguntó un poco preocupado, pues su amigo se puso en blanco unos momentos.

—Eh... Si. Solo recordé algo, no es nada.—En parte no mentía, pero no se iba a poner a contarle algo tan íntimo en tan poco tiempo de amistad. Encima en medio de la calle.

—Si tu lo dices.—Respondió, encongiéndose de hombros, sabía que el pelimorado no le iba a decir nada por más que insistiera. Se dispuso a sacar dos paletas de su bolsillo y le ofreció una a su compañero, el cuál dudó un poco al principio pero aceptó gustoso.

Bueno, puede que no tan largo.

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El pelimorado se asustó por el ruido de la campanilla. Andaba con demasiado sueño. Así que eso lo asustó más de lo que debería.

La maestra, que ya estaba un poco harta de algunos de sus alumnos anunció que se iba a ir a comer, y que si se quedaban en clase que no hagan tanto desastre o los sancionaba. Jessie fué la que más en serio se tomó aquél amenaza.

El de ojos lavanda suspiró, ya por cuarta vez. Podía comerse el  sándwich que su madre le compró (en contra de su voluntad) y por fin descansar. Solo imploraba que sus compañeros se quedaran callados, aunque con el sueño que cargaba probablemente no le tome importancia y se caiga dormido.

◆El Camaleón De Mis Sueños◆  [Leondy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora