Primera vista

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Capitulo 2

Pov Dabi

-Estoy asustado- le dije a mi madre la cual me tomaba de la mano, me sonrió con gentileza.

-Todo estará bien, si sucede algo no dudes en decirme ¿De acuerdo? - asentí. Mi mano estaba sudorosa y mis piernas temblorosas, por diversas circunstancias no había asistido a la escuela con regularidad, pero ahora podía regresar después de tanto, aunque el temor de que me tuvieran miedo era grande quería creer que no sucedería.

Entre al salón tomando asiento en un lugar alejado, podía sentir las miradas de todos los que entraban al aula, jugaba con mis manos debido al nerviosismo, era un nuevo año escolar, no estaba atrasado debido a mis clases particulares, pero quería regresar a la escuela y ser o intentar ser normal pese a mis cicatrices.

-Oye tú. Ese es mi asiento-

-Lo siento- tomé mi mochila y me moví del lugar, no dijo nada referente a las cicatrices y lo agradecía, me recorrí sentándome en la butaca de al lado. No quería llamar más la atención, solo quería estudiar como todos, quería ser normal y poder hacer amigos, eso era todo lo que deseaba.

Pero me equivoque al pensar que me aceptarían como a uno de ellos, ya que ante todos era solo un monstruo. Las quemaduras de mi rostro y cuerpo me hacían ver como tal y el hecho de que fuera más listo, para ellos solo provocaba que me vieran como un fenómeno.

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-Oh lo siento...mi mano se movió sola- el líquido recorría mi cabeza hasta llegar a mi ropa, estaba frio y era dulce, no quería que mamá se preocupara al respecto ¿Qué debía hacer?

No le respondí, fui al baño a limpiar mi rostro. Los niños que estaban ahí solo salieron del lugar, claro...tenían miedo de mi apariencia.

-Todo estará bien, solo sopórtalo- decía frente a aquel espejo mientras limpiaba mi rostro, aunque de igual forma quería llorar no podía hacerlo, solo quería ser normal, ser tratado como los demás ¿Tan difícil era hacer eso?

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- ¿Crees que sea contagioso eso que tiene? -

-Claro que no, son quemaduras-

-Hubiera preferido morir antes que tener esas cicatrices, no parece humano- pero ellos no sabrían jamás el miedo, el dolor por el que tuve que pasar para sobrevivir, si no estoy muerto es porque no lo quise y aun no estoy listo para morir, quería vivir pese a mi apariencia, quería vivir porque no quería ver a mis padres tristes, porque quería ver a mi pequeña hermana crecer, ellos jamás entenderían mi dolor y no esperaba que así lo fuera, los niños pueden ser muy crueles.

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"Muere" "Fenómeno" "monstruo" "raro"

Son las palabras que podía ver escritas en mi mesa, mire alrededor encontrándome con Katsuki Bakugo, no entendí el porqué de su odio hacia mí, nunca le había hecho nada y sin embargo ahí estaba, molestándome, diciendo que era mejor que hubiera muerto por mi apariencia.

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¿Por qué estoy vivo? Dije mientras rompía aquel espejo de mi habitación, era asqueroso, repulsivo, entendía porque me temían, entendía porque me hacían tanto daño, ellos tenían razón.

- ¡Dabi! - mi madre entro a la habitación viendo el espejo roto y solo corrió a abrazarme mientras gritaba entre sus brazos.

- ¿Por qué me odian tanto? ¿Es porque estoy marcado? ¿Soy un monstruo? -

-No lo eres, eres mi hijo y yo no tengo a ningún monstruo por hijo. A mis ojos eres perfecto y si ellos no pueden verlo ellos son los verdaderos monstruos- ese día me quede en los brazos de mamá hasta quedarme dormido, estaba cansando, pero si de algo estaba seguro es que ella jamás me mentiría.

Yo no era un monstruo, ellos lo eran.

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Los pedazos de mi libreta caían ante mis ojos mientras se escuchaba a la perfección las risas de mis compañeros y principalmente de Katsuki.

- ¿Por qué me odias tanto? - el no respondió, solo me lanzo mi libreta la cual ya estaba destrozada, no quería defenderme porque no quería más problemas, pero si esto continuaba aquí no tenía otra opción.

-Odio que destaques tanto siendo solo un secundario- fue lo que dijo saliendo del aula mientras yo recogía los pedazos de mi libreta. No destacaba porque quisiera, no era mi intención, quería ser como el, como todos, pero mi mamá tenía razón, yo no estaba hecho para ser normal, estaba hecho para sobresalir.

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-Maldito fenómeno- mis brazos estaban siendo sostenidos mientras aquel puño de Katsuki daba de lleno en mi estómago haciéndome escupir mi saliva quejándome del dolor, casi haciéndome vomitar de no ser porque aquellos golpes no eran tan fuertes.

Había sido mala idea ser el mejor de la clase quitándole su número uno.

-Eres un mal perdedor- le dije sonriendo. Su enfado se incrementó dándome una patada que esta vez sí me hizo vomitar la comida de esa tarde, me soltaron dejándome caer en mi propio vómito, no sabía cómo le explicaría eso a mi padre o a mi madre.

Se fueron del lugar dejándome ahí tirado en el suelo, no había problemas mientras lo hicieran fuera de la escuela y ya llevaba al menos un año soportándolo, esperaría que el dolor se fuera y ya vería que hacer con respecto al mal olor y las manchas del uniforme.

Me quede en posición fetal sobando mi estómago debido al dolor.

- ¿Estas bien? - frente a mi apareció un niño posiblemente de mi edad el cual solo me observaba para después sacar un pañuelo y limpiar mi boca y mi rostro importándole poco como me veía, era la primera vez que alguien me tocaba mi rostro además de mi madre y mi hermana.

-No... ¿Te doy miedo? - dije entrecortado por el dolor, pero al menos pude sentarme mirándolo con atención, tenía unos bellos ojos heterocromáticos al igual que su cabello, podía decir que era un albino pero la otra mitad de él era pelirroja así que no era de extrañar que llevara una sombrilla protegiéndolo de los rayos solares, sabía muy bien acerca de ese tema.

- ¿Por qué? - preguntó curioso.

-Mis cicatrices- volvió a tocar mi rostro, tenía un tacto muy lindo.

-No- fue todo lo que dijo para levantarse e irse, sin decirme su nombre, casi como si un ángel hubiera bajado a ayudarme.

No pude detenerlo ya que solo me sonrió y salió de ahí, mi estómago dolía como para ir tras él, creo que...esto es lo que llaman amor a primera vista.

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18 años cumplidos, ahora ingresado en la universidad, con fama de buscapleitos, aunque eso no era verdad, solo lo decían por mi apariencia y para mi mala suerte Katsuki Bakugo estaba en la misma clase que yo estudiando lo mismo, pero ahora al menos ya no me molestaba desde que en algún punto comencé a defenderme gracias a las clases de defensa personal en las que mamá me había inscrito.

Katsuki sin embargo seguía siendo un buscapleitos, pero ahora no se metía conmigo y si a mí nadie me había ayudado en el pasado no tenía por qué hacerlo con los demás. Completos extraños.

Las clases dieron inicio, todos entraron a sus clases y respectivas aulas, pero mi atención se perdió cuando frente a mí se encontraba alguien que reconocía a la perfección; ese cabello bicolor era único al igual que el tono de piel y el color de ojos, lo único diferente era aquella cicatriz o mas bien quemadura que ahora estaba en su rostro ¿Qué le había sucedió? Dudaba que me recordara, pero ahora frente a mi yacía una oportunidad, la oportunidad de conocer a la persona que me ayudo y quizás devolverle el favor a quien fue mi amor a primera vista.

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