Todo queda en familia

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Los personajes de esta historia se describen a continuación.

Mariana: Mi nombre es Mariana, soy la hermana menor de Natalia, tengo 35 años, mido 1.50 soy de piel blanca, cabello negro rizado que utilizo hasta la mitad de los hombre, de caderas anchas, pero senos muy pequeños, creo que lo que más le gusta a los hombres es mi cara, siempre me dicen que tengo una cara muy tierna e inocente, bueno... mis piernas siempre se llevan halagos también, jejeje.

Cuando sucedió esta historia yo tenía 31 años y hacia 10 meses que me había divorciado de mi ex esposo, habíamos estado juntos por casi nueve años y hasta ese momento había sido el único hombre en mi vida, y cuando digo el único es el único en todo sentido, ni siquiera le había dado un beso en los labios a nadie más.

Natalia: Mi nombre es Natalia, hermana mayor de Mariana y esposa de Santiago, tengo 39, mido 1.63, soy de piel blanca, pero no tanto como mi hermana, cabello castaño rizado que utilizo corto, caderas anchas y senos pequeños, creo que lo que más le gusta a los hombres de mí, en especial a mi esposo son mis caderas.

Cuando sucedió esta historia tenía 35 años, y después de que nuestro hijo había cumplido 4 años, estábamos tratando de avivar el fuego en nuestra relación de pareja con mi esposo.

Santiago: Mi nombre es Santiago, soy el esposo de Natalia, tengo 36 años, mido 1.75, soy de test trigueño, de contextura delgada, trato de ,mantenerme en forma por lo que trato de ir una vez por semana al GYM, jeje no sé qué es lo que más les gusta a las mujeres de mí, nunca me lo había preguntado, jeje.

Cuando sucedió esta historia yo tenía 32 años, estaba pasando por un momento excelente en mi carrera profesional, pero eso había hecho que descuidará un poco mi relación íntima con mi esposa, siempre estábamos cansados y nos costaba encontrar los momentos de intimidad.

Natalia: El padre de mi esposo había fallecido recientemente, y había dejado una pequeña cabaña a las afueras de la ciudad en la que vivíamos, por lo que habíamos decidido con mi esposo dejar a nuestro hijo con mis padres e ir a organizar un poco la cabaña y aprovechar la ocasión para pasar un tiempo a solas y de intimidad. Este viaje me tenía muy entusiasmada, ya que cuando mi esposo y yo nos conocimos solíamos tener sexo todo el tiempo y en todos los lugares posibles, teníamos una vida sexual muy activa, pero desde que tuvimos nuestro primer hijo, nuestras vidas cambiaron considerablemente en este aspecto.

Santiago: Se suponía que íbamos a pasar un fin de semana solos y que íbamos a reconectarnos con nuestra intimidad, Natalia siempre había sido muy activa, y aunque yo en mi vida tuve bastantes parejas, siempre considere que ella era mi complemento en la cama, simplemente haciendo el amor era una mujer extraordinaria, muy completa no había nada que le pudiera criticar.

Natalia: Todo estaba preparado, yo estaba lista, me había depilado, llevaba mi mejor ropa interior de encaje, habíamos comprado suministros suficientes ( Vino, velas, quesos, etc..) para pasar una velada como hacía tiempo no teníamos.

Mariana: Yo no sabía que ellos tenían algo prepara, sino no les hubiera pedido que me llevaran a ese viaje, pensé que solo iban a arreglar algunas cosas y que yo les podía ayudar, además para mi iba a ser un respiro, ya que había tenido unos meses muy malos por el divorcio con mi ex esposo, sin mencionar que la falta de relaciones estaba haciendo estragos en mí, para ese entonces llevaba como un año sin saber lo que era tener sexo.

Santiago: Cuando mi esposa me dijo que su hermana iba a ir con nosotros, me pareció que el viaje como que medio se había dañado y que había perdido el dinero de las pastillas para el rendimiento masculino y el aceite estimulante para la mujer que compre, y es que en realidad para esa altura yo no pensaba sino en lo rico que iba a coger con mi mujer, quería hacerle tener mil orgasmos, quería estar en todos los lugares de su cuerpo y me imaginaba viniéndome en todas partes, en sus tetas, en su nalga, en la espalda, en su cara, estaba realmente caliente.

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