El cuerpo de Fargan empezó a flaquear soltando su teléfono haciendo que este cayese al suelo.
— ¿Fargan? ¡Necesito que vengas ya! — Le exijió Auron colgándole el teléfono al ver que no había respuesta.
El castaño no murmuró ni una palabra, estaba inmóvil y en shock, no sabía que hacer nada más que pensar en lo que le había dicho su compañero.
Lágrimas empezaban a caer por sus mejillas, ¿Como podía haberse suicidado su mejor amigo?. Eran como confidentes, mejores amigos e incluso hermanos.
Siempre había estado mirando por el bien de él, viendo que si estaba bien, y estas últimas semanas había estado haciendo lo mismo, aunque este lo ignorase por completo.
— Willy... — Empezó a murmurar el emplumado con el corazón en el pecho, sintiendo como poco a poco se rompía.
No se había podido despedir de él, y ni siquiera lo veía capaz de tal locura, su mente empezaba a dar vueltas sintiendo como se estaba empezando a marear, sujetándose en la mesa de al lado.
Sus llantos empezaron a incrementar, tenía el corazón partido en dos, la persona que más confiaba en el mundo, se había ido, y por su propia decisión.
— ¡Willy! — Empezó a gritar golpeando todo, mientras lloraba, tenía algo en el pecho que le dolía.
¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué nunca había pedido ayuda? ¿Por qué nunca le contó que quería suicidarse?
El moreno intentando recomponerse, tambaleante, salió de su casa dispuesto a ir al hospital.
Su mente no terminaba de creérselo, solamente deseaba que fuera una tonta broma por parte del albino, como las que siempre hacía cuando todo estaba bien.
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Auron debía trabajar esa noche de médico, por lo cual estaría en el hospital viendo si todo el mundo hacía su trabajo correctamente.
Había bastante ajetreo lo cual le hizo fruncir el ceño, se dirigió hacía el murmullo de gente, apartándola levemente.
— No me puedo creer que un héroe haya acabado así. — Murmuró una mujer embarazada mirando la escena, y el de piercing más nervioso intentó colarse entre la gente queriendo ver que le pasaba a aquel "héroe".
Le dió varios empujones a algunas personas y entonces pudo verlo.
Willy estaba en la camilla, pálido, con los ojos cerrados, sin respirar, llevaba sus prendas favoritas y esta vez no llevaba su característica boina.
Su aspecto estaba desaliñado, tenía grandes ojeras que adornaba su pálido rostro, su cuerpo pesaba, y sus cabellos estaban revueltos.
Rápidamente Auron le tomó la respiración y no respiraba, entonces se giró a otro médico de allí.