POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE

CAPITULO 42

GIANNY 17

La joven se hallaba sentada sobre aquella mesa de madera que mostraba el hermoso paisaje marino que se encontraba a unos metros de ahí, suspiro con cierta tristeza al sentir como algunos rayos de sol calentaban su piel.

Y la paz que sentía en aquel silencio nuevamente se vio interrumpida por el sonido de aquel teléfono que arrogante sonaba a través de la casa.

----Termina el desayuno.- Escucho la voz de su padre y volteando la vista hacia aquellos que entretenidos terminaban sus platos volvió a meter la cuchara en el tazón de cereal para darle una movida y volver a jugar con su contenido.

----¿ Quién era?.- Pregunto George al ver como Dalia su actual esposa se sentaba nuevamente en la mesa.

----Colgaron...otra vez.

----¿Por qué no comes?.- Dijo la suave vocecita del niño de apenas 5 años que inocente la observaba.

----Brandon termina también tu plato.- La voz de Dalia se hizo presente en el lugar.- ¿Deseas que te prepare algo especial Candy?.- La preocupación que denotaba la pregunta hizo agachar la cabeza a la rubia y negar suavemente.

---Estoy bien

----Entonces termina rápido.- George intento sonar con autoridad pero conocía de los sentimiento que su hija aun no deseaba dejar ir.

----Disculpen pero se me hace tarde.- Alejó el plato hacia el centro de la mesa.- Tengo que irme. - Y poniéndose de pie se retiró hasta la sala del lugar para coger su mochila y dirigirse a la puerta.

----George habla con ella.- Dijo Dalia en un susurro a su esposo.- Tiene que comer algo ya me está preocupando.

----Se lo diré.- Besando delicadamente a su mujer este se retiró para dar alcance a su rebelde hija que silenciosa lo esperaba en la entrada.

Ambos salieron de la casa y montándose en el auto se enrumbaron hacia el instituto donde meses antes Candy había sido inscrita por su padre.

----Deberías ser más amable con Dalia, se preocupa por ti.- Dijo mientras manejaba por la autopista.

----No dije nada malo.- Se defendió apenas.- Solo no tengo hambre.

----Pues deberías de comer, si buscas enfermar para castigarme...solo lograrás preocupar a Dalia.

----No busco eso, así que tranquilo.- El tono apagado que empleó la joven hicieron a su padre apretar los labios.

¿Porque actuaba así entonces?

----¿ Qué pasa?.- Miro por el espejo como esta desviaba la mirada a la calle.- ¿Deseas regresar con tu madre? ¿Eso quieres?

----No, no quiero eso.- Fue la respuesta sincera de ella.- Quiero que confíes en mí.

George se quedó callado por un momento y suspirando pesadamente paro el auto y mirándola hablo.

---- Vendré a la misma hora a recogerte y por favor compra algo de comida.- Entregando el billete vio como ella lo recibía sin mucho ánimo y saliendo del vehículo empezó su camino hasta el interior del recinto.

Hace ya tres meses que había empezado a asistir aquel lugar pero que poco había contribuido en mejorar su estado de ánimo, George la había matriculado con la intención de que empezara a labrarse una carrera para su futuro y que al menos con el cambio de ambiente ir olvidando los recuerdos de su pueblo natal, pero casi nada había funcionado, la rubia se había convertido en una sombra que deambulaba por los pasillos y aulas de aquel reconocido lugar, sociable nunca había sido, solo había tenido dos amigos: Anthony y Terry. Y peor aún en estos momentos que nada le llamaba a iniciar algún tipo de amistad.