epílogo

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Hospital general
2:47 a.m - área de emergencias

Sólo podía ver a la gente correr de un lado a otro, llevando medicamentos, sueros, equipo médico y a mis compañeros tratando de conseguir información alguna.

Un molesto pitido no me dejaba escuchar nada, era como si todo el sonido estuviera atrapado, mis oídos no escuchaban nada y comenzaba a sentirme mal.

Frío, mi cuerpo se sentía helado, como si el sudor que me cubría fuese agua helada; mis latidos eran acelerados y de no ser por ellos, podría fácilmente decir que estaba muerto.

Lo estuve desde que vi la mirada apagada y perdida de mi hermana, inerte entre los brazos de mi mejor amigo, con una herida que perforaba su abdomen y pecho.

No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, solo podía estar seguro de que mi vida se había detenido al ver sus ojos apagados.

Si cerraba mis ojos, todo se repetía por milésimas de segundos, eran imágenes rápidas, pero lo suficientemente claras para obligarme a no cerrar los ojos por más tiempo del necesario. Kirishima dejaba espacio a mi hermana, habíamos escuchado un ruido ahogado de ella y su braso había dejado de sujetarse del de Kirishima, quedando suspendido en el aire. Vimos su rostro, pálido y con sus mejillas humedas por lágrimas que terminaban su último recorrido. Un hilo delgado de sangre había hecho el suyo propio desde la comisura de su labio hasta su mentón. Sus ojos estaban sin vida, el brillo de inocencia, alegría que tenia antes, se había ido...

Recuerdo que sujete su pequeño rostro cuando los villanos se fueron y pude ver a Kirishima arrodillado en el suelo, estaba en shock, aún sosteniendo su cuerpo.

Recuerdo que mis mejillas no dejaron de humedecerse, desde que tome por última vez su pequeña mano y la abracé, llena de pequeños cables conectados a ella y con un tubo en su boca. Mis cuerdas vocales parecían desgarrarse con mis gritos, súplicas a ella, al cielo, por una segunda oportunidad.

Rogue que volviera, que abriera sus ojos y me dijera que estaba bien y que dejará de ser exagerado.

Rogue al cielo por al menos otro día a su lado para hacerla la niña más feliz antes de que parta.

Suplique a los médicos que hicieran algo más, grite por ayuda pero ninguno de ellos se movió de donde estaba. Eso sólo hizo que mi poco control - si es que todavía lo tenia - se fuera por el caño; grite, lloré sobre el pequeño torso de mi hermana apretando mi agarre a sus brazos.

Recuerdo a Deku separarme de ella cuando comencé a maldecir y mi quirk se hizo notar, tenía una mueca de dolor en su rostro, evitaba ver hacia mi hermana tumbada en la fría camilla de hospital.

Todos los que formaron parte de su vida, los que le hicieron reir y fueron testigos de su alegría, energía, de sus idioteces diarias y sus bromas, dejaron salir sus emociones.

La habitación se llenó del llanto de todos nosotros. Di un grito, sintiendo a mi garganta doler por el, pero el rostro de ella seguía tan apacible como estaba al entrar, seguía inerte, parecía dormida.

Pero la sangre, los cables y la manguera de entubacion en su boca me daban el golpe de realidad.

Se había ido.

Todo el futuro que tenia planeado, que imagine con ella, siendo un héroe y llegando a nuestra casa, con ella estudiando o haciendo cualquier mirada en casa. Pero ahí.

Ella estaba en cada uno de mis planes desde que la sostuve en mis brazos siendo una bebé, ella fue la primera que se quedó conmigo desde siempre, siendo testigos de cada una de mis facetas, pero demostrandome su cariño con cada una de ellas.

Ella era mi mundo.

Era por lo que decidí seguir adelante.

Era todo por lo que queria pelear y hacer de este un mundo mejor, un mundo donde ella pudiera irse de la seguridad de mis brazos y volviera a ellos sana y salva.

Todo se estaba desmoronando.

El futuro lleno de colores que había trazado con ella se estaba tornando en negro, perdiendo todas mis esperanzas, sueños y metas para ella, con ella. Mientras no podía hacer más que mirar con rabia su hermoso nombre.

Tallado en una maldita lápida fria de concreto blanco. La sonrisa que se mantenia en su rostro, solo podría verla a partir de ese día en esa lápida. Encrustrada en ella con un vidrio que la protegeria del clima.

Era una tumba pequeña, junto a dos grandes que llevaban más tiempo allí, las tres con el mismo apellido.

Se suponía que no sería así, se suponía que yo me graduaria y ella me vería con orgullo desde su lugar, reservado solo para ella.

Se suponía que iria a la escuela, que entraria a un equipo y ganaria méritos por ellos, que sería una nerd y tendría amigos de su edad con los cuales salir a jugar al bosque.

Se suponía que entraria a la secundaria, que tendría aun a sus amigos de la primaria, que seguiría haciendo deportes y llegaria a casa con esos chicos o chicas, estudiarían y hablarían de sus planes a futuro.

Se suponía que los médicos se equivocarian y ella llegaria a ingresar a la UA, se convertiría en una heroína, de las mejores de su clase. De todas las clases. Y yo la vería con más que orgullo desde mi lugar reservado, como ella debía hacerlo conmigo.

Se suponía que debían pasar tantas, pero tantas cosas...

Tenía que verla con su pareja y hacer escenas de celos, fastidiar a esa persona especial para ella, probar que sea lo suficientemente buena para el ángel que era mi hermana.

Pero tenía que ver con dolor la foto en la lápida, donde ella siendo practicamente una bebé, sonreía a la cámara, rodeada de hojas, en su mayoria dibujadas, y crayones.

Muchos crayones que ahora estaban esparcidos por mi habitación.

No se como podría quejarme ahora de eso, no se como podría siquiera poner un pie lejos de ella.

De su tumba.

De su nombre tallado de forma aburrida para su edad.

De su foto, sonriendo con tranquilidad a la cámara, y a su hermano mayor, que le sacaba una de tantas fotografías que seguían en mi habitación.

No tenía a donde huir.

Vaya donde vaya, habría algo que me recordaría que fracase como hermano.

Que fracase como el héroe de mi pequeña hermana.

Mi Héroe | Katsuki Bakugo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora