~En las sombras de la Mafia~ Rivamika♡

1. Prólogo

En Osaka Japón, vivía Mikasa junto a su familia compuesta por padre y sus 5 hermanos pequeños. Su madre había fallecido hace 7 años al dar a luz a los gemelos, desde esa fecha Mikasa con solo 8 años había ayudado a su padre con las labores del hogar e incluso lavando la ropa de sus vecinos por comida para sus hermanos.
La localidad donde ellos vivían, era muy pobre, peligroso con la presencia de drogas, delincuencia y negocios ilegales. Su sector era manejado por la mafia Mado, la segunda mafia más importante de Japón luego de los Dong.
Ellos visitaban 2 veces al mes a los vigilantes que tenían, por ello sabían cada movimiento de cada uno de los lugareños.
Un día, luego de que Mikasa cumpliera 15 años, dos vigilantes llegaron a su casa, ella escondió por seguridad a sus hermanos en el clóset mientras a los gemelos los encargó a la vecina. Su papá fue quien los atendió mientras ella espiaba lo que hablaban.
—Queremos a tu hija.
—Que? -Mi papá hincado frente a ellos, no entendía la situación.
—Nuestro líder quiere a tu hija a cambio de protección y una mensualidad de por vida—El matón que había guardado silencio todo el tiempo dejó un maletín sobre la mesa con una suma incalculable de dinero.
—No entiendo, disculpen. Para que querría a mi hija?, es una niña! —dijo esto último como súplica.
—Él se ha enterado que tu hija es muy bonita y desarrollada para su edad, él la ha visto un par de veces sin que ella lo notara, él la quiere para hacerla su esposa.
El papá de Mikasa lloraba inconsolablemente, al igual que ella.
—Por favor anciano, si tus hijos no mueren baleados o por drogas, morirán  por la pobreza en la que viven —desenfundó su arma y agregó— de igual manera, en caso que te niegues tenemos órdenes de hacerlo por la fuerza sin dejar testigos, sabes lo que eso significa.
—Padre, está bien, iré. —La chica corrió hacia su padre y se arrodilló al lado de él mientras lo abrazaba- estaré bien, te lo prometo, ese dinero les sentará bien.
Su papá aún no podía creer lo que estaba viviendo, negaba con su cabeza sin poder articular palabra alguna.
—Cuidalos, los quiero.
Sin más, el matón silencioso la tomó del brazo jalandola hasta un auto de lujo que se encontraba fuera de su casa mientras sus ojos se nublaban por las lagrimas veía como su padre corría tras el auto sin poder alcanzarlo.
Desde ese entonces no volvió a ver a su familia, ni tampoco a sonreír.