Los gritos de la planta baja la hicieron sobresaltarse. No quería ir ahí, pues sabía que su hermano, padre y madre estarían esperándola.
No deseaba verlos... No en esas condiciones.Se levantó del frío suelo, un poco mareada. Se dirigió hacia el baño, donde tomó del botiquín, un par de vendas y un frasco de pastillas de analgésicos. Volvió a su cuarto y procedió a verse al espejo; sus ojos tenían ojeras, tenía el labio roto, su nariz inchada y un gran moretón morado alrededor de su pómulo izquierdo.
Tomó las vendas y se las colocó; cubriendo su estómago y muñeca derecha, teniendo que ignorar el dolor que sentía cada vez que tocaba la zonas lastimadas. Una vez terminada ésta acción, Cadence cogió de su brocha un poco de maquillaje y lo aplicó en su lastimado rostro. Sabía que ocultar sus heridas era algo imposible, pero al menos no se vería raro y le ahorraría algunos gritos de su padre.
Abrió el bote de pastillas e ingirió dos, luego caminó hasta llegar a su puerta, donde se detuvo antes de abrirla, considerando detenidamente el descender de su habitación. Pero el pensar no duró mucho y pronto escuchó más gritos.
-¡Baja ahora mismo!- La voz de su padre la hizo entrar en pánico.
Suspiró pesadamente y finalmente salió del cuarto.
Descendió apoyada del barandal cuidadosamente; flexionando sus rodillas y procurando no caer.
Lo primero que vieron sus ojos fueron dos cosas:
La primera; a su padre apoyado en el marco de la puerta viéndola fijamente.
Y la segunda; a su hermano haciendo tarea.-¿No pensabas bajar?- Preguntó su padre David en un tono de reproche.
-S-sí, s-sólo necesitaba...- Dejó de hablar en cuanto David se acercó a ella, amenazante.
-¿¡Crees que no sé lo que pasó hoy!?- Cuestionó alzando ambas manos en un signo de exaltación. -¡Otra vez tuvieron que corregirte!- Hizo una pequeña pausa. -¿¡Cuántas veces tenemos y tienen que hacerte entender que lo que haces está mal!?- El hombre de metro y setenta la tomó por ambos brazos, subiendo bruscamente ambas mangas de su sudadera azul y dejando al descubierto el vendaje que cubría los dichosos moretones y cortes. La empujó y tal fue su fuerza que obligó a la pelirroja a caer de espaldas, golpeando su espalda con el filo de las escaleras.
-¡Eres un fenómeno!- Grito. -¡Espíaste a esas chicas en el baño!, ¡Kean te vió!- Repetía con demasiada furia.
Un gran nudo en su garganta se formó. No entendía porqué hacían aquellas acusaciones faltas. Si ella entró a los baños, fue porque buscaba esconderse de los imbéciles de Kean y Alex.
No podía soportar que se le acusara se algo así.
-¡Eso no es cierto!- Soltó con gran valor y se esforzó por no vomitar mientras decía cada sílaba: no le dolía solo el estómago, también se sentía demasiado agotada. -¡No es cierto!, ¡Yo no ví a esas chicas, tan solo quería esconderme, quería evitar
otra paliza!- Exclamaba mientras se golpeaba el pecho cómo muestra de su desesperación.
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Papel De Flores
Teen FictionEl único error de Cadence era ser ella misma. Todos a su alrededor la consideraban un ser despreciable, es por eso que justifican cada herida en su piel... Es por eso que justifican las palabras hirientes y obscenas. Sus padres no eran la excepción...