❝Una de las tantas cosas que compartía con ellos era el deseo de proteger a un ser querido, aparte de la repulsión hacia las leyes de los Vulturi.
Ella era la única que podía con todo, quien iba a acabar con lo que se empezó por error. Porque Danina...
| Primer acto: una bruja llega a casa; segundo acto: la misma bruja descubre nuevos poderes; tercer acto: la bruja colapsa. ¿Cómo se llamó la obra?
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Danina
Tomó un tiempo llegar a Forks, no porque fuera un sitio lejano sino porque hicimos unas cuantas paradas para que Anuel y sus hermanas se alimentaran. Aquello no era una situación que tanto yo como los hermanos Cullen adoraran, de hecho tuve que poner a Jasper y Emmett en un estado de trance para que sus instintos no se descontrolaran, cosa que con Edward no fue así. En cambio yo tuve que ser fuerte para rechazar mi deseo de ir y drenar a cuantos humanos se me antojaran, más que nada porque quería dejar esa dieta. O quizá era porque Edward estaba ahí pendiente de mis acciones.
Ya había causado demasiados problemas y decepciones, no quería añadir más a una lista imaginaria.
Tan pronto como pisamos el pueblo - específicamente el bosque- sentí un alivio acompañado de calidez. Quería ver lo más pronto posible a todas esas personas que dejé atrás al irme.
Entonces, como si un balde de agua fría me cayera encima, caí en cuenta de un detalle que había ignorado todo ese tiempo: los Vulturi.
— Demonios —Mascullé entre dientes.
— ¿Sucede algo? —Preguntó Edward.
Alterné la mirada entre él y los demás, quienes ya tenían su atención en mí.
— No, yo solo... —Dejé las palabras al aire dudosa de continuar hablando.
— ¡Danina! —Gritó una voz chillona antes de estrellarse contra mi cuerpo.
Atiné a poner fuerza para no caer de espaldas. La persona me rodeó en un abrazo al cual correspondí.
— Alice —La nombré a la par que sonreía levemente.
— Gracias a dios que estás bien, no sabes cómo nos preocupaste a todos, es decir, creímos lo peor y... —Se detuvo al percatarse de que no íbamos solos— ¿qué hacen ellos aquí?
— ¿Los conoces? —Cuestionó Edward.
— Los he visto en mis visiones —Respondió tras separarse de mí adoptando una postura defensiva.
— ¿Habías tenido visiones con ellos y no nos dijiste nada? —Le reprochó Jasper.
— Eran inciertas —Se defendió.
Por instinto me coloqué frente a los vampiros que ella no dejaba de mirar con odio, solo por si acaso.
Me resultaba de alguna forma gracioso y estúpido que yo estuviera dispuesta a defender a quienes me secuestraron y planeaban usar a su favor. Sin embargo, lo pasado queda pisado pues ellos solo obedecían a su progenitor. Era justificable, ¿no?
