Parte II

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¿Había escuchado bien? Su profesor, el hombre que lo tenía jodidamente loco, ¿Quería follarlo? Al escuchar tremenda propuesta, acompañadas de palabras sucias, provocó en Krist un calor inmenso. El ambiente cambió drásticamente como la tranquilidad del joven, ni siquiera se percató que su cuerpo lo traicionó.

— Oh cariño, te gustaría que te folle aquí y ahora mismo, ¿No es así? Tu temblorosa boca lo demuestra, las inquietas manos y piernas también; te acabas de arquear y esa lengua, la cual acabas de pasartela por esos rojizos labios, te delatan — Prachaya dejó su anterior posición y caminó decidido al lado de Krist y se recostó sobre el escritorio, acercando su rostro al de menor — Habla Krist, no te voy a morder, aun — sonrió coqueto.

Krist en ese momento maldijo a su cuerpo por ser tan obvio y a Prachaya por ser tan inteligente. Pero ¿Qué podía decirle? 

Prachaya esperaba, con teniéndose, por su respuesta y Krist mentiría si le dijera que no quería que lo follase, pero también pensó en sus sentimientos, quería que Prachaya lo follase, pero también lo quería a él. Sabía que una oportunidad como esta no se le presentaría nunca más. Una parte de sí, su dignidad, exigía que le diese una cachetada; mientras que otra parte, su deseo, exigía que ese hombre lo tomase.

Al parecer le estuvo dando muchas vueltas al asunto porque en un momento pudo divisar como Prachaya se alejaba de su rostro y hacia amague de irse haciendo que en Krist se activará una alarma. ¡A la mierda la dignidad! él quería esto así que, como acto reflejo, lo tomó rápidamente de las muñecas.

— ¡No! ¡Joder! espere, y-o... — no pudo ni siquiera terminar porque una caliente boca atrapó la suya. Singto Prachaya lo estaba besando y Krist se sintió derretir tal azúcar en el café. Luego lo cargó y lo sentó en sus piernas. Krist con miedo a caerse, se agarró del cuello contrario, volviéndose loco por más contacto, hasta un gemido se le escapó provocando un eco en ambas bocas.

— Sabía que lo querías tanto como yo — siseó Prachaya con voz ronca, apretando ahora su culo.

— Ah... cállese — gimió nuevamente cuando su profesor empezó a besarlo en el cuello. Krist se sentía enojado todavía, era ridículo que, en un intenso momento, como este, aun se acordase de su nota, pero las succiones y besos por todo el largo de su cuello lograban ablandarlo, Prachaya sabía cómo jugar. En un momento lo mordió, ganándose un fuerte "Ah" de Krist, sin embargo, este no lo alejó.

— Te dije que aún no te iba a morder — rió arrogante — Te deseo tanto Krist — admitió.

Como respuesta el castaño se acomodó mejor, posicionando cada pierna a los costados y rodeo con ellas a todo su Profesor, tal Koala aferrándose a un bambú. Empezó a moverse hacia adelante y al hacerlo clavaba sus talones en la espalda del contrario por la fuerza ejercida, así ambas erecciones se friccionaban.

— Ohh, ¿Así que quieres esto? — preguntó el mayor con una voz llena de excitación — Tengo algo mejor bebé.

Con una mano llegó hasta el pantalón escolar del castaño, abrió el cierre y saco la erección de su alumno, hizo rápidamente lo mismo con la suya y junto ambos miembros para empezar a masturbarlos a la vez.

— Oh profe... — suspiró el menor, escondiendo su cara en el pecho de Prachaya. Este, con la mano que aún estaba libre, lo atrajo más a él.

— No te avergüences Krist, gime para mí, vamos — y así lo hizo el nombrado. Se desahogó en suspiros y gemidos, todos cerca de la oreja de Prachaya. Poco después ambos se corrieron, Krist con una gran arqueada y Singto diciendo su nombre.

Del escritorio ya habían caído muchas cosas, por el mero hecho de que Singto se había sentado completamente para poder cargar a Krist cómodamente. Tomó la cara del menor porque todavía se hallaba escondido en su cuello, tratando de volver a respirar con normalidad y junto ambas frentes.

Profe [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora