not even the gods above (can separate the two of us)

Inspire me (remember me): Parte III

La atmósfera era melancólica, pesada e inaguantable en mayor parte. Había un perpetuo hedor de putrefacción que abarcaba el área, haciendo difícil respirar, pero eso no era importante, no en el momento. A la derecha estaba la hermosa, flamante imagen de los Campos Elíseos; brillantes y hermosos - como Caliope - probablemente cuidado por Perséfone. A la izquierda, también, estaba el río Aquerón y, por supuesto, Tártaro. La escalera ahí impedía a los visitantes  mirar qué estaba ocurriendo, pero ha estado ahí lo suficiente para saber qué encontrará; cuerpos caminando alrededor sin cabeza, disonantes árboles de manzanas brotando nauseabundos del deteriorado piso, almas reviviendo su muerte una y otra vez. Si es suertudo, puede ver a Tántalo, tal vez incluso a Sísifo ahí cargando rocas o ahogándose en lo que es más como un híbrido entre arena movediza y barro.

Mientras cruzaba la muerta y deteriorada tierra, pudo ver los huesos y almas mirándolo, todos gritando y corriendo de arriba a abajo con la noticia de su llegada; eso es, incluidos los jueces.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Éaco cuestionó, bajando de su silla rápidamente y encontrándose con sus implacables pies. Lo observó cuidadosamente y vio la tableta de escritura en su mano. "¿Caliope? ¿Qué está haciendo acá Caliope?"

"¿No se supone que tienes que vigilar los Prados Asfódelos?" la tableta de escritura cayó de su mano y se transformó en la hermosa Caliope, quien temerosamente envolvió su brazo con el suyo todo el tiempo en que Éaco solo observó. "Estoy aquí para ver qué castigo cae en él."

"No te preocupes por los Prados Asfódelos, puse a Radamantis a cargo mientras Tánatos cuida Tártaro." Durante su camino, nunca dejaron de caminar derechos, a pesar de lo que había en frente de ellos; pisaron algunas almas que estaban en su camino a los Campos Elíseos y casi chocaron con Cerbero. "¡Esto se está volviendo ridículo!" Éaco exclamó y puso su mano en sus hombros, tratando de regresarlo pero terminó siendo empujado hacia sí mismo. "¡Por favor, dejen de caminar por un momento y expliquen qué demonios está sucediendo!"

"No puedo parar," murmuró furiosamente. "He sido enviado aquí por ordenes directas de Simon, literalmente no puedo detenerme."

"¿Zeus?" Éaco miró alrededor, cuidadoso de que nadie escuchara. "¿Por qué? ¿Qué pasó?"

"Yo-"

"Bueno, bueno, bueno, mira lo que la marea arrastró," la resonante voz de Hades disuadió todo movimiento del Inframundo. Los tres se detuvieron en el instante y levantaron la mirada en reverencia. Hades estaba parado en la cima de un rudimentario, destruido, deteriorado edificio constituido mayormente por huesos, cráneos y desperdicios. A su lado estaba Perséfone, sonriendo suavemente hacia ellos mientras descansaba su cabeza en el pecho de Hades.

"No sé a quién más esperabas, pero no fui arrastrado por Poseidón."

"Ciertamente, no a ti," Hades rió entre dientes y saltó, caminando hacia él casi amenazante. Hace a Caliope esconderse detrás de él, sin querer ver a el dios del Inframundo en esos términos. "No, fuiste traído por el gran papi de arriba esta vez, ¿hm?"

"Vamos, Zayn, no tergiverses," exclamó y miró a Hades a los ojos. "Solo dame cualquier endeble castigo que Zeus dijo que me darías."

"¿No te has dado cuenta de cómo Simon ama comprometer la vida de otros dioses para ajustar su agenda personal?" Perséfone rió entre dientes y se aproximó a ellos también. Chasqueó su muñeca para ordenarle a Éaco irse y extendió su brazo a la pareja. "Niall hablando, ordenado por Zeus para estar aquí porque este idiota se estaba sintiendo solo. Créanme, no seré endeble."