En fin, no salió nada mal la pequeña cita que tuve con Alastor, bueno... Si hubo un momento incómodo:
—«¡Alastor...! Para. Pareces ya como todo un maldito tóxico —murmuré—. Husk y yo solo somos amigos. ¡Nada más!... —él me tenía acorralada en una pared en lo más profundo de un callejón que estaba al lado del restaurante.
—«¿En serio? ¡Entonces por qué no quieres volver conmigo! Podríamos volver a ser lo que éramos antes —me agarró del mentón—. ¿No crees eso, cariño? Sabes que nunca te dejaré en paz.
—«Ah, sí... —dije viendo hacia otro lado, incómoda—. Pero sería enfermizo de mi parte volver con mi asesino. Si no fuera por tus jodidos celos, quizá, tan solo quizá, hubiese vuelto contigo desde hace años... Así que... Sácate esa puta idea de que me gusta Husk y de que tú y yo seremos algo otra vez. Él es solo mi amigo, nada más.
—«Sí... Amigos. Claro. Claro —murmuró como si se tratara de una amenaza—. ¡Bueno! Mejor volvamos a mi hogar, querida» —exclamó como si nada e, inesperadamente, sus labios rozaron con los míos. No hice nada más que solo empujarlo y él se empezó a reír.
O sea... ¿Acaso no entendía que Husk y yo solo éramos amigos?
Decidí respirar profundamente mientras subía las escaleras del apartamento en el que vivía hasta que llegué a mi habitación. Entré y después de unos minutos me dormí.
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La noche siguiente volví al bar. No era de esperarse para mí ver a todos los clientes preguntándome sobre el por qué no había ido la noche anterior.
—Ya. Tranquilos. Solo anduve con alguien afuera —respondí casi de mala gana, mientras le servía vino a un cliente.
—¿Ya encontraste pololo, eh? —cuestionó un cliente, burlón.
—Ni lo quiera Lucifer —suspiré—. No tengo tiempo para esas cosas ya.
Muchos clientes se les hacía difícil en creerme cuando les respondía de que yo no necesitaba un novio y de que no me gustaba nadie, supuestamente porque me veían muy linda como para no tener a un chico a mi lado.
Sé que no me pasará lo mismo como lo que me pasó con Alastor, pero bueno...
Mientras las horas pasaban reía con los clientes hasta que llegó mi demonio favorito. No sé, lo consideraba como mi demonio favorito en el bar.
—Vaya, michi —le di su botella como una manera de saludo y él la agarró tranquilamente—. ¿Cómo has estado hoy?
—Eh, bien, supongo —respondió sin interés y empezó a beber—. ¿Y tú?
De verdad, siempre me sorprendía de que él se acercara al bar cuando ya no había casi nada de clientes. Algo que me daba la oportunidad de hablar con él.
—No pues, más que bien —respondí sonriendo, y me recosté en la barra—. Te veo más tranquilo de lo común, Husk. ¿Pasa algo?
Él alzó una ceja y me dijo:
—No, nada —siguió bebiendo.
Entrecerré mis ojos. Sentía que quería decir algo. ¿Acaso seguía molesto solo porque yo pensé de que él se me iba a declarar y le rechacé?
—Ah, claro. ¿Seguro que no quieres decir algo? Me preocupa esa tranquilidad tuya —dije y toqué la punta de su nariz de manera juguetona. Él solo frunció el ceño y dejó su botella.
—De verdad, si jodes.
—¡Ja! Lo sé —dije casi a carcajadas—. Si eres alguien cercano a mí, mi jodedera estará presente cuando estés conmigo.
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B A R L A D Y [HUSK x TÚ (OC)]
FanficDurante tantas décadas ella tan solo se enfocaba en su trabajo y nada más mientras que cada vez se olvidaba de los millones de placeres que el Infierno tenía que ofrecer: sexo, drogas, etcétera... Entre los vicios que ella miraba a diario en el bar...