21

36.7K 6K 2.2K
                                    

—¡JUNGKOOK DESPIERTA! —gritó desesperado— JungKook, ¿Qué tienes?

Jimin llevaba alrededor de un minuto intentando obtener alguna respuesta por parte de su hermano mayor, pero el chico parecía andar volando por el universo.

JungKook tenía una cara de bobo en su máximo esplendor; sus mejillas estaban rojas, su ojos perdidos en alguna parte del lugar y una sonrisa boba en su rostro mientras sus manos tocaban sus labios.

—¿Tengo que llevarte a la enfermería? —preguntó un poco indeciso.

—Me besó, Jiminnie… Él me besó, no yo. —susurró mordiendo su labio inferior.

El alfa aún podía sentir el calor y la suavidad de los suaves belfos de TaeHyung sobre los suyos. Recuerda sus pequeñas risas maliciosas, y sus ojos brillosos después de besarlo.

Su lobo estaba más inquieto que nunca; corriendo, aullando y revolcándose en su interior. Aún no podía creer que el omega lo haya besado —a su parecer— sin razón alguna. Tal vez debió de ser algún tipo de héroe en su vida pasada para haber obtenido tal recompensa.

Jimin abrió sus ojos. —¿Qué?, ¿Quién te beso? —comenzó a caminar en círculos mientras agarraba gran parte de su cabello con sus manos—. TaeHyung no puede enterarse de esto.

JungKook no prestaba atención a la desesperación que el menor estaba teniendo. Estaba más concentrado en pensar en el futuro que tendría junto a TaeHyung, porque el que le haya besado significaba que le gustaba, ¿cierto?

A su edad ya era algo muy común el que tanto alfas cómo omegas buscaran sentar cabeza con su pareja, pensar en cachorros en un futuro cercano y formar en lazo.

En ese momento no le importaba si estaba siendo demasiado irracional, o estaba llevando las cosas demasiado apresuradas en su cabeza.

—¡JUNGKOOK! —Jimin no lo soportaba más. Pegó con una de su manos en la pálida mejilla de JungKook, haciendo que un paf hiciera eco en la silenciosa habitación.

Ambos chicos se pusieron rígidos.

—Me pegaste —dijo el alfa peli-negro—. ¡Maldito demonio!

Jimin tragó saliva ante la expresión dura que el otro tenía, pero no podían culparlo. Necesitaba tener a JungKook con los pies bien puestos en la tierra.

—JungKook… escucha —pidió en un susurro cuando el otro comenzó a acercarse lentamente mientras el daba pasos hacia atrás—. JungKook, esto es muy malo.

El otro detuvo su paso, mirando a su hermano lleno de curiosidad. —¿El qué es malo?

Jimin suspiró tranquilo. —TaeHyung nos encontró a YoonGi y a mí besándonos.

—¿Qué? —su cuerpo se tensó—. ¿Cuando pasó eso?

—Hace unas pocas horas —bufó cansado—. YoonGi pasó llorando como por dos horas.

—¿Por qué lloró?

—Porque es muy obvio que TaeHyung se va a enojar con él —rodó los ojos—. Lloró porque sabe que TaeHyung se alejará de él cuando sepa que también es parte de nuestra mentira —su tono de voz cada vez se escuchaba más triste—. Me dolió mucho verlo llorar por nuestra culpa.

El alfa menor llevó una de sus manos hacia su pecho. El omega había llorado tan amargamente no sólo por el hecho de saber que TaeHyung no le hablaría, sino también porque estaba consciente que el omega iba a sufrir al saber la verdad.

—Y-yo… —Murmuró con sus ojos llorosos el peli-negro—. No pu-puedo…

—¿No puedes qué, JungKook? —susurró confundido.

un omega de mentira | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora