• Despedida •

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—Respiración Solar, segunda postura, Cielo azul despejado -Hikaru se encontraba girando su cuerpo ejecutando un corte circular de 360° con una postura perfecta y gran rápidez, fuerza además de buen control.

En esos cuatro años entrando junto a su padre y Michiko mejoró mucho, podía realizar todas las posturas de respiración de sol.

Su marca se había manifestado como la de su padre, por poco llegando al mismo nivel que él, se había esforzado mucho y había crecido en una joven adolescente de 14 años, muy hermosa, también en su personalidad y de un cuerpo ya algo desarrollado, el cual siempre cubría muy bien pues era bastante discreta, pero seguía teniendo un toque de niñez.

Su padre le había entregado una verdadera Katana Nichirin, al inicio era color negra, más aprendió a que esta tomara el color rojizo, incluso le habían entregado su propio cuervo, pero ella no iba a ninguna clase de misión.

Yorīchi no lo había permitido aún.

—Yo sabía que podías Hikaru-chan -Decía mientras la veía con orgullo-.

—¿Pasa algo Michiko-San? -Dijo ella sin verlo, ya que podía sentir su orgullo pero al final de la frase, tristeza en su voz-.

—¡Eres muy buena deduciendo Hikaru-chan! No te preocupes que no pasa nada, no aún -Le respondió con una sonrisa como siempre mientras revolvía su cabello, algo que ya era costumbre-.

Hikaru se quedó en silencio, ella sabía perfectamente a que se debía...

—Es hora del almuerzo entonces... -No quería hacerle hablar de eso, y a ella también le dolía pensarlo, ahora más que nunca quería que esos momentos duraran para siempre-.

—Me gustaría quedarme -Decía con cierto aire de decepción mientras llevaba su mano a su cuello y suspiraba- Tu comida es realmente deliciosa, pero...

—¡Al norte! ¡Norte! ¡Debes ir al norte! ¡Un dmonio ha desaparecido muchos humanos y también cazadores! -Habló un cuervo volando sobre su cabeza-

—¡Ya te escuché Matsuko! -Suspiro profundamente otra vez- Como ves tengo una misión, he escuchado que hay un demonio muy fuerte algo lejos de aquí, está haciendo muchos estragos así que me debo ir ahora que hasta cazadores han desaparecido -Al notar su tristeza la tomó de los hombros-.

—¡No te preocupes Hikaru-chan! ¡Volveré y comeremos juntos! Lo prometo, y sabes que no rompo mis promesas -Sonrió y ella bajo la cabeza asintiendo- No me gusta verte triste Hikaru-chan, sonríe ¿Sí? No quiero irme a este viaje y que recuerde un rostro triste todo el tiempo, vamos una sonrisa -Dijo agachandose a su altura y ella le miró-.

—Vuelve pronto Michiko-Kun -Le dió una sonrisa sincera y dulce, que por un momento hizo que el corazón de Michiko se acelerase sonrojandose, pero rápidamente quitó eso de su mente pues a su vista, era todavía aquella niña de seis años que conoció-.

—¡Eso me agrada! -Revolvió su cabello sujetado en una coleta como la de Yorīchi nuevamente- Bien, nos vemos, espero que Yorīchi-Sensei vuelva pronto para verlo.

—Adiós -Dijo ella, sin saber... -.

O bueno, tal vez sí sabía, que esa sería la última vez que le vería con vida, no por que no tenía confianza en que le ganaría al demonio, después de todo él era muy fuerte usuario de la respiración de sol.

Aunque ella resultó ser más fuerte que él lo admiraba bastante, él era prácticamente el tercero más fuerte de la respiración de sol, pero ella jamás le alardeo nada pues el decía que iba a acabar con todos los demonios antes que ella, la cuál solo asentía apoyandolo.

≈Nueva Generación≈ «‡La hija de Tsugikuni Yorīchi‡»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora