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No sé muy bien donde comenzaron todas mis inseguridades y dudas sobre el amor, el propio y el verdadero amor de película, tipo notebook. Así que empezaré por el principio... mis padres.

Ellos se conocieron en la escuela, los típicos chicos populares; él, capitán del equipo de futbol y ella la porrista sexy del equipo (¿han notado que nuestros padres tenían un cuerpazo en su juventud? Odio no saber que hacían para ser tan estilizados), juraron que se amaban y que iban a llegar juntos a ser abuelos de todos los nietos que mi hermana menor Libby y yo les diéramos, incluso me procrearon en el auto de mi abuelo, un Tsuru azul mientras escuchaban Dream on de Aerosmith, siendo aún unos adolescentes, ya sé, antes todo era más romántico, esto me inquieta un poco ¿tenía todo para ser una joven promesa o no?, pero sigo pensando ¿dónde me cortaron las alas?

Bueno continuemos... pronto mi mamá quedó embarazada y mis abuelos no se lo tomaron muy bien, le prohibieron ver a mi padre por una temporada (súper Romeo y Julieta), pero se aferraron a su amor como si fuera a ser eterno (jajaja, lo siento, pronto entenderán el chiste). Mi padre empezó a trabajar y dejó la preparatoria, se abrió camino sólo y antes de que llegara yo al mundo, ya teníamos donde vivir, no era una mansión, y ni siquiera era de su propiedad, pero sus promesas eran los cimientos para que ese pequeño departamento se convirtiera en el castillo para su princesa que venía en camino o sea moi.

Las cosas marcharon de maravilla los primeros años, mi madre me contaba cómo conoció a mi padre casi todas las noches (era mi cuento favorito debo admitir) y las maravillas que él hizo para conquistarla, las rosas, los regalos, las cenas en lugares fuera de su presupuesto, los pequeños detalles que los hombres creen que no son importantes, pero valen oro. Tomen nota: chicos no importa que no sea nuestro cumpleaños amamos sentirnos amadas, los mensajes cursis de buenos días, el desayuno en la cama y por favor digan que somos bellas y delgadas (todas sin excepción no sean patanes).

Algunas veces me quedaba en casa de los abuelos para que mis padres salieran a bailar, amaban el rock & roll, y, de hecho, eran buenos, muy buenos bailando, recuerdo haberlos visto bailar sólo un par de veces en alguna reunión y detesto no haber tenido a mi alcance un Smartphone para grabarlos y subirlos a todas mis redes, sería viral.

Amaba verlos felices, enamorados, hacer tantas cosas juntos, demostrarse cariño y decirse cuanto se amaban, eran mi pareja favorita. Mi madre una reina y mi padre un superhéroe, no había nada que no pudiera hacer, arreglaba las cosas en casa, cambiaba lo que se descomponía y le ayudaba a mi mamá para alcanzar objetos que estaban muy altos o pesados.

Poco a poco construyeron un hogar mejor y nos mudamos, a una casa más amplia, porque a mi padre le empezó a ir de maravilla en el trabajo, incluso ya teníamos un auto propio, ya no había que pedirle al abuelo su Tsuru con poderes de fertilidad, créanme, era muy eficaz, sí, mi hermana también se engendró ahí.

Era muy feliz, no había nada en ese momento que derribara mis castillos...

Una tarde al volver del trabajo mi padre había cambiado repentinamente, mi hermana ya estaba en camino y yo con 8 años. Parecía abrumado, mi madre se acercó a él para calmarlo, pero resultó ser una muy mala idea, el sólo enloqueció más. Se fue a la cama temprano.

Su buro tenía lociones nuevas, pensé que era una buena señal, se iba a poner coqueto para mamá estoy segura. Algo no andaba del todo bien, con el paso del tiempo empezaba a notar las carencias afectivas que antes había, no sabía que le había pasado, fue como si lo hubieran secuestrado hombrecillos verdes (alienígenas) y nos lo hubieran cambiado por un patán, ya no llegaban las rosas para mamá, ya no salían a comer, ya no había pequeños detalles, ahora parecía estar todo el tiempo de mal humor. Desde ese día no los vi bailar otra vez ¿Cómo pasamos de Kiss me de Ed Sheran a total eclipse of the heart? Una vez incluso Salió endemoniado de casa porque la cena no estaba lista cuando él llegó, esa noche creo que fue la primera vez que no regresó a dormir. Habían pasado un par de días en los que llegaba con unos tragos encima y un olor a cigarro, me cuestionaba a mí misma ¿será que trabaja en una cantina? Las cosas se fueron tornado más obvias cada vez. Los escuché tras la puerta gritar, mi mamá había encontrado una camisa con marcas de un labial que no era el de ella, y le reclamaba por las lociones costosas que usaba para irse a embriagar. Él se encendió, era un ogro, sus ojos se tornaron tan oscuros que juro haberlos visto negros. Entre palabras ofensivas se quebraron algunas cosas que arrojaron al suelo... hasta que él levantó la mano.

Me quebró ver a mi mamá sola en la cocina anegada en sollozos. No entendía que pasaba, no sabía porque los adultos tenían que pelear todo el tiempo, lo que sé es que mi empatía me hizo ponerme en los zapatos de mi madre. Sin saber porque lloraba mirándola desde la oscuridad de la escalera de madera, lloré también. Desde ese día mi padre perdió la capa de superhéroe que creí que tenía.

Lo que las CHICAS quierenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora