-La sangre no te define como persona-
— Primo, ¿puedo hablarte un momento? — Dijo la mujer mientras trataba de seguirle el paso. Era difícil caminar rápido entre todas las personas que transitaban por el callejón a esa hora, sobre todo con el niño en brazos y las bolsas de compras estorbándole.
Ya odiaba lo suficiente su vida como para tener que lidiar con ese tipo de situaciones, en ese momento quería enterrar su cabeza en el asfalto.
— — —
La mañana no había ido tan mal, con ayuda de Nori pudo darle el desayuno a su ahijado, perfectamente empleado conforme las anotaciones de la libreta que había tomado de casa de sus amigos, en la cual estaban anotados de manera detallada algunos datos sobre la crianza de bebés, recetas saludables y alguna que otra nota sobre los comportamientos de Harry. Desde qué hacer si hacía rabietas, hasta cómo calmarle si algo le ocasionaba llanto.
El moreno recordó de forma detallada la manera en que Lily se la pasaba escribiendo ahí, a veces cuando estaba con las señoras en eventos sociales, otras mientras él y James jugaban con el menor, o si simplemente releía sus propios escritos cuando, junto a Remus, la ayudaban a preparar la cena. Sirius se había burlado de ella una infinidad de veces; "No sé si ya lo notaste, Prongs, pero tu amada esposa ha adoptado ese cuaderno como una extensión a su cuerpo." Ella sólo ponía los ojos en blanco y James reía cuando la pelirroja no los miraba, porque era graciosa la manera en la que ella se aferraba a esas notas, siempre pendiente de seguir los consejos que otras madres le daban. Sirius no lo habría dicho en voz alta, aunque lo hubieran amenazado con quemar su chaqueta de cuero favorita, pero disfrutaba genuinamente de ver a su mejor amiga tan obsesionada con su maternidad. Le gustaba ver tan de cerca que las madres sí se preocupaban por sus hijos, era casi tan agradable, como demoledor, comprender que las madres que sí querían a sus hijos, eran capaces de cualquier cosa con tal de ver el bienestar en sus pequeños, cualquier cosa como portar una estúpida libreta las veinticuatro horas del día. Lily era una madre protectora, temerosa de que algo le pasara a su amado niñito, apegada de manera estricta a las recetas que estaban entre sus notas. Pero, a pesar de esto, le daba muchísima libertad a Harry, si este corría por la casa o volaba en la escoba que él mismo le había comprado, sólo sonreía orgullosa de su hijo, sin importar lo mucho que le aterraba que este se golpeara o demás.
Ahora era él quien portaba esa libreta todo el tiempo desde que había llegado a su casa con Harry, y aunque Remus le dijo que no era necesaria, Sirius sintió que sí, cada cosa escrita ahí era como un manual, y para el chico punk rock que no había pensado antes en tener hijos propios, resultaba bastante iluminador contar con aquellas hojas llenas de instrucciones. Sobre todo, ahora que ya no contaba con el fabuloso cerebro de Remus para recordarle las cosas más esenciales. Suspiró un poco abatido, la herida de lo de su ex pareja seguía muy fresca, totalmente abierta, pero ya se habría prometido que no podía deprimirse, debía cuidar de Harry, él debía ser su única preocupación.
El desayuno pasó sin muchos percances -más que la enorme cantidad de manchas del pure de zanahorias que cubría la cara de su ahijado, manchas que con mucho cariño limpió- posteriormente se fueron usando la vía red flu hasta el Callejón Diagón, donde le esperaba un día de compras, y, ¿por qué no? Sería una agradable distracción del desorden que era su vida.
El verdadero desastre ocurrió cuando al medio día entró a la heladería del señor Florean Fortescue, dispuesto a consentir al niño y a consentirse así mismo, lo necesitaban y sabía que pocas cosas eran tan reconfortantes como un buen helado de fresas con nueces. Con eso en mente, se acercó con el menor en brazos a la caja, casi pudiendo notar desde ese instante el delicioso sabor de los helados. Estaba jugando con las manitas de Harry mientras esperaban en la fila, cuando escuchó una voz que podría reconocer en cualquier sitio y aunque trató de ignorarla, la curiosidad le hizo aguzar el oído.

ESTÁS LEYENDO
Amores, culpas y rencores
FanfictionSirius no sabe que duele más, la muerte de sus mejores amigos o la constante mirada hastiada de Remus. AU en donde Sirius no mató a Peter y por ende jamás fue preso de Askaban, pero algo peor sucedió, Remus y él rompieron su relación.