-1-

677 55 61
                                    

Aquí está el primer capítulo, me gustaría poder dar una fecha exacta para esto, pero realmente escribo conforme mi inspiración así que como tal no puedo prometer nada pero espero que cada semana tengan un nuevo capítulo. También sería muy feliz si votan y comentan sus opiniones y demás.





-Cuando la música dejó de sonar, y el amor en su mirada dejó de brillar. -








Harry miraba todo con sus dos grandes ojitos verdes brillando; Sirius se preguntó vagamente en qué estaría pensando el menor, ¿se preguntaría dónde estaban sus padres? ¿estaría asustado o contento de únicamente ver a sus tíos? Decidió que probablemente era la segunda, pues sonrió mostrando esos dientitos que recién comenzaban a asomarse. Desvió la mirada del niño no pudiendo soportar lo terriblemente parecido que era a James... el buen James que cuando el primer diente de leche de su pequeño salió, lo presumió como una grandiosa hazaña todo el día con sus colegas.

— Quizá deberíamos darle su biberón ahora... Li... — Le tomo un momento poder continuar hablando, aspiró con fuerza para reunir el valor para pronunciar su nombre. — Lily tenía horarios, no le gustaba desordenarlos. — Dijo como pudo, resistiéndose de nuevo a llorar, necesitaba ser más fuerte ahora que Harry estaba con ellos.

— Por supuesto que tú sabes mucho sobre lo que Lily quería, ¿no es así, Sirius? — Dijo Remus con esa actitud mordaz que sólo mostraba cuando estaba realmente irritado antes de una transformación.

- - -

Ellos no habían hablado realmente sobre lo ocurrido, el castaño se concentraba en ignorarlo desde que Sirius había llegado a su casa en estado de shock con lágrimas brotando de sus ojos y Harry en brazos. Primero ambos se dedicaron a atender la cicatriz del bebé, lanzando hechizos curativos y untándole las pociones más fuertes que tenían para curar las heridas de Remus. Cuando el niño se durmió, Sirius le contó todo al castaño manteniendo la mirada perdida. Desde el cambio secreto de guardián con Peter un par de días antes, hasta como llegó poco antes de Hagrid y supo que esa maldita rata los había traicionado, haciendo a Sirius querer ir tras él para hacerlo pagar y de cómo se había detenido al ver que Harry (al menos) seguía vivo. Remus lo escucho todo con su mirada solemne, después frunció el ceño, dejando relucir en sus preciosos ojos cierta molestia.

— ¿por qué no me dijeron nada del cambio de guardián? ¿por qué no me dijiste nada, Sirius? —Habló el castaño con incomprensión recalcando para enfatizar la palabra dijiste. Sirius se mostró sorprendido por el reclamo, pero mirando a otro punto en la habitación (que no fuera el rostro de su novio contraído por la decepción, la tristeza y el enojo reprimido) y se aclaró la garganta antes de responder.

Tú y yo éramos las opciones más obvias, no podíamos arriesgarnos, yo no podía arriesgarte de esa manera, además, no queríamos sobre cargarte con más cosas, Remus. —Intentó explicarle con tranquilidad, aunque la ansiedad le recorría el cuerpo, recibió una mirada endurecida y un asentimiento distante de su pareja antes de que este se levantara de la silla donde segundos antes había estado.

— Por supuesto, ya es suficiente con que sea un maldito lobo, ¿verdad? El débil de mí no podría con esa responsabilidad, ¿no? Vaya maravilloso plan que tenían. — Dijo con su clásico sarcasmo que mostraba cada que se sentía molesto, Sirius lo conocía bastante bien, y le dedicó otra mirada cargada de dolor antes de dejarlo solo en el comedor.

- - -

De eso ya habían pasado un día completo y sólo sentía arreciar aún más la molestia del castaño, que además descargaba sobre el pelinegro. Habían sido un par de días sumamente complicados, solitarios y confusos, Sirius quiso convencerse de que era por la herida tan fresca en ambos, sólo necesitaban tiempo. Él estaba desecho, pero se recordaba constantemente que ahora Harry dependía por completo de ellos, y por mucho que lo deseara no podía hundirse en la pena de haber perdido a sus mejores amigos. Sabia también que Remus era mucho más responsable con el bebé, siendo totalmente meticuloso en su cuidado, así que se repetía constantemente que el mal humor que su novio mostraba con él era soportable si Harry estaba bien. Ese par de días pasaron como una mancha difusa en el tiempo, habían sido visitados por varios miembros de la orden, tuvieron que asistir al funeral de sus mejores amigos donde todos rindieron honores a la pareja; Para Sirius ese sería para siempre el peor día de su vida, no sólo tuvo que lidiar con el ardiente dolor en su pecho, sino que lo hizo en soledad, puesto que Remus estuvo más distante que nunca. Mientras Remus cuidaba a Harry y entablaba una conversación con su ex profesora Minerva McGonagall, el pelinegro encontró un momento para escabullirse al viejo cuarto de James y Lily, colocó un hechizo silenciador y se dejó llevar por todas sus emociones, deshaciéndose en un mar de llanto y alaridos que habrían quebrado a cualquiera.

Amores, culpas y rencoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora