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Pese a  haber deseado este momento durante toda su carrera, es inevitable para Oikawa mantenerse inquieto. Estar sentado en el autobús de su selección no a ayudado a menguar los latidos erráticos de su corazón, así como la extraña sensación de vértigo que se ha formado en su estómago.
Hacía un par de minutos que el autobús había emprendido el rumbo desde la villa olímpica hacia la arena Ariake, lugar donde disputaría el juego de su vida. 

El castaño suspira cansino, mientras Observa con algo de nostalgia el paisaje, su pasaporte podría haber cambiado, pero sin dudas Japón seguiría siendo su hogar...

— Ché cambiá esa cara, que nos asustás—  menciona divertido Santiago Danani, libero.

— ¿le pasa algo malo al Toto?—  se suma el punta receptor,  Nicolás Méndez — "rescatáte" Totito, mirá que todo va a ser una masa...

Ante la insistencia de sus amigos Tōru decidió responder haciendo gala de su arrogancia —  compráte un perro Santi, y vos Méndez dejá de armar quilombo — musita malicioso — a diferencia de ustedes perdedores... — les enseña su celular—  oficialmente soy el deportista másculino más  sexy de estas olímpiadas— se jacta con superioridad ante la mirada de odio de los chicos.

— pero que hijo de puta sos Toto— gruñe Santi indignado—  los que votaron no tienen los patitos en fila, pero que trucho.

— no se vale ché, vos ya tenías un club de fans en secundaria.

— recuerdan cuando me jodian por  casi no tener barba y mi arcenal de productos para la piel... bueno aquí está el fruto de mi esfuerzo—  se mofa acariciando su terso rostro...

Durante toda la noche Tōru no fue capaz de poder cerrar sus ojos, la emoción y los nervios se habían apoderado de él desde que José Blanco le había enviado los tickets de embarque, la prueba irrefutable del comienzo de aquella descabellada aventura.

—Argentina— susurra, aun sin creérselo, mientras el tren anuncia su llegada a la terminar 1 del Aeropuerto de Narita

—No te quedes ahí y muévete de una vez— protesta Yurika la hermana de Oikawa, empujándolo hacia el andén, ella junto a su madre y Takeru acompañaban al castaño.

—¡hey! No seas bruta — protesta infantil, mientras con su diestra arrastra la maleta más grande.

— No es mi culpa que seas tan lento— se burla sacándole la lengua.

—Yuri...— regaña la matriarca, una mujer que pese a su edad no presentaba arruga alguna, su cabello castaño apenas evidencia un par de canas, era la encargada de sostener la mano de Takeru para que no se fuera a perder

— habrá algún día donde no se comporten cómo niños... — la voz de Iwaizumi se escucha sobre las escaleras mecánicas.

—Iwa chan si viniste— el castaño chilló emocionado ante la aparición de su novio, el cual sin dudar le quitó la maleta a Yurika.

— Hace una hora terminé el pápeleo para la universidad, supusimos que estarían por llegar así que papá me dejó en la entrada mientras el busca un estacionamiento... no todos los días puedes enviar a shitykawa a la Patagonia — se burla el moreno pese a las quejas de Oikawa.

El aeropuerto internacional de Narita pese a no ser el único ubicado en Tokio, es el aeropuerto más utilizado, su ubicación céntrica y conexión inmediata con la línea de trenes JR hacen de este lugar la alternativa perfecta tanto para locales como extranjeros. Las enormes letras luminosas verdes características de la línea JR hacen de Tōru un manojo de nervios, sin embargo, una rápida palmada en su espalda por parte de Hajime lo hacen salir brevemente de su transe.

Con cuidado ingresan por las enormes puertas de cristal de aquella moderna terminar, la cual gracias al horario no se encontraba tan atestada de gente. Las baldosas blanquecinas generaban el perfecto contraste con las azules que conformaban un camino similar al de una pista de atletismo.

— es por aquí— menciona un hombre de tez morena y cabello picudo, Iwaizumi Ryuichi el padre de Hajime, el cual señalaba hacia un enorme ascensor —me informaron que debemos dirigirnos a la zona de recepción después de que Tōru se registre el acceso es restringido para una personas— comenta el hombre con un deje de nostalgia, mientras el ascensor comienza su ascenso...

—No hagas nada estúpido — mustia al borde de las lágrimas su hermana quien no dejaba de abrazarlo — mi pequeño hermano, estoy tan orgullosa de ti— le abraza con fuerza— aunque seas un desastre — lloriquea— y recuerda comprarme aquellas botas de cuero que vimos en internet soy #36 que no se te olvide— pronunció con una sonrisa traviesa para luego llamar a su hijo —Takeru despídete de Tōru

— ten un buen viaje, prometo seguir practicando mis saques y asegurarme que mamá y la abuela no vendan tu fea colección de extraterrestres.

— gracias Take chan, recuerda proteger esa colección con tu vida y además espero que para cuando te vea ya tengas novia— bromea agachándose a la altura del niño, para entregarle una libreta con su firma— consérvalo en algunos años mi autógrafo valdrá millones— mencionó antes de darle un último abrazo y dirigirse hacia el sr. Iwaizumi.

— Ten un buen viaje Tōru— fue todo lo que dijo antes de envolver al castaño en un cálido abrazo — te estaremos apoyando desde casa.

Iwaizumi observó con un deje de tristeza la escena, no pudo evitar recordar gran parte de los momentos vividos junto a ese idiota,aquel que lo arrastró al deporte que ambos aman, aquel idiota que pese a su horrible personalidad, Iwaizumi ama.

Tan absorto en sus pensamientos se encontraba el moreno que solo volvió a la lucidez cuando una cálida mano femenina le acarició el ante brazo — Hajime— nombró maternal — acompaña a mi niño hasta la zona de embarque— menciona regalándole una sonrisa, ante la mirada confusa del menor — tú lo necesitas más que yo— es su respuesta, para luego alejarse y darle un último adiós a su pequeño.

A Oikawa no le sorprende que su madre le haya cedido su rol a Hajime por lo que sin dudar se despide una última vez de sus seres queridos y se dirige junto al más bajo hacia el último tramo.

Cada paso se siente más pesado que el anterior, los nervios comienzan a afectar finalmente a Oikawa el cual ante la mirada de Hajime, se detiene.

— lo siento — es lo primero que escapa de sus labios — soy un egoísta y...— pero es silenciado por Hajime

— ni se te ocurra decir una palabra y escúchame — advierte Iwaizumi con seriedad— Eres un amigo castroso, sin dudas un dolor de culo y un nefastos crush pero, no cabe duda de que eres un Setter asombroso, nuestras familias dicen que desde tu nacimiento hemos sido inseparables, 18 años donde hemos estado juntos en las buenas y en las malas, 18 años han bastado para caer enamorado— responde, mientras su garganta se apreta.

— Iwa Chan— gimotea sin ser capaz de contener sus lágrimas, mientras el moreno lo aprisiona contra su pecho.

— tranquilo, superaremos esto — intenta consolar— debes enfocarte en ser el mejor y no importa si estamos de lados distintos de la cancha o continentes...yo siempre estaré para ti.

MamihlapinatapaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora