-¿Te gusta?
Mire por la ventana del bar, hace tres meses hubiera respondido que no, que no me interesaba su sonrisa, que no me gustaba su cabello, que no me gustaban sus ojos tampoco su figura, mucho menos sus manos… eso hubiera dicho hace tres meses. Ahora el karma se metía en mí, como un veneno débil apenas detectable, silencioso y en su aumento envenenara mis órganos afectado mi corazón impidiendo más latido atrayendo mi muerte.
No podía negarlo la amaba, la amaba como no ame nadie, la sentía como nunca sentí a nadie y era mía, mía hasta un punto inquebrantable.
Mire a mi amiga Scarlet, seguía esperando la respuesta a su pregunta. Asentí con la cabeza lentamente, tome el cigarrillo que estaba posado en el cenícero y tome una bocanada.
-Ay Ivan.- Suspiro.
-Yo sé que la trate mal, que la destrocé, que mate sus esperanzas conmigo, pero nunca… nunca note el efecto que tenía en mí, la paz que sentía al estar con ella… Yo ni siquiera quería enamorarla, ella soló fue cayendo.
-Ella te amo, te suplico, te comprendió y aun así fuiste el mismo idiota que la destrozo. Y es que solo piensas en ti, eres egoísta, no te importa los demás, solo ¡TU!
-¡Basta!- suelto dolido.
Scarlet me mira con ira, se levanta de la mesa estaba a punto de irse, se detiene unos segundos antes de dirigirse a la puerta y me dice en voz fría.
-Ahora ella sale con Adam y es más feliz que nunca.
Scarlet abandona el bar y yo me quedo solo, así solo.
