Cuarto Capítulo: El plan

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Hermione caminaba alterada a su sala común, su día no podía empeorar… al menos eso era lo que ella creía…


- un baño frio… - decía una voz inocente detrás de ella, se obligó a girar esperando que no fuera ninguno de sus tormentos

- ¿luna? Perdón, no sé de qué me hablas – decía la castaña con un tono frio y cortante – lo siento, tengo prisa

- que si estas caliente un baño frio te hará bien, te ayuda a despejarte – decía con voz inocente y segura, como si fuera algo muy normal -

Hermione abrió los ojos como platos y sentía su boca rozar con el piso - ¿pero… que? ¡Ven acá! – y jalo a luna a un rincón, rezando porque nadie hubiera oído- ¡luna! ¿Tú…. Me viste? ¿Parkinson dijo algo? ¿Quién más lo sabe? ¿Cómo? Esa desgraciada lengua larga- decía con rapidez y desesperación

- ¡ohh! Es Parkinson, siempre dije que esa chica era candente y pues… lo de la lengua larga no lo he averiguado, pero… si tú lo probaste y dices que así es… ¿cómo ponerlo en duda? – contesto la rubia con seguridad

Hermione sintió ponerse de todos los colores, ella misma se había quemado de una manera realmente idiota

- no te preocupes Herms, tu eres humano, seguro fueron los dygidhlas –

La morena no respondió, no estaba para oír tonterías de criaturas creadas en una noche loca llena de mariguana pero tampoco creía conveniente pelear con luna, no cuando ella sabía su "secretito"

- son criaturas que se meten por tu oreja – dijo al ver la cara de la castaña – y te dicen cosas sucias, te provocan, buscan el calor, a mí me ha pasado un par de veces, pero yo he tenido que usar mi mano para calmar mis ansias – dijo la rubia con tristeza y de pronto su cara cambio a alegría – pero ¡Herms! Tú tienes a Parkinson, seguro que ella te hace el favor

Ahora sí, Hermione sintió venir el colapso de su corazón, tantas emociones, sorpresas y tonterías era demasiado para ella, sintió sus rodillas flaquear y se sentó en el piso.

-¿estás bien? – Preguntó la rubia – si son los dygidhlas deberías ir a calmar tus ansias, solo así se van

- ¡luna! No son esas cosas – dijo cortante – simplemente tengo un poco de temperatura y me siento mal- mintió – con descansar se me quita

- ohh… si, puedo imaginar lo ardiendo que has de estar – dijo Luna con tono burlón – bueno, si necesitas una mano amiga… avísame

Y sin más… la rubia se fue, dejando a una muy desconcertada Hermione.

Cuando la castaña recupero la razón, se movió y a travesó el retrato, otra fue su sorpresa a encontrarse a Ginny ahí.

- Herms, ¿estás bien?- decía la pelirroja

- si, Gin ¿Qué haces aquí? Creí que hoy había entrenamiento

-lo hay, pero me dejaste preocupada, los chicos… bueno… ellos no ven nada más alejado de su nariz – confeso mientras reía – además Harry pensó que regresando a Ron a lo que él le gusta, dejaría tanta altanería que sinceramente me está hartando

¡Lo acepto! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora