Un último cuento

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Abrió lentamente los ojos, no tenía fuerza, se sentía desganado, lo sentía, en lo más profundo de su ser lo sabía, el momento se aproximaba y no podía ser más feliz al respecto, su dolor terrenal al fin se iría.

- ¡Wookie! - lo llamo la cantarina voz de Hae, sonrió porque podía ver a Hae feliz, sonriente y lleno de vida, su amigo parecía especialmente alegre -. ¡Despiertas justo a tiempo!

El castaño lo miró sin comprender.

- ¡Quiero contarte una historia antes de que te vayas con Jong Woon! - le dijo entusiasmado.

La bruma de felicidad dentro de Ryeowook creció aún más, Hae comprendía bien sus deseos, aquel rubio sonriente era la única persona en la tierra que entendía.

- Te ayudaré a darle un final, Hae - apenas y alcanzo a pronunciar.

- Sabía que podía contar contigo, Wookie - le sonrió dulcemente, tomando su mano y agitandola suavemente como señal de agradecimiento.



- Sabía que podía contar contigo, Wookie - le sonrió dulcemente, tomando su mano y agitandola suavemente como señal de agradecimiento

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Lee Donghae era hermoso, un precioso doncel de buena familia, de rubios cabellos rizados que le daban un toque angelical a su aura, la bella tez blanca que solía teñirse de un precioso rojo natural, la delicada figura del muchacho era armoniosa y fuerte. La clase de joven con quién cualquiera quisiera desposarse.

Un joven con un corazón enamorado de un bandido.

El día en que lo conoció, el clima parecía perfecto, el suave viento arrastraba consigo armoniosos olores de los Rosales cercanos, el brillante sol palideció a la vista de Donghae cuando el amable caballero de ropajes negros se posó ante él con una rosa roja en mano, ofreciéndola ante él, ¿De dónde habia salido? Poco le importo al hacer contacto visual con el hermoso hombre.

Lee Hyukjae era su nombre.

Lleno su cabeza con palabras dulces y su cuerpo con besos tibios que a menudo hacían a Donghae perder la cabeza, todo en Hyukjae era prohibido, pero al ver sus ojos poco o nada importaba, porque Donghae habría dado su vida por él, ¡Que ingenuo fue!

𝖳𝗁𝖾 𝗀𝗁𝗈𝗌𝗍 𝗆𝗈𝗇𝗄 | 𝖤𝗎𝗇𝗁𝖺𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora