Supersons (DamiJon) Week.

Hilo Rojo

Sábado: Hilo rojo. 3638 palabras.

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Para Jonathan  la vida siempre fue un hermoso paisaje verde lleno de vida y esperanza.

Nació en una hermosa familia.

Se crió en un bello pueblo.

Tuvo una mejor amiga.

Después un mejor amigo.

Con quien formó el mejor equipo.

Con el que se enfrentaron a diversos y extraordinarios retos.

Peleas fantásticas con extraños villanos.

Aventuras increíbles recorriendo el espacio.

Incluso tuvo su propia guarida secreta, llamada La Fortaleza de la Actitud.

Era una vida perfecta y tan sólo tenía 11 años.

Tal vez habría seguido siendo perfecta por siempre.

Claro que tuvo algunos altibajos.

El temor constante de perder el control invadía sus pensamientos a menudo. Las advertencias de que traería destrucción lo consumían de a poco.

"Pero tengo a Damian", se consolaba. "Él prometió que siempre estaría conmigo, dijo que me cuidaría y que juntos... enfrentaríamos cualquier problema. Juntos aprenderemos a controlar estos poderes".

Pero no fue así.

Durante una larga patrulla nocturna el accidente llegó.

Damian estaba en peligro, enfrentando a un horrible metahumano con garras y piel escamosa, tan gruesa que era imposible de penetrar. Jon ya había sido vencido un par de veces, pues sus poderes habían comenzado a fallar debido a la maraña de emociones que brincaban en su mente.

Su cuerpo estaba débil y cansado, sentía el cerebro hecho licuado y tratar de formular cualquier palabra era una tarea titánica.

–Damian –alcanzó a decir. Pero no recibió respuesta.

El monstruo había sujetado el pequeño cuerpo de Damian en sus manos y lo estaba presionando al punto de destrozarlo.

Jon quería reaccionar, quería levantarse, correr y salvar a Damian. Pero su cuerpo simplemente no le obedecía.

Su estómago comenzó a arder, inundado por una potente lava... como si un volcán le estuviera haciendo erupción desde las entrañas hasta cada extremidad.

Escuchó la explosión antes de verla.

Todo el lugar había sido reducido a cenizas. Y  través de la visión roja que manchaba sus ojos, pudo vislumbrar el cuerpo casi completamente destrozado del metahumano, aún vivo, pero al borde de la muerte.

Su pulso emprendió una carrera, y la adrenalina lo llenó por completo. Las fuerzas volvieron a su cuerpo y corrió hacia el brazo calcinado del monstruo. Damian estaba acunado en su mano. El cuerpo escamoso y poderoso le había protegido de la explosión, que en otras circunstancias, habría sido letal para su vida.

El alivio drenó por completo sus energías enviándolo al suelo. Lo último que vio fue el verde como la kriptonita de los ojos de Damian.

El accidente le hizo preocuparse más por su condición. Sabía que si no estaba en control absoluto de sus poderes, algún día terminaría dañando a alguna persona.

"La primera persona que resultaría dañada es Damian", pensó con resignación. "No importa cuánto lo intentemos, no logro ningún avance".

Y era cierto.