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¡Por fin llegó el día, hoy es Jueves 11 de Marzo!...tendremos nuestra primera cita.

Quería verme bonita para tí, así que me puse el mismo vestido amarillo del otro día.

No te voy a mentir, me siento bastante nerviosa pero sobre todo muy felíz. Llevaría conmigo el pequeño obsequio que me diste, pediste que así fuera.

Ya voy camino a la estación de tren.

...

La castaña ya se encontraba esperando en la estación de tren. Llegó con bastante anticipación debido a que hoy era un día importante, pero no fue la única en pensar así.

Deidara había llegado también. Ambos se acercaron, nerviosos.

-¡Hola!-saludó él, con bastante entusiasmo.

-Hola...-respondió ella.

-¿Lista para...nuestra primera cita?.-sonrió tiernamente.

Sus largos cabellos castaños se movieron junto a ella mientras asentí a con una gran sonrisa en el rostro.

Llegó el tren en el cual había empezado todo. Ambos intercambiaron sonrisas y subieron. Se sentaron lado a lado.

-Perdón...si pedí que nuestra primera cita fuera aquí, en un tren-rió el rubio-Pero esto es importante para mí. Por ello quería que sea en el mismo lugar donde te conocí...-sonrió.

-Esto es igual de importante para mí. No te preocupes por el lugar, de hecho me encantó que decidieras que fuera acá...-comentó.

-Hisa...¿Trajiste la golondrina, verdad?.

Sus ojos color ceniza se cerraron para asentir nuevamente. Sacó el ave de su pequeña cartera.

-Pero...está un poco roto, perdón por mi torpeza...-bajó la mirada, apenada.

El rubio soltó pequeñas risas, haciendo que Hisa alzará nuevamente la mirada.

-Sasori tenía razón. Verás...la idea era que se rompa y vieras el contenido...pero seguro fuiste muy cuidadosa ¿no?.

-¿Tiene algo adentro?-preguntó, sorprendida.

-¿Por qué no lo ves por tí misma?.

La castaña negó rápidamente-Para eso tendría que romperlo...

-Verás, esa pequeña golondrina, desde un principio tenía la función de romperse en tus manos. Lo importante es lo que tiene dentro...

Llevó sus manos y las puso sobre las de Hisa, quien estaba agarrando a la pequeña golondrina. Ambos conectaron con la mirada por unos segundos y luego se escuchó un "crack".

Deidara ayudó a qué la golondrina se rompiera en las manos de Hisa.

Ella, rápidamente llevó su mirada al ave de arcilla que se había roto. Antes de que sintiera tristeza por completo vió un papelito entre los restos de arcilla. Lo tomó, lo desdobló y comenzó a leer lo que había en el mismo.

"No sé cómo acercarme a tí, así que hice esta pequeña golondrina de arcilla. Te gustan las golondrinas ¿verdad?, espero no equivocarme porque eso me llevó a hacer esta pequeña ave. Ví que tienes una en la funda de tu celular así que pensé que te gustarían.
Eres muy bonita, y sin duda quisiera conocerte.
-Deidara."

Los ojos de Hisa se cristalizaron, realmente no se esperaba algo así.

-Sentía nervios cerca de tí por lo que no podía acercarme, entonces se me ocurrió dispersar esos nervios entregando aves a todo el vagón. Pero el tuyo era especial porque era una golondrina...dime, Hisa...¿Si te gustan las golondrinas?.-dijo, al notar que la castaña terminó su lectura.

-Yo...pensé que era una casualidad que me dieras una golondrina...-las lágrimas comenzaron a caer por su delicado rostro.

-N-no llores...¿Hice mal?-preguntó, limpiando las lágrimas con delicadeza.

-Estoy llorando porque no puedo más con tanta felicidad, Deidara-sonrió-en todo este tiempo...no esperé algo así. Cuidé la golondrina porque tú me la habías dado, al notar la grieta pensé que fui yo quien lo rompió, jamás imaginé que ocultaría algo así...

-Sasori pensó que era una idea tonta-rió-pero...quería acercarme a tí a mi manera. Desde el primer momento que te ví lo supe, tenías que ser tú. Y si ahora me das un no, yo seguiré intentando ganarme tu corazón...pero debo decirlo...

Aclaró un poco la garganta y tomó las manos de Hisa entre las suyas.

-Me gustas, Hisa...me gustas mucho...¿Mis sentimientos serán correspondidos?.

Más lágrimas comenzaron a caer por el rostro de Hisa.

-Sí. Deidara...siento lo mismo que tú...-sonrió.

El rubio no pudo evitar gritar de la emoción. Ambos sonreían con demasiada felicidad.

Hasta que una explosión hizo que esas sonrisas se esfumaran. Los gritos de muchas personas en su vagón comenzaron a llenar de pánico el lugar.

Deidara abrazó fuertemente a Hisa, protegiéndola de cualquier cosa que pudiera pasar.

A los segundos, otra explosión resonó en todo el tren. Era más cercana que la primera. La gente no dejaba de gritar.

Los celestes ojos de Deidara conectaron con los ojos ceniza de Hisa. Ambos temiendo lo peor.

-Gracias por hacerme felíz, Hisa. Dime ¿puedo darte un beso?-pidió, reteniendo algunas lágrimas que no tardarían en salir.

La castaña asintió. Deidara acercó sus labios a los de ella, uniéndolos en un dulce y tierno beso.

Una última explosión terminó destruyendo por completo el tren en el que iban.

Todo terminó en el primer y único beso que unió dos almas que estaban destinadas a ser, y fueron...hasta el final.

Jueves. |𝓓𝓮𝓲𝓭𝓪𝓻𝓪|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora