Miro como Ryan se está riendo con los chicos. Se le ve tan bien que me da rabia, me dan ganas de levantarme e ir hacia él para que se entere de una vez que no puede comportarse como un energúmeno conmigo.
Desde que llegué de viaje, me ignora y aún sigue molesto por decidí quedarme en New York y no venir de vacaciones con ellos. No entiende que mi trabajo es muy importante para mí y no pienso descuidarlo porque a él le moleste que haga tratos con un hombre joven, guapo y divertido.
Me levanto porque necesito beber algo fresco, al pasar por su lado, no le miro. Actúo con indiferencia hacia él porque odio que sea tan frío conmigo, no le vale que finalmente haya decidido venir.
Me olvidaba que Ryan Stark no da segundas oportunidades, me dio la oportunidad de arreglar nuestras peleas con el viaje, pero me negué.
—Lauren —grito del susto y se me cae el vaso de cristal al suelo, rompiéndose en varios trozos —lo siento.
—No te preocupes Phoebe, estaba distraída —me agacho para coger los cristales.
—¿Qué ha pasado? —entra Chris —¿estáis bien?
—Sí, no seas exagerado —me río.
Comienza a asomarse los demás al escuchar el alboroto y lo que me faltaba, que encima hagan un drama por un chillido y un vaso roto.
—Ay —mierda, me he cortado, el día no mejora.
—¿Estás bien? —él que faltaba —levántate.
—Sí, estoy bien —me levanto y me echo agua en el dedo, observando que me hice un pequeño corte.
—Está sangrando —apenas me habla y por un corte pequeño lo hace —dame —me coge de la mano y me lo analiza —sobrevivirás.
—Ja ja —sonríe de esa manera que me vuelve loca y por un momento somos Ryan y Lauren de siempre —eres muy gracioso —ya no estoy enfadada, le echo de menos.
—Anda ven, que te voy a poner una tirita antes de que te desangres —sigue con la broma.
Me lleva a la habitación y me siento en la cama mientras el entra al cuarto de baño. Al volver, tiene un pequeño maletín con medicamentos y se sienta a mi lado y lo abre. Hay de todo, pastillas para el dolor, tiritas, alcohol...
—¿Es grave, doctor? —bromeo.
—Señora Stark —indica centrando su mirada en mi dedo.
—Señorita Marshall —corrijo y entonces eleva sus ojos para mirarme directamente a los míos.
Me pone la tirita en silencio, vaya parece que le ha molestado que le corrija el apellido, aún no estamos casados.
—Ryan —digo cansada.
—¿Qué? —responde borde —¿qué quieres?
—¿Se puede saber qué te pasa? —ya me ha cabreado, tenía la intención de arreglar la cosas, pero con él es imposible —¿por qué te comportas así?
—Me comporto así porque estoy harto de que siempre hagas lo que te dé la gana —me recrimina.
—¿Es por el viaje? —me cruzo de brazos, molesta.
—Es por todo —ruge muy cabreado —haces lo que te da la gana.
—No, lo que pasa es que te moleste que tome mis propias decisiones —adiós al intento de reconciliación, ya no me da la gana —mira, no quiero discutir, nos queda un día y ya en New York hablaremos.
Salgo de la habitación muy cabreada, maldita sea la hora que quise solucionar lo nuestro. Con Ryan Stark no se puede hablar tranquilamente, no se puede solucionar nada porque él tiene la verdad absoluta y si le contradices en algo, entra en acción.
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DECISIÓN (trilogía STARK III)
RomanceLauren Marshall vive en Seattle desde los dieciocho años. Dirige la empresa de su padre y con su mejor amigo Alex, controla cada parte de su vida para no volver a cometer los mismos errores del pasado. Fría, distante y en ocasiones borde, ha decidi...