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Escucho la puerta del departamento cerrarse, miro el reloj: 5:30pm. Era extraño, su prometido nunca llegada antes de las 8pm.

Él entró a la sala donde ella se encontraba en el sillón negro de piel que venía con el departamento que ambos compraron, veía la televisión, un programa de chismes de la celebridades. La miro pero no le dirigió la palabra, paso de largo ignorandola para subir a la habitación que ellos compartían.

Una sensación estraña se instaló en su pecho y en la boca de su estómago al verlo subir sin siquiera notar su presencia. Sin esperar más comenzo a subir las escaleras, paso por el pequeño pasillo de paredes blancas, que eran adornadas por cuadros y fotografías de ambos.. Llegó a la habitación y lo vió sacar una maleta grande, la que usaba cuando tenía viajes de negocios de largo tiempo.

-¿Sasuke?... -Lo llamó desde el marco de la puerta, pero no hubo respuesta, entonces se adentro a la habitación y se sentó en el borde de la cama.

-Sasuke... ¿Tienes un viaje de negocios?- Lo vió negar.

Mordió su labio inferior en signo de desesperación, sabía lo que pasaba, sabía lo que ocurriría, pero quería negarlo, quería seguir creyendo que no era eso.

-¿Nos vamos de viaje? - Volvió a negar. No quería creer lo que pasaba, quería pensar que estaba equivocada, ese dolor en su pecho cada vez se hacía más grande, la incomodidad en su estómago en intensificada al punto de querer vomitar. -¿Entonces? - Se atrevió an preguntar aunque ya sabía la respuesta.

No hubo respesta, odiaba cuando él se disponía a no contestarle, quería respuestas quería que él se lo dijera, que fuera sincero.

-Me marcho- Fué lo único que dijo, esas dos pequeñas palabras hicieron su alma romperse, sus ojos aguarse y el nudo en su garganta formarse..

-Dime en que me equivoque- Silencio era lo único que recibía. Sasuke seguía sacando su ropa del ropero y metiendo de a poco a la maleta. Hinata no pudo más, se levantó y lo tomó de los hombros para voltearlo y quedar de frente a él- Dímelo- Exigió- Dímelo y lo arreglare.

Quito sus manos de Hinata sin lastimarla y volvió a su tarea de empacar. Las lágrimas que Hinata había estado conteniendo por fin salieron.

-Deja de empacar, si contigo no me llevaras- Sus lágrimas no cesaban, sentía tanta importencia porque no podía hacer nada, él no se detendría. No importaba lo mucho que llorara él no se quedaria, ya no le importaba si ella quedaba atrás.

-Hime, debes ser fuerte- No la miro, su tarea de empacar casi terminaba.

-¿Comó quieres que sea fuerte si te perderé?- Dijo entre hipidos, en este punto sus ojos color lavanda se encontraban enrojecidos al igual que su nariz.

Por fin la miro, le dolía verla en ese estado por su culpa, pero no había marcha atrás.

Tomó sus manos entre las suyas. - Lo siento, Hime- Le dió un pequeño beso a sus manos y la soltó.

-¡¿En que momento Sasuke?!- Su coraje, su dolor, su impotencia se reflejaban en esas palabras- ¡¿En que momento decidiste dejar de amarme?!... ¡¿Ella que te da que yo no te pude dar?! - Mantenía una mano en su pecho intentando disminuir el dolor, mientras la otra la usaba para señalarlo.

-Hime, solo pasó- Intentaba tranquilizarla cosa que no iba a lograr, nunca la había visto de esa manera en los 3 años que llevaban viviendo juntos siempre había visto a una Hinata tranquila, amable. En ese momento se dio cuenta de que la había roto, la había lastimado como nunca antes lo había hecho.

Ella lo sabía, las veces que llegaba a casa tarde o las veces que no llegaba, el labial sus camisas, las veces que salía a contestar sus llamadas, los recibos de regalos que ella nunca recibo. Lo sabía, sabía que había alguien más, sabía que alguien más había ganado. Sabía que alguien más lo espera, sabía que no era única, sabía que ya no la amaba, sabía tantas cosas que negaba.
¿Qué haría? ¿Como sobreviviría sin él? Era su vida, era él hombre de su vida desde la Universidad, habían vivido tanto, nunca creyó perderlo, quizá debió haberlo amado más y tal vez no se estaría llendo con otra.

Término de empacar su ropa, cerro la maleta.

-Es hora- La miro sentada en la cama ambas manos cubriendo su cara, sus cabello se pagaba a ella por el sudor- El departamento es todo tuyo- Sea acercó a ella y se arrodilló para poder quedar a su altura- Lo lamento pero alguien más me espera.-

Sabía a quien se refería, la chica que trabajaba con él, esa que cuando iba a su trabajo a verlo siempre la miraba su superioridad, la de hermoso cabello rosa, ojos jades, personalidad increíble, carácter fuerte, chica interesante, temeraria y valiente. Cosa que ella nunca podrá ser podría comprender el porque la elegiría a esa chica y no a ella. A veces quiso ser como ella, tener la fuerza de ella, ahora más que nunca lo deseaba. Ella le ganó, ella le arrebató el amor de su prometido. Ahora todo estaba perdido.

Quito sus manos de su cara, limpió sus lágrimas, se levantó de la cama y camino hacía la puerta de la habitación. Aceptaría su derrota como la Hyuga orgullosa que era, le dolía como mil demonios pero no lloraría más, no frente a él.

Compuso su porte que la caracterísaba, su mirada era fría y sin expresión alguna la misma que siempre usaba frente en las juntas de negocios. La impenetrable y la usaría a partir de ahora.

Trago grueso, y camino hacia la puerta antes de cruzar el marco de la puerta se quedó unos minutos ahí parado, después solo salió.

Cuando escucho la puerta de la casa cerrarse, cerro la puerta de la habitación y puso su espalda contra la puerta mientras descendía hasta llegar al suelo, abrazo sus piernas que se encontraban dobladas y hundió su cabeza en ellas, no sólo su corazón estaba roto. Su alma también.

Se que te vas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora