La cabaña

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Ya tenía varios meses en tiempo humano en el laberinto, en ningún momento tuvo hambre, sed, ni siquiera se ensució, llevaba mucho tiempo caminando, traía una bolsa con armas y joyas, se las había ganado al ir derrotando cada obstáculo, cada vez los obstáculos y los recuerdos se hacían peores... Pero de pronto, se encontró la cabaña donde creció, la abandono después de que sus padres fueran asesinados.
Corrió hacia ella y se asomo por la ventana, y se sorprendió al mirar lo que estaba dentro, su madre, su padre, y su hermana mayor estaban ahí, corrió a la puerta para entrar.
Toda su familia se le quedo viendo horrorizada, como si no supieran quién era, su hermana gritó, y su padre sacó el hacha que solía tener para cortar árboles, y apuntó hacia Malik.
-Es mejor que salgas ahora antes de que llame a la policía- dijo el padre en un tono muy agresivo.
-Padre, soy yo, tu hijo. Malik, ¿a caso no me recuerdas?.
-La única hija que tenemos es Amy -dijo él.
-Espera... Te puedo comprobar que en verdad soy tu hijo, mira - se levantó la manga de la playera y le mostró un tatuaje, el de la familia- ¿lo ves?
-No puede ser posible, tu...no, lo siento pero no lo creo, eso es imposible.
-Padre...hazme una pregunta, yo sé toda tu vida, lo puedo demostrar...
-Si eres mi hijo, entonces, responde esto, ¿dónde guardo mis galletas irlandesas?
-En un cajón oculto, esta debajo de la avena en la alacena, en una caja negra.
El le decía galletas irlandesas a su colección de cuchillos, eran muy importantes para él, era algo que solo su familia sabía, su padre fué un veterano de guerra.

Después de tanto, ya llevaba al menos 2 semanas viviendo allí, cuando de repente entraron dos tipos con pistolas, los mismos que habían matado a su familia hace tanto, y Malik no permitiría que pasara de nuevo, así que se paró de frente, cubriendo a su familia, rodeándolos con sus brazos, le dispararon, pero la bala lo atravesó como si fuera un fantasma, esta, terminó en el pecho de su madre, él se estaba desapareciendo, no podía hacer nada más que ver, la cabaña estaba cerrada y no podía recargarse en las paredes, lo único que pudo hacer fue a sentarse en un rincón. Cuando los tipos se fueron, Malik sepulto a sus padres y a su hermana, lloró y se quedo en la cabaña, estaba deprimido en ese instante, pero tenía que seguir adelante, el sabía que era un laberinto, por poco lo olvidaba, pensó que si seguía, pronto llegaría a la prueba final y podría olvidarse de ese asunto.

Después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora