¡Oye!

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JungKook Pov

... - Nos vemos, Kook.

- Nos vemos, Yu.

Observé el autobús en el que YuGyeom se subió hasta que le perdí de vista, cómo todos los días habíamos caminado juntos hasta la parada, a veces él se marchaba antes y otras veces yo, realmente agradezco haber tenido que esperar un poco más.

Estuve revisando mi instagram mientras esperaba, el viento que presagiaba la pronta llegada del otoño era un tanto frío, pero me gustaba, me gustaba como chocaba en mi rostro y movía mi cabello, me gustaba cómo se colaba debajo de mi camiseta intencionalmente liviana, me gustaba cómo sacudía mi abrigo con fuerza, esperen... Ese no era el viento.

- Oye. ¡Oye! - alguien tiró con fuerza del borde.

Mi mirada se inclinó automáticamente hacia ese lugar.

- Trabajas en ese café que está por allá, ¿Verdad?

Preguntó con sus precios ojos robando mi atención de inmediato.

- Ah... Sí.

- Eres muy tonto. - soltó como un puñetazo en mi rostro.

- ¿Disculpa?

- Ni siquiera sabes de qué café hablo, hay muchos en esta zona. - dijo con sus bracitos cruzados y su ceño fruncido levemente. - ¿Puedes llevarme ahí? - preguntó algo inseguro, cambiando su expresión a una muy tierna.

Es una preciosura.

- Ah... Sí, claro.

Estiró su pequeña manita hacia mí sin cambiar en lo más mínimo su bonita expresión.

- Pero... ¿Con quién estás?

- ¿Puedes darme algo de comer? Papá te lo pagará.

- ¿Tu papá? ¿Dónde está?

Sin soltar mi mano se movió delante de mí y señaló la avenida que está a mi izquierda.

- Por allá.

- ¿Quieres que te lleve allá? - pregunté poniéndome en cuclillas para hablarle.

- No me trates como a un niño pequeño. - exigió volviendo a fruncir el ceño.

- Pero eres un niño pequeño. -  sonreí mientras detallaba su preciosa carita.

- Tengo hambre. ¿Me ayudarás o debería buscar a otra persona?

- Sí, claro, vamos. - dejé poniéndome de pié.

Caminamos unos cuantos metros en los cuales pude recobrar la conciencia después de haber quedado encantado con ese lindo angelito.

- Creo que debería llevarte con tu papá. Podría enojarse contigo y conmigo. - dije deteniéndome.

- No va a notarlo, está ocupado. Además, tengo hambre, si quieres puedes llevarme después de comer.

Era imposible negarme si me miraba de esa forma tan tierna.

Sonreí y volvimos a caminar.

- Será rápido, tu papá podría preocuparse. - dije guiándolo hacia la puerta del servicio.

- ¿Por qué no entramos por allá? - Preguntó señalando la entrada principal.

- Porque ya está cerrado, sólo quedan el administrador y los cocineros.

- Entonces ya no hay comida. - dijo mirándome decepcionado.

- Claro que hay.

- No comeré nada que no sea fresco. - dijo mientras tiraba de mi brazo para hacerme regresar.

Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora