Save the Cat(s)

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Era una calurosa tarde de verano cuando tres amigos entraron a un refugio de animales poco conocido en la ciudad. El grupo estaba compuesto de dos chicas y un chico, una rubia, la otra muchacha un poco más baja y con el cabello de color púrpura y un moreno de anchos hombros y abdomen marcado, visible gracias a que traía abierta la camisa tipo hawaiana que usaba. El muchacho, Bow, abrió la puerta y como todo un caballero, dejó que sus amigas entraran primero.

– No puedo creer que los tres estamos a punto de adoptar a un gatito, ¡serán mejores amigos como nosotros! – exclamó el moreno, prácticamente con corazones en los ojos, mientras cerraba la puerta tras de sí.

Glimmer tomó por los hombros a su amigo y lo sacudió, emocionada. – ¡Sí! Los tres jugarán y tendrán aventuras persiguiendo insectos en el jardín de mamá o corriendo entre los libreros de los papás de Bow, –

– No creo que eso sea una buena idea... – interrumpió Bow, pero su amiga no le hizo caso.

– ¡O incluso en el apartamento de Adora! – terminó Glimmer, volteando a ver a la chica en cuestión.

Adora, por su parte, ya se había acercado al escritorio de la recepción, notando que estaban solos desde que entraron. – Sí, claro Glimmer, solo que no podremos adoptar a ningún animal si no hay nadie... – la rubia bajó la mirada y notó la pequeña campana asentada sobre el escritorio. – Espero que alguien venga. – fue lo que dijo antes de tocar dos veces.

En unos segundos apareció una chica muy alta de cabello blanco y corto portando una camisa roja con el logo del refugio. – ¡Hola! Disculpen que no estaba aquí, tenía que limpiar unas cosas. – salió de detrás del escritorio y extendió la mano hacia los chicos. – Pueden llamarme Scorpia, ¿cómo puedo ayudarlos?

Adora casi hizo una mueca ante la fuerza que Scorpia usó al apretar su mano, notando además el tatuaje que traía la chica en el antebrazo, un escorpión. – Yo soy Adora y ellos son mis amigos Glimmer y Bow. Queremos adoptar un gato.

– ¿Solo uno? – la chica más alta dijo a modo de broma, levantando una ceja.

– No, queremos uno cada quien. – respondió Bow con una sonrisa.

– ¡Excelente! Solo que tú pareces algo joven, ¿no? – volteó a ver a Glimmer. – Pedimos una identificación como requisito de adopción.

La chica se sonrojó un poco pero rápidamente sacó un papel de su bolsillo. – Tengo una copia firmada de la identificación de mi madre, ¿eso cuenta? – preguntó mientras hacía un leve puchero con los labios.

Scorpia extendió el brazo para agarrar el papel, inspeccionándolo. – Hmmm, sí, con esto basta. Síganme, les mostraré dónde tenemos a nuestros mininos. – dijo haciendo un gesto con la cabeza.

El pequeño grupo de amigos siguió a la chica peliblanca a través de una puerta que se encontraba al costado del escritorio de recepción, encontrándose con una gran terraza con algunas zonas de pasto y por la cual muchos perros corrían en libertad.

– ¡Wow! Nunca había visto un refugio donde los animales estén sueltos en lugar de estar en sus jaulas. – mencionó Adora mientras acariciaba la cabeza de uno de los perros quien se había acercado al grupo.

– Mantenemos en sus jaulas únicamente a los animales que están enfermos mientras están en tratamiento o a los que son un poco agresivos. Todos los demás están libres la mayor parte del día. – explicó Scorpia.

– Me parece algo asombroso, los ayuda a ser más sociales, ¿cierto? – supuso Glimmer, también acariciando a un can junto con Bow.

– Así es, de esa forma si el adoptante tiene otras mascotas, les será más fácil adaptarse. – Scorpia dijo al mismo tiempo que se detenía frente a una puerta decorada con siluetas de gatos y huellitas. – Aquí es donde están los gatos durante el día, tenemos bastantes y es normal que algunos quieran escapar al ver la puerta abierta así que hay que ser rápidos, ¿están listos?

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