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Barry salió de su casa como todos los días, antes de llegar hasta su trabajo pasó a la cafetería cercana y compró su preciado café.

Al entrar a su oficina lo primero que vio fueron todas esas torres de papeles, maldijo internamente y bufó cansado. La mañana pasó sin ningún inconveniente, aburrido haciendo el papeleo Barry decidió tomarse un respiro y salir a su almuerzo pues se moría de hambre.

oOo

Se sentó en la misma mesa de siempre, el café de ese lugar era mucho mejor que todos los que había probado. Se hizo la costumbre de siempre comprar uno antes de trabajar y a veces hasta cuando salía de sus largas horas de trabajo. Para ser sinceros este día estaba siendo tranquilo y solo le tocó hacer el papeleo e informes que tenía pendientes, pero al ser el mejor forense de la ciudad y trabajar para el Departamento de Policía sus horarios solían extenderse de vez en cuando. Este era uno de esos días que podría disfrutar de un almuerzo tranquilo.

Pidió su almuerzo al dulce mesero, el pequeño Jim, un chico inteligente del que se hizo amigo. James llegó a decirle que había decidido estudiar para ser médico forense por él, Barry estaba tan contento al oír eso, llevaba algunos meses visitando esa cafetería y ya hasta lo consideraba un hermano menor.

Estaba a punto de probar su delicioso almuerzo cuando su celular sonó, Barry bufó descontento y se limitó a contestar, era Clark, el detective le dijo que habían encontrado un cuerpo en estado de descomposición dentro de una escuela. Quiso disuadir a Clark para que le esperara un poco más pues en verdad se moría de hambre, pero el detective le hizo saber que tenía solo diez minutos para llegar.

Barry no se quedó con las ganas de probar su almuerzo y le dio solo un bocado, dejó el dinero y la propina para Jim y se levantó para correr porque ni siquiera tendría tiempo para regresar a su oficina por su saco.

Tanta era su prisa que se tropezó con uno de sus propios pies y casi cae al suelo de cara, cerró sus ojos esperando el impacto y dolor que tendría pero este nunca llegó. En cambio sintió un fuerte brazo rodeando su cintura y fue cuando abrió sus ojos y lo vio, un castaño le salvó de su torpe caída.

—Cuidado dulzura, no quieres estropear tu máximo atractivo—dijo el castaño con una sonrisa burlona haciendo que Barry se sonrojara.

—Ten… Tengo que irme...—tartamudeo el rubio y se deshizo del fuerte agarre del más alto en su cintura.

—¿Estas bien?—había llegado Jim a interrumpir la huida de Allen—¿No te hiciste daño, Barry?

—N-no… Estoy… Bien...—logra decir para retomar su rumbo hasta la salida, pues ya había perdido suficiente tiempo—Nos vemos mas tarde, Jim.

—¡Adiós, Barry!—grita Jim viendo como el rubio sale corriendo de la cafetería.

—¿Con que Barry, eh?—el castaño se gana un codazo que casi hace que tire los vasos de café en la bandeja que aún lleva en sus manos—¡Auch! ¡James, pequeño diablillo! No hice nada malo, solo salve la vida de ese pequeño rubio, ¿qué te pasa?

—Ni se te ocurra, Harold—reclama el menor—Por eso te despidieron.

—Eso no es cierto, fui suspendido hasta nuevo aviso… Y fue por pilotar una avioneta sin permiso.

—No solo la piloteaste, ¡la estrellaste! Y todo por querer impresionar a esa pelirroja.

—Fue un accidente, soy un piloto profesional no pensé que fuera a pasar eso.

—Claro que puede pasar si tienes a una mujer encima de ti.

—Jim tiene razón, Harold—dice un hombre desde el cajero—Aún me pregunto como eso fue posible, las avionetas no cuentan con mucho espacio para eso.

—Bueno Jack, tengo mis secretos.

—¡No quiero saberlo!—grita Jim y se dirige hasta la cocina aún murmurando enojado.

—Será que a Jim le gusta ese tal Barry.

—Es solo su amigo… Regresa a trabajar ya Harold, por eso te pago.

—No me digas Harold.

—Ese es tu nombre Harold.

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