Deseo

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Era muy temprano por la mañana cuando la alarma indicaba el inicio de clases. Él caminaba tranquilo por los solitarios pasillos del colegio, tenía justificación para llegar tarde.

Fue durante este recorrido que lo encontró, se había dejado llevar por tan embriagante aroma, sus pies habían seguido por si solos el recorrido como si lo conociera de memoria. De pie frente a la puerta del baño el olor se hacía especialmente fuerte.

Su cuerpo había reaccionado por instinto aquel aroma. Cuando ingresó, unos pequeños gemidos ahogados retumbaban por todo el lugar.

Aún guiado por el olor, logró dar con el responsable de aquellos quejidos. En el último de los cubículos estaba aquel niño de peinado extraño y pobladas cejas. Se lo había topado muchas veces por los pasillos de la escuela, era de esos alumnos que llamaba mucho la atención por lo singular que era.

Los quejidos y el dulce aroma que desprendía causaron una clase de placer en el cuerpo del pelirrojo.

Estaba arrodillado abrazando su vientre, tenía las mejillas muy rojas y los ojos llorosos.

[...]

Era inicio de la primavera y los campos de la escuela estaban llenas de flores, el cielo despejado y el sol alumbraba con alegría esa mañana.

A lo lejos lo divisó, su cabellera negra y su espléndida sonrisa se asomaban por las puertas de ingreso. Como siempre, llegó saludando a todo aquel que se le cruzará en el camino, muchos respondían a su saludos, otros simplemente lo ignoraban.

Rock Lee

Su nombre se había grabado como una canción en su mente, no había dejado de pensarlo desde aquel día. Aún podía sentir su dulce aroma por los pasillos de la escuela, aun después de tantos años podía reconocer su olor.

Casi nadie sabía lo que había pasado con ellos aquel día, sólo algunos profesores y la encargada del área de enfermería.

Cada vez que lo veía, Rock Lee, parecía tímido a su presencia, hasta parecía que huía de él. Tal vez porque no quería hablar del tema, tal vez porque tenía miedo de que los demás descubrieran su condición. Claro que Gaara no había mencionado ni una sola palabra, tampoco tenía intenciones de hacerlo.

[...]

Él no sabía muy bien, le quedó muy claro aquella vez, Rock Lee era un omega y ese día tuvo su primer celo. Pero no fue lo único que descubrió aquel día, su alfa había reaccionado de manera extraña al aroma de Rock Lee.

Luego de aquel encuentro, su alfa reaccionaba cada vez que estaba cerca de Rock Lee, podía percibir el suave aroma de su cuerpo aunque este no estuviera en su período de celo. Con el pasar de los años el deseo por estar junto a Lee incremento en gran porcentaje.

No sólo quería estar junto a él, quería poseerlo, marcarlo cómo suyo. Había intentado muchas veces acercarse a Lee pero este reaccionaba temeroso y huía rápidamente de él.

[...]

El naranja del cielo le recordaba el tiempo que vivió en Suna. Aunque se había acostumbrado muy bien al ambiente en Konoha, no podía sentir nostalgia por volver al lugar en donde nació.

Se detuvo en la puerta del colegio. Había olvidado el cuadernillo de trabajo en su casillero.

— ¿Qué sucede? — preguntó el muchacho junto a él

— Adelántate, olvidé algo — respondió dándose media vuelta de regreso.

Como era de esperarse, los pasillos estaban vacíos, todos se habían ido. Solo quedaba él y su libro.

Su casillero no quedaba muy lejos, así que con tranquilidad camino hasta el lugar. Pero entonces lo sintió.

El aroma de Rock Lee.

Su cuerpo reaccionó casi por instinto, el olor estaba muy fuerte, incluso más fuerte que aquella vez. Era la sala de ciencias de donde provenía aquel dulce olor. No logró verlo cuando entró al salón, caminó sigiloso por el lugar y detrás de una carpeta lo encontró. De rodillas sobre el suelo, soltando suaves gemidos y abrazando su vientre al igual que aquella vez.

Rock Lee reaccionó a su presencia, sus mejillas sonrojada y sus ojos llorosos lo vieron una vez más.

A esas alturas no podía evitarlo, su cuerpo le pedía a gritos poseer a Rock Lee. Sentía su cuerpo vibrar de emoción, su corazón empezó a latir descontrolado, sus manos empezaron a sudar y sintió un cosquilleo placentero incrementar en su entrepierna.

— Gaara

Fue la voz de Lee pronunciando su nombre lo que lo hizo perder el control. Se abalanzó sobre él, los brazos de Lee rodearon su nuca y sintió embriagarse de su olor.

Sus labios no tuvieron reparó en besarlo, sus manos acariciaban de manera salvaje el cuerpo del otro muchacho, lo sostuvo entre sus brazos, las piernas de Lee lo rodearon. La lengua de Lee jugaba con la suya, húmeda y caliente, no quería dejarlo ir, quería más.

Apoyo a Lee sobre la pared, dirigió sus labios al tan deseado cuello de Lee. Su aroma era mucho más fuerte y dulce en aquel lugar. Sus manos viajaron curiosas dentro del pantalón de Lee. Estaba completamente excitado al igual que él.

Pero a diferencia de él Lee estaba húmedo.

— Ah —gimió fuerte cuando sintió la mano de Gaara acariciar su miembro erecto. El pelirrojo lo besó y empezó a masturbarlo.

No podía evitar gemir de placer. Pronto el lugar se lleno de audibles gemidos.

Gaara no podía evitarlo más, deseaba entrar en Lee. Con agilidad le dio la vuelta poniéndolo de cara contra la pared en una pose demasiado sugerente.

Al bajarle el pantalón Gaara pudo ver como corría un líquido transparente del trasero de Lee, descendiendo de manera suave por su entrepierna.

Había oído que los omegas producían un lubricante especial cuando estaban en su período de celo. Ahora sabía cuál era.

Lee había tomado su propio miembro y había empezado a masturbarse. Gaara desabrocho su pantalón y bajó una parte de su bóxer para liberar su duro pene. Estaba como un cañón.

Colocó las manos sobre la cintura de Lee y lo acercó rápidamente hacia él, entró en una sola estocaba, haciendo a Lee gritar de placer, incluso él mismo no pudo evitar gemir.

El sonido de los gemidos de Lee y el chapoteo de su piel lo excitaba mucho más.

— Ah... Ah.. Ah.. Gaara

Cada vez iba más rápido, la manera en la que su pene era aprisionado por las paredes internas de Rock Lee lo hacían estremecerse de placer.

— más... más rápido

Era la voz sensual con la que hablaba Lee lo que lo encendía sin medida. Su mirada se fijo en la nuca de Lee, ahí una pequeña parte descubierta de la piel en su cuello le exigía poner su marca.

Se acercó peligroso a esa región en su nuca dispuesto hacer lo que su instinto de alfa le exigió.

Las embestidas fueron aumentando su ritmo sintiendo como pronto llegaría al clímax del placer. Sus dientes mordieron con dureza hasta hacerlo sangrar.

Lee había dejado escapar un grito de placer y dolor al mismo tiempo en que se corria frente a la pared. Gaara le había llenado las entrañas con su esencia caliente.

Lee calló inconsciente cuando terminó.

— Lee... LEE!

Sintió temor cuando se dio cuenta de lo que había sucedido. Gaara logró sostenerlo con fuerza entre sus brazos.

Había enlazado su alfa con el omega de Rock Lee.

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