Primera Parte: Ella

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La primera vez que la vi, yo tenia quince años, sus padres se acababan de mudar a la ciudad y ella había sido transferida a mi escuela.

cuando entro por la puerta parecía que el tiempo se hubiera detenido a mi alrededor, solo estaba ella, no había nada mas, la luz que entraba por la ventana hacia que su cabello rubio y largo brillara como el de rapunzel, el suéter rojo del uniforme le quedaba un poco largo cubriendo sus manos casi por completo, cuando alzo el brazo para saludarnos a todos, apenas se le veían las puntas de sus dedos, blancos como su rostro suave y delicado. era de estatura baja pero no demasiado, sus piernas largas y delgadas estaban completamente cubiertas por unas medias negras que resaltaban cin su falda de cuadros a diferencia de las medias blancas de las demás chicas de la escuela.

¡Salma Quinn!  Así dijo que se llamaba cuando se presento con su dulce voz, mientras la profesora le indicaba donde sentarse, repetí ese nombre 10 veces en mi mente para no olvidarlo, estaba perdido en  sus ojos café claro cuando derepente se quedaron fijos en los mios, quede paralizado viéndola acercarse lentamente, cuando estuvo frente a mi tomo su bolsa y la colgó en la silla que estaba a mi lado.

Harry Simons era el chico que había ocupado ese asiento desde que entre en la escuela, pero el año pasado, a su padre le ofrecieron un trabajo fuera del país y tuvieron que mudarse,

-Gracias Dios- Fue lo único que pensé mientras ella se sentaba junto a mi.

Durante todo el día no pude dejar de observarla, la forma en que la luz le daba vida a su cabello o como tomaba el lápiz con sus blancas manos, no preste atención a ninguna clase, me perdía en los mas mínimos detalles de su belleza.

A la hora del receso la profesora me pidió que le mostrara el camino a la cafetería, así que decidí darle todo un recorrido por la escuela, ella no se opuso, me sonreía y asentía cada que le decía algo pero no dijo una sola palabra.

Realmente quería oír su voz, cuando regresamos al salón aun no había llegado nadie mas, así que le pregunte que tal le había parecido la escuela, pero de nuevo la única respuesta fue una linda sonrisa, eso me molesto mucho, me irritaba que se negara a hablarme, ¿acaso se estaba burlando de mi?

-¿Por qué no me respondes? Quiero oírte hablar, quiero oir tu dulce voz, bonita.- Le dije con rabia.

Sus mejillas se enrojecieron, me tardo un segundo darme cuenta lo que le acababa de decir y mis mejillas también adquirieron color, antes de que pudiera decirle otra cosa, ella bajo la vista y se dirigió a su asiento.

En ese momento llegaron mas compañeros y no pude decirle otra cosa, el resto del día fue el peor de mi vida, me sentía estúpido por haberle dicho eso, no podía voltear a mirarla ni mucho menos prestar atención a la clase, cuando al fin sonó la campana de salida empecé a recoger mis cosas, no podía esperar para salir de ahí, entonces tome mi ultimo cuaderno de la mesa y sentí algo cálido y peludo sobre mi mano, era su suéter, su mano estaba sobre la mía, alce la vista y empecé a sentir como mi corazón se aceleraba, cuando nuestros ojos se encontraron ella sonrió de nuevo.

-Si me sigues diciendo bonita hasta te canto una canción cuando vayas a mi casa.- 

No pude decir nada, aun no creía lo que me había dicho, una sonrisa se formo en mi rostro mientras ella se levantaba, se acerco a mi hasta que sus labios quedaron casi pegados a mi oído.

-Nos vemos mañana.- me susurro y luego me beso en la mejilla y se fue.

El mejor día de toda mi jodida vida.

___

Cuando cumplí trece años las chicas de la escuela se habían empezado a interesar en mi, varias incluso me pidieron que fuera su novio, todos mis amigos me envidiaban por eso, y me odiaban por rechazarlas mientras ellas los rechazaban, nunca había tenido una novia, ninguna de esas chicas me había interesado.

Fue ese día que conocí a Salma que me di cuenta por que las otras chicas no me habían interesado, era después de todo una razón muy simple, y es que ninguna de esas chicas era Salma y solo ella podía ser la indicada.

Nuestra amistad creció con velocidad y fuerza, la atracción entre nosotros era evidente y en pocas semanas ya andábamos besándonos por los rincones de la escuela, nos hicimos novios oficialmente dos meses después de empezar clases, mis padres invitaron a los suyos a una cena para que conocieran mas gente de la ciudad y nosotros como en una película cursi, se lo anunciamos a todos a la mitad de la noche sobre la tarima de los músicos.

Pasábamos todo el tiempo que podíamos juntos, ella tocaba la guitarra y el piano a mi me encantaba oírla cantar, además ella pintaba  y escribir poesía aunque prefería leer mis cuentos y cartas de amor, era sumamente talentosa en todo lo que se proponía, siempre decía que juntos podíamos triunfar en cualquier cosa que quisiéramos.

Pasaron los meses y las hermosas experiencias, hubieron algunas peleas pero siempre nos reconciliábamos, cada día estábamos mas enamorados el uno del otro, incluso teníamos muchos  planes, casarnos después de graduarnos de la universidad, recorrer el país en nuestra luna de miel, mudarnos a una ciudad de Europa, tener dos hijos y criarlos a punta de musica Rock, morir viejos en una casa a la orilla del mar.

Pero entonces, se fue.

Ese día cumplíamos dos años y medio de estar juntos, la invite a tomar café en su local favorito, era solo el principio de una gran noche que le tenia preparada, pero pasaron los minutos y ella no aparecía, era muy raro para que se atrasara, siempre era muy puntual, después de casi una hora empecé a preocuparme, le marcaba a su teléfono pero sonaba desconectado, después de dos horas llame a su mejor amiga y no sabia nada, luego a su mamá, no quería alarmarla pero no sabia a quien mas llamar.

-Ella esta bien, pero no ira a verte, tal vez puedas venir a nuestra casa, hay algo que debo contarte.- Su tono era triste y no me quiso decir nada mas por teléfono.

Corrí a mi auto y en menos de veinte minutos estaba en su casa, su padre abrió la puerta y al verme me abrazo con fuerza, sentí como luchaba para no llorar, estaremos bien dijo con esfuerzo mientras me soltaba, su esposa estaba tras de el tenia los ojos rojos.

-¿Qué mierda sucede? Me están asustando.- No era muy amenudo en mi hablar de esa manera y menos frente a los padres de Salma pero me estaba desesperando el no saber donde estaba ella.

Su madre levanto dudosamente su mano con una carta en ella y me la entrego, era de Salma dirigida a sus papas, la carta decía palabras mas, palabras menos que se iba de la ciudad, no decía a donde pero si que era lejos, se iría a buscar suerte como artista, quería conocer la vida, no había nada mas,

Había tomado sus cosas y se había ido mientras todos dormían, dejando solo la carta sobre su cama, durante los meses siguientes se puso en contacto con sus padres a través de cartas sin remitente, siempre dando señales vagas para evitar que la pudieran encontrar, estoy cantando en un bar, o la arquitectura de la ciudad donde estoy es hermosa, nunca me menciono ni se puso en contacto conmigo lo cual solo me hacia sentir peor.

Fue algo muy duro para mi, creía que no podía haber nada peor que perder el amor de tu vida, pero el destino no estaba de acuerdo, para el esto solo era el comienzo del sufrimiento que me tenia preparado.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2015 ⏰

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