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✧・゚: ✧・゚; ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴅᴇᴊᴀʀ ᴅᴇ ᴀᴍᴀʀᴛᴇ.

Mercurio, el planeta más cercano al sol. Su inclinación hacia este lo cautivaba, le hacía daño pero a la vez lo reparaba. La radiación, el calor, la pura compañía aunque esta quemara como mil volcanes. Mercurio siempre estuvo ahí para el sol aunque este mismo ni siquiera se haya percatado. Era difícil verlo junto a él, tanto así que para poder verlo era después de que este se ocultaba. Que descansaba el alma en una almohada.

Mercurio está lleno de cráteres, desde el inicio fue golpeado por meteoritos una y otra vez al no tener atmósfera que lo protegiera, alguna defensa que impidiera el daño. Toda esas cicatrices tienen historia, las recuerda y ya no llora pensando en ellas.

A Draco le encantaba ese planeta, se sentía extrañamente atraído hacia ese en específico. Sentía tanto una conexión inmensa casi inexplicable que lo único que podía pensar o decir era "Mierda, estoy enamorado".

Porque lo estaba, tal vez no de ese planeta sino del sol, de su sol: Harry Potter. Esa estrella como muchos la ven, como muchos observan que brilla sin vergüenza siendo el centro de atención que tal vez no pidió. Sin pudor lo hacía, ser el centro del universo y tal vez de la existencia misma.

Pero Draco sabía, conocía y hasta presentía que en la noche, cuando el sol se ocultaba, cuando dejaba de brillar en lo más alto y se escondía en lo más profundo, éste lloraba. Dejaba caer sus lágrimas intentando apagar su luminosidad. Intentando deshacerse de ella como si fuera algo malo cuando eso lo hace especial.

Draco lo supo cuando lo encontró llorando en un aula vacía en su último año luego de la guerra. Al Draco curiosear y abrir la puerta provocando un pequeño sonido, ese sonido había puesto a Harry en alerta. El castaño se había colocado de pie como pudo apuntándole con su varita pero Draco solo lo miraba confuso. No se le había pasado por la cabeza que Harry podría llegar a ese punto, al punto de sentirse tan jodidamente solo en ese extenso universo. Todos giraban alrededor de él, sea para bien o para mal.

Su uniforme mal colocado, la corbata en el suelo, su cabello más revuelto de lo normal y esos lentes redondos empañados por las lágrimas. Draco vio a Harry en su momento más humano. El momento donde Harry se lamentaba todo lo que había pasado desde su nacimiento.

-Potter... ¿qué pasa?

Harry ya no odiaba a Draco. Ya no sentían esa necesidad. La guerra había sido hace poco. No eran amigos pero Harry no sintió la necesidad de seguir apuntándole con la varita. Lentamente la bajó sintiéndose débil, descubierto, en un momento íntimo con todos sus sentimientos a flor de piel. Nadie sabía que Harry pasaba por eso, nadie excepto ahora Draco.

Al bajar su varita miró el suelo, las lágrimas brotando de sus ojos. No habló.

-Potter, es en serio, ¿estás bien?

Draco se preocupó. Nunca antes había llegado a ver a Harry en ese estado. Sintió la necesidad de ayudarlo, de preguntarle mil veces que pasa o simplemente quedarse ahí a evitar que se haga más daño.

-Todas estas muertes fueron por mi, yo las causé -dijo por fin en un susurro-. Voldemort ya no está... y yo tampoco estoy. Me he perdido, no puedo callarlo más.

-¿Por ti? Tu no causaste nada. No es tu culpa que ese psicópata haya querido matarte desde antes de tu nacimiento. Esto no es por ti, Potter. Tú nos salvaste.

-¿Y quien diablos me salva a mi?

Draco incrédulo se quedó en su sitio buscando las palabras correctas. Notó como Harry temblaba intentando mantenerse de pie.

Orbes • drarry/harcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora