Cuestionar.

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No era normal que tomará la iniciativa, pero por un momento pasó por mi mente un Kouki más atrevido, me gustó.

Al llegar al salón dejé mi bandeja de comida en uno de las mesas y me acerqué a él sin preguntar, no perdería semejante oportunidad.

—¡A-Akashi-san! ¡¿qué está haciendo?! — Se alejó apresuradamente, por lo que entendí que no estábamos sincronizados en el mismo canal.

—Tranquilo, es una broma. — Sonreí para calmarlo y, como siempre, se sonrojó.

—Es de eso de lo que quería hablar... — Tomé asiento en una de las sillas y lo observé, parecía serio con respecto al tema. — Akashi-san, esto, por dónde lo mires, está mal.

—¿Esto?

—No sé exactamente por qué está ensimismado en salir conmigo. Tal vez es porque perdió una apuesta, o porque está aburrido, quizás se sienta responsable por todo lo ocurrido o simplemente quiere experimentar, no tengo idea, pero está llevando todo muy lejos, existen límites, si los demás se enteran estará en muchos problemas, no me imagino lo que diría su padre o todo su entorno social. — Por cada palabra que decía sólo quería derribarlo.

¿Cómo se atreve a cuestionar mis acciones?

Suspiré, debía mantener la compostura. Supongo que tenía razón en estar diciendo esas necedades. Y después de todo, mi contraataque venía con una medalla de oro.

—¿Eso es todo? — Kouki asintió, estaba nervioso y en toda la conversación no me había dirigido la mirada. — Quiero que me escuches con atención porque sólo lo diré una vez. — Me levanté, lo tomé y pegué su cuerpo al mío. — Tus problemas no son los míos Kouki. — Susurré sobre sus rosados labios. — Ahora mismo tengo a un idiota frente a mí que cuestiona mis actos porque supone que no se me pasó por la cabeza los pro y los contra de todo esto.

—¡Pe-pero..!

—Si estoy saliendo contigo es porque tu compañía provoca en mi las legendarias mariposas en el estómago, no por ninguno de tus ridículos motivos. Si no escondo mis actos contigo frente a los demás es porque no tienen el poder de opinar por lo que prefiera o no hacer, eso te incluye. — Sus castaños ojos me dieron a entender que estaba pasmado por mis palabras.

Estaba fastidiado, no podía creer lo lejos que esta discusión tenía que llegar por el simple hecho de que no confiada en mí. Y si para remediarlo tenía que comprar todo Japón, pues lo haría, ese presupuesto cabe en mis activos.

—Akashi-san... — Habló bajito y sonrojado, por poco y lo perdono. — Esto es incómodo...

—Furihata Kouki, — Lo besé fugazmente. — pasaré por tu casa a las cinco de esta tarde, será mejor que estés listo.

No me importó lo que sobrara, lo solté y me fui. Ahora tenía que preparar todo para esta tarde.

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Cortito, pero bonito.

El Mejor 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora