ㅡ Pequeño, ¿recuerdas que hoy íbamos a visitar a papi? ㅡ dejé de cortar los alimentos un momento para poder observar como mi niño asentía con la cabeza, junto a una sonrisa sentado en una de las oscuras sillas de madera, esperando. ㅡ Bien, espera unos segundos y no toques nada ¿si? ㅡ volvió a asentir con la cabeza, mientras sostenía esa dulce e inocente sonrisita igual a la de Chris. Me lavé las manos y rápidamente tomé mi móvil, marqué en el teclado y esperé a que me respondieran. Luego de dos "bip", tomaron la llamada.
ㅡ Wendy, hola ㅡ comencé suavemente mientras mi vista estaba clavada en los pequeños piecitos moviéndose debajo de la mesa.
ㅡ Innie, hola ¿vas a ver a mi hermano verdad?
ㅡ Sí, Dios sí ¿Debo llevarlo o dejarlo contigo? ¿Qué debo hacer?
ㅡ Creo que tiene la edad suficiente, pudo comprender y aceptar lo sucedido, además... siempre le contaste de Chan, es hora In.
ㅡ Bien, sí... tienes razón, gracias ㅡ sonreí aunque no me estuviera viendo.
ㅡ Tonto, compra blancas de mi parte, cuando vuelva de Sídney te prometo que cuidaré de mi sobrino, adiós ㅡ y finalizó la llamada con una dulce risita. Separé el móvil de mi oreja y le sonreí a Minnie.
ㅡ Vamos, después compraremos algo en el camino ㅡ bajó de la silla con rapidez y corrió a la entrada de casa para pararse de puntillas y tomar su abrigo color celeste. Lo seguí tranquilamente y también tomé mi abrigo con un suave color café. Abrí la puerta y una fresca brisa entró, provocando que el rubio cabello de mi pequeño bailara; al igual que el mio propio.
Mientras caminábamos, Minnie comenzó a mover nuestras manos en un divertido vaivén, tal vez divertido era sólo para él. Sentía que estaba apunto de llorar, en mi pecho una fuerte presión se hizo presente, aumentando mis ganas. Pero, nuevamente esa cálida presencia y sentimiento calmaron mis dolores, simplemente ya no sentí la necesidad de llorar. Pasamos por una pequeña tienda con el exterior de un rojo vivo, decorada con una gran variedad de flores, ubicada justo al lado de la entrada. Compré unas rosas blancas y dejé que Minnie eligiera otras de un distinto color.
ㅡ ¡Azules! ㅡ estas eran algo caras por ser exóticas, sin embargo cedí a su deseo y se las otorgué para que las llevara entre sus manitos. ㅡ Cuando volvamos a casa le contaré a Jinnie que conocí a papi ㅡ sonreí levemente al recordar de nuestro vecino, el pequeño con el que siempre jugaba Seungmin.
ㅡ Mira, aquí Minnie ㅡ apunté a la brillante lapida y luego me agaché para dejar las blancas rosas en el suelo de tierra.
ㅡ ¿Es papi?
ㅡ Si pequeño, es papi ㅡ mordí mi labio, esperando alguna pregunta mientras miraba las rosas blancas.
ㅡ Tenemos la misma sonrisa con los pequeños agujeritos ㅡ me giré a verlo sorprendido ¿cómo es posible que sepa aquello? ㅡ Toma papi ㅡ sonrió con dulzura hacia el aire y dejó las rosas azules al lado de las blancas.
ㅡ ¿Cómo es qu- ㅡ callé al sentir por segunda vez en el día aquel sentimiento, pero más intenso que antes. Ahora mis ganas de llorar volvieron y, por fin dejé escapar mis lágrimas; eran de felicidad. No solté lágrima alguna cuando Seungmin comenzó a dar sus primeros pasos, cuando dijo su primer palabra, siquiera cuando dejó de tomar del biberón. Ahora estaba soltando todo lo que no pude, todo lo que me guardé durante todos estos años porque no quería que mi pequeño me viera sufrir. Sentía que de alguna forma, la presión en mi pecho desaparecía, como si las cadenas se hubieran destrozado, dejándome por fin en paz; todo mi dolor, todo lo que quedaba ya no existía. Gracias a lo que me hacia sentir Christopher, aún si no estuviera conmigo, era como una especie de ángel.
Dejando libre lo poco que faltaba, como si hubiera purificado mi corazón de cualquier rastro de desconsuelo, para Wendy, para Seungmin y para mi, nuestro ángel.
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⠀، 𝗲𝗹 𝗿𝘂𝗶𝘀𝗲𝗻̃𝗼𝗿, 𝗲𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝘆 𝗹𝗮 𝗺𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲 ⨾ chanin
Conto› 🍰 ⌗│completely mine ── concluded⠀ ( 𝗰𝗿𝘆𝗶𝗻𝗴 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻𝘀 ) Como si fuera alguna clase de broma departe del destino o quien nos vigila, un libro arribó a mis manos: "Instrucciones Para Llorar", es que... ¿acaso el mundo me odia? é...