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todo a mi alrededor estaba completamente obscuro, más sin embargo el calor era abrazante, el respirar todo ese aire caliente hacía que mi estómago se revolviera sintiendo náuseas y querer vomitar, pero simplemente seguí caminando sin un rumbo fijo, por una extraña razón mi cuerpo era como si tuviese luz propia, blanca y brillante, tan cautivante que me permitía mirar mejor el camino sin rumbo al que me dirigía, mire a todos lados buscando algo o alguien, cuando de pronto todo se aclaró como una noche en donde la luna llena ilumina la noche, permitiendo ver incluso las sombras de las cosas, era perfecto, las estrellas se veían como si fuesen faros que iluminaban las calles, me recordaban a las calles de minezota en donde los faros iluminaban toda la noche, así eran las estrellas, blancas y relucientes, incluso sentía que si estiraba la mano podría alcanzar una y lograr tomarla con mi mano, las luciérnagas hacían su hermoso y bello acto de precencia iluminando aún más la noche, me encontraba en un prado serca de una cuesta, en donde el sesped incluso me llegaba a la cintura, extrañamente llevaba un vestido primaveral color blanco, no tenía zapatos, podía sentir el sesped y la tierra en una perfecta combinación en donde sentir esa sensación en mis pies hacia que me relajara aún más, el sonido de la tranquilidad en esa noche le daba un tono aún más mágico y especial, mire en donde se encontraba un árbol muy frondoso justo en la cuesta en donde la vi...

con esa hermosa y bella cabellera rubia que incluso brillaba en la noche, portaba un vestido igual que el mío, mi corazón comenzó a latir tan rápido que incluso olvide por un segundo como se podía respirar, ella estaba de espaldas, a tal vez unos docientos metros de mi, ella veía el cielo, tan hermoso y perfecto como ella misma, sonreí plenamente y comencé a correr a su dirección.

ella logro escucharme y volteo a verme con esa sonrisa tan hermosa y contagiosa, eso hizo un gran  vuelco en mi corazón, cuando estuve cerca de ella. le devolví la sonrisa y ella me extendió su mano para que la tomara y así fue, tome su calida mano que la suya y la mía encajaban tan perfectamente, como si realmente estuviesemos diseñadas la una con la otra, ella volvió a mirar el cielo, contemplando de cielo, lo cual me dio oportunidad de admirar nuevamente su perfil, mirar sus largas pestañas, esa hermosa sonrisa, sus ojos verdes tan hermosos que hacían verla aún más hermosa, sus ojos brillaban tanto que incluso pude observar el reflejo de el cielo estrellado en ellos, mientras que mi corazón latía más fuerte al verla de esa manera, su piel blanca y suave era tan perfecta que todo de ella me cautibaba, no podía dejar de mirarla, incluso ver cómo por su lado pasaban algunas luciérnagas eso era aún más perfecto por qué con sus pequeñas luces hacían el momento aún más especial, de pronto una muy ligera ráfaga de aire hizo que su hermosos cabello rubio volase ligeramente, mi corazón latía tanto que por poco se saldría de mi pecho, un suspiro profundo salió de mi inconcientemente, yo estaba perdida en su hermosa belleza.

- llevas diez minutos observándome.

dijo ella volteandome a ver directamente a los ojos, ampliando ella aún más su sonrisa, realmente la pude admirar aún más, sin pena y sin rodeos sonrei ampliamente, logrando contagiarla con mi sonrisa.

- lo siento... pero tengo una vista mejor que el cielo.

ella levantó una ceja mirándome por un momento interrogante y volviendo a mirar el cielo.

- y que es esa vista para ti?

- eres tú.

un ligero sonrojo invadió sus mejillas lo que hizo que mi estómago estallara con unas sensaciones enormes de cosquillas en el.

ella no dijo nada, simplemente me miró nuevamente, está vez poniéndose frente a mí, colocó una mano en mi mejilla y caricio suavemente, por inercia cerré los ojos ante su suave tacto.

Sangre,Rojo pasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora