Óleo

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Kim Jimin estaba aburrida, abrumada por estar encerrada todo el día, puso música y dio un salto al levantarse de la cama, por un momento creyéndose acróbata. Estaba decidida a ir al parque como de costumbre, se miró al espejo y se percató de desordenada melena, con rizos disparados por todos lados, pero ella se encontró perfecta, aquella cabellera le recordaba a su madre con sangre latina. Jimin llamaba bastante la atención, era raro ver a alguien coreana con ese tipo de cabello natural. Buscó todo lo que necesitaba alrededor de su limpia pero desordenada habitación y corrió fuera de su departamento, alegre como niña pequeña bajando quince pisos por las escaleras.

La aceitosa pasta que usualmente tenía como objetivo plasmar los recuerdos de las personas iba trazando líneas libremente, era tarde, la noche había caído y es exactamente el momento en que Jimin se sentía motivada para dibujar, todas las noches solía cruzar al parque en frente de su departamento, llevando con ella sus materiales para pintar. Aquella noche se sintió afortunada al ver a una persona sentada en el parque, eran pocas las ocasiones en que se encontraba con gente a esa hora, pero aquel chico se veía tan lleno de sentimientos que no pudo evitar sentarse discretamente a una pequeña distancia y comenzar a plasmar con emoción su perfil. El chico no parecía inmutarse, llevaba mucho tiempo mirando a una sola dirección, nunca había encontrado a alguien tan acorde a su arte.

Hyunjin dejó que sus pies lo guiaran por las frías y oscuras calles de Seúl, caminaba sin rumbo alguno e inconscientemente se dirigía al parque Boramae, aquel lugar estaba lleno de recuerdos, hace algunos años era una vía de escape, cada vez que salía de clases se dirigía allí con Sun Hee y sus amigos, pasaban las tardes llenas de carcajadas y comiendo kimbap. Cada vez que llegaba a su casa estaba su madre esperando con comida y una sonrisa cálida. Tristemente todos esos recuerdos se vieron dañados con la muerte de Sun Hee, su grupo de amigos se disolvió, la mayoría decidió alejarse de Seúl y Hyunjin no visitaba tan seguido a su madre, ya que cada vez que ella lo veía no podía esconder sus preocupaciones, "¿estás comiendo bien?", "luces cansado", "hijo el cigarrillo te traerá muchas consecuencias". Él simplemente no se sentía bien preocupando a su madre, sólo se limitaba a llamarla para decirle que realmente estaba bien y a enviarle dinero para que no se exija tanto trabajando. Hyunjin sólo tenía contacto con Felix, un chico que trabajaba con él como guía turístico, era un puesto de trabajo bien pagado y no implica estar encerrado en una oficina.

Hyunjin miraba los árboles cubiertos por una fina capa de nieve, el recuerdo de Sun Hee lo abrazaba, cada invierno era el mejor panorama ir al parque a lanzarse bolas de nieve y estar acurrucados para poder abrigarse. Hyunjin entendía lo que había pasado, luego de culparse por mucho tiempo, comprendió que la depresión en ocasiones no sana, entendió que aunque ella era diligente con sus terapias y quería hacer un cambio en su vida, el tormento en su cabeza no era cosa fácil. Le dolía como nada, a pesar de que lo intenta ver positivamente, él nunca descuidó su amor, su relación era su prioridad, ambos trabajaban con la esperanza de llevar una vida juntos. Cada vez que pensaba en ella deseaba poder ver a los muertos y agradecerle por todo lo que le dio, "gracias, gracias, gracias" era lo que decía cada noche cuando más sentía su ausencia. A pesar de que él sintió que su vida había acabado decidió seguir avanzando, esperando por que la felicidad volviese a ser prioridad en su vida, esperando por ver el mundo con otros ojos de nuevo.

-Hola!

Hyunjin se sobresaltó, siendo sacado de un momento a otro de su trance, encontrándose con una mujer bajita, con una sonrisa deslumbrante que provocó que una pequeña sonrisa se asomara en su cara, sostenía algo delgado pero grande en su mano izquierda y su ropa oscura estaba manchada con colores, a pesar de la distancia lograba percibir un olor a aceite.

-No quiero molestarte y mucho menos buscaba asustarte.- La chica soltó una risita. -espero que no pienses que te estoy acosando o me malinterpretes pero te he estado observando la última hora.

-¿Disculpa?

Él no entendía el propósito de aquella chica al hablar cosas sin sentido, estaba sumamente confundido pero lo que menos inspiraba esa persona era miedo. Con sus manos rojizas por el frío le mostró su obra de arte a Hyunjin.

-Creo que nunca me había sentido tan bien luego de dibujar, ¿qué te parece?

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-Creo que nunca me había sentido tan bien luego de dibujar, ¿qué te parece?

La luz que los envolvía era tenue pero se distinguía perfectamente la figura del chico, totalmente detallada. Hyunjin sintió un cosquilleo en el estómago, seguido de asombro, nunca se había interesado en el arte y esta ciertamente era la mejor obra que había visto en su vida.

Todo el camino de vuelta a su hogar fue extraño, se sentía acogido luego de aquel raro encuentro. Entre sus dedos llevaba el lienzo, teniendo mucho cuidado de no estropearlo, sus pensamientos estaban enfocados en Kim Jimin, aquella artista del parque, hacía ya tiempo que no se encontraba con unos ojos tan puros, una felicidad deslumbrante y alguien con apariencia tan sencilla. Hyunjin estaba rodeando de una sensación de felicidad que le era tan reconfortante y poco usual. Llegó a su casa buscando una caja con herramientas y puso un clavo en su vacía pared, paso seguido puso la pintura y todo se tornó distinto, era inusual encontrar colores en esa habitación, sólo tenía lo justo y no se motivaba a decorarla. Esa noche se quedó mirando con detalle los trazos de óleo, hasta que cayó en un profundo sueño.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2020 ⏰

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