2

4 0 0
                                    

Creo que lo que más me gusta de donde vivo es que por la noche disfruto de el sonido de los grillos y el viento, te hace sentir una paz inmensa, como si fueses ajena a todo el ajetreo de la cuidad.

No hay que malinterpretarme, vivo en pleno centro, pero puedo presumir de tener un barrio tranquilo.

Cada noche abro mi ventana, salgo al tejado de mi casa y me siento en el mirando el cielo, la soledad siempre ha sido algo muy notorio en mi día a día, pero en momentos como este, en estos años, es lo que más tranquilidad me aporta.

Solo pensar en todo el tiempo que he malgastado en personas que no se lo merecían me hace ponerme de mal humor.

Quito esos pensamientos de la cabeza y me pongo un poco de música de fondo, para mí sorpresa era lo último que iba a escuchar esa noche.

...

Me levanto al escuchar la alarma desconcertada, no me acordaba de haberme quedado dormida en el tejado, bueno, hoy iré con dolor de espalda a clase, pero ha merecido la pena.

Me meto en mi habitación, me pongo lo primero que he encontrado en el armario y voy corriendo a la parada de autobús no vaya a ser que lo pierda una vez más.

Nada más llegar me encuentro con una Katy deslumbrante sonriente.

-¿Te ha tocado la lotería?- pregunto con júbilo.

-¡Me ha dicho Dylan que podemos ir a su fiesta!- me contesta animada.

Oh no, eso sí que no, pero ni de coña.

-¡¿Que vayamos a la fiesta de ese indeseable para que?!- se notaba tanto mi enfado que a Katy le di un poco de miedo.

-Karen, relájate, míralo como una oportunidad para pasártelo bien con tus amigas, con nosotras, nadie más.

Respiró hondo durante unos segundos para recomponerme.

-Se que os merecéis lo mejor, y que ir a una fiesta juntas sería muy divertido, pero el hecho de estar en la misma sala con él, ¿Crees que podría pasar algo?

El miedo de que haya más problemas entre Dylan y yo me acosaba cada día, no tenemos ningún tipo de contacto desde hace tiempo ya que me di cuenta de que era una pérdida de tiempo.

-Karen, si te hace algo o te dice algo sabes de sobra que cogemos sus cojones como sonajeros.- esa afirmación me tranquilizó, pero sobretodo me hizo reír.

Me gusta saber que estoy protegida por estas chicas, se que no es un muro imparable pero tener su apoyo es como tener un súper poder.

Nos subimos en el autobús charlando sobre qué más profesores nos faltan por conocer, parece ser que hay un par nuevos en el instituto, la profesora de física y química está de baja por problemas de espalda así que tenemos una sustituta la cual no hemos visto ni por los pasillos y nos han dicho que hay tanta gente que tiene problemas con la profesora de matemáticas que han puesto una nueva clase de refuerzo para ello con otra docente.

Dolores, la profesora de mates, lo único que sabe hacer bien es destrozar los cajones de la mesa de clase, cada vez que se enfada lo cierra con fuerza y hay veces que lo rompe y dice que hemos sido nosotros. Se enfada por todo tipo de tonterías y nos manda a la clase de guardia por cualquier tipo de movimiento que ella no acepte, más de una persona se ha ido sin merecerlo, me refiero, si vas a tirar un pañuelo lleno de mocos a la basura porque regalarte por ello.

Yo de hecho la única vez que fui no me lo merecía, pero oye, llevaba un año haciendo de todo y tocando los cojones, supondre que fue el karma.

Llegamos al centro y nos juntamos con Amber, ella vivía tan cerca del instituto que no necesitaba ningún tipo de transporte. La envidio, podría quedarme más tiempo dormida si viviese aquí, pero cuando pienso en renunciar a las noches en mi tejado cambio totalmente de opinión.

-¿Ya se lo has dicho?- pregunta Amber nerviosa.

-No te preocupes ya lo se todo.- contesto con un tono tranquilo.

-Me lo tomare como un quedamos en tu casa antes para vestirnos lo más zorras posibles.- me dice sonriendo.

- Todavía estamos a martes cuántos ánimos tenemos por aquí.- contesto con dejadez.

Mis amigas sonríen y niegan con la cabeza ante mi comentario.

Nos ponemos a hablar animadamente sobre series que nos gustan y se nos unen tres personas más a la charla.

Jeremy, Amy y Marcus, al que llamamos Marc, porque chico no se en que pensaban sus padres en llamarlo Marcus, se que lo digo yo que me llamo Karen con K de kilo y guau solo por eso ya es original y luego tengo una amiga llamada Katy que es nombre de perra o niña consentida, pero llamarse Marcus en pleno siglo 21 es como que te metan una patada en la entrepierna.

Normalmente solemos estar los 6 juntos, es verdad que Katy Amber y yo tenemos una relación mucho más estrecha, pero en cuestión de grupo se podría decir que esta es nuestra pandilla, seis chicos frikis con muchas ganas de terminar el curso.

- Hoy nos hacen el cambio de sitios y espero que me toque con alguien que no me entretenga.- dice Jeremy mirándome con cara de cómplice.

- El año pasado te ayude más que distraje no me mires de ese modo. -replico.

El anterior año me pase un trimestre entero al lado del pupitre de Jeremy e hicimos muy buenas migas, es una persona super carismática y que te hace reír, lo malo fue que era muy despistado y mi aburrimiento no ayudaba a prestar atención, eso sí cuando las cosas se ponían feas yo le ayudaba con todas las materias posibles.

- Me da pena no estar en vuestra clase.

- Katy, no te preocupes, te enviare mensajes de aburrimiento desde mi sitio.- la contesto con dulzura.

Me alegra haber podido quitar la tristeza de su rostro.

Katy es una chica adorable, se la ve como una chica muy tranquila desde fuera pero cuando la conoces ves que es un puro terremoto. Es lo contrario a Amber, cuando la ves sabes que ella es una montaña rusa de emociones y pura acción, pero cuando miras a Katy esperas a una chica tranquila y reservada que disfruta de leer libros en su casa.

Se que eso se llama tener prejuicios, pero oye yo no los inventé así que no es mi culpa si hoy en día todos los tenemos en algún momento de nuestra vida.

Toca el timbre y eso significa que empieza nuestra rutina de principio de año, si hay algo que más odio en esta vida es pasarme sentada 6 horas del día en una de las peores sillas del mundo y ahora encima con la espalda como la tengo después de haberme quedado en el tejado no quiero ni imaginarmelo.

Entramos a la clase y me siento junto con Amber como ayer hasta que Ntra nuestra tutora.

- Bueno como ya sabéis soy vuestra tutora y hoy toca cambio de sitios así que tengo algo planeado para que saquéis lo mejor unos de otros.

Después de darnos una charla motivacional sobre esforzarnos lo máximo y ayudarnos entre nosotros va diciendo los nombres mientras señala los sitios.

Este año Amber y Jeremy se sentaban juntos, menuda idea de mierda, los dos eran malos en las mismas materias no iban a poder ayudarse en nada, en lo único que se diferenciaban era que por algún motivo que desconozco a Amber se le daba bastante bien la historia.

Y por si hubiera pocas sorpresas ya en el día de hoy a mí me tocaba sentarme sola en el fondo de la clase.

- Se que es raro que mande a alguien sentarse sola Karen, pero sois impares y tú no es que tengas mucha debilidad en ninguna materia así que es la mejor opción.

Por si faltase poco con ese comentario había captado la atención de toda la clase, bien, a parte de todos los demonios que tengo también voy a ser aquella chica que se sienta al fondo sola.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tinta negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora