☂Parte única.☂

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Créditos del dibujo para @liszukung (Twitter.)

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El cielo nubifero se oscurecía con lentitud, un viento frio entraba por una de las ventanas del salón. Los estudiantes guardaban sus cosas y se preparaban para cada uno irse a su respectivo dormitorio.
Ashido, harta del frío, se levantó de su asiento para cerrar la ventana abierta que nadie había querido cerrar, o eso observó Bakugo desde su asiento, él no iba ni quería levantarse de su lugar. Estaba callado, sin ganas de nada viendo su mesa, esperando para poder irse.
No debía prestar atención a su alrededor, Aizawa ya había terminado su clase.
No obstante, aun cuando quería solo cerrar los ojos e ignorar todo, un asiento vacío en particular le llamaba la atención.

El rubio junto sus manos por el frio y respiro con un poco más de dificultad, apartó la mirada de ese asiento.
No debía pensar en Todoroki en esos momentos.
Mordió su lengua hastiado, no iba a preguntar por él, si falto no era de su incumbencia, se repetía... aun cuando se notaba su interés hacia el chico y hacía el porqué de su falta.
De todos modos nadie le hablaba, sabían que no estaba pasando por un buen rato, ni sus amigos más cercanos se atrevían a molestarlo.

Las gotas empezaron a caer, el sonido del agua goteando sobre las ventanas lo afirmaba.
Bakugo se levantó para hablar de algo con su profesor ignorando las miradas curiosas de sus compañeros.
Estaba un poco nervioso, quería ir a casa, pero con esa lluvia no estaba seguro de si Aizawa lo dejaría ir o si lo obligaría a quedarse en las instituciones de la academia —como se debía—.
Por suerte, Aizawa le dio justo lo que quería.

Al volver a su lugar para tomar sus cosas su amigo de cabellos rojos se acercó algo tímido y cabizbajo, y luego de una bocanada de aire hablo:

—Bakubro —susurro para que así le mirara—. ¿Hoy también iras a tu casa? —preguntó con delicadeza, intentando realmente no molestar al explosivo.

—Sí, el profesor Aizawa me dejo ir —respondió seco, sintiéndose un poco culpable de tratar a su mejor amigo así, no podía evitarlo.

Kirishima jugó con sus manos y empezó a mover sus piernas por nerviosismo.
Claro que Bakugo noto esto y sabía lo que iba a preguntar.
Negó con la cabeza con rapidez.

—No, Kirishima. —El nombrado hizo un puchero—, quiero ir solo esta vez.

Ir a la casa de sus padres... de sus fallecidos padres.
Sintió un hueco en su estómago al leer la pantalla de su celular, todo mundo hablaba del reciente accidente en un centro comercial que fue atacado por un villano; sus padres murieron allí.
Sintió un escalofrío y unas inmensas ganas de llorar, pero se aguantaría.

Miró a Kirishima, quien aún estaba parado frente a su asiento.

—Por favor —murmuró Katsuki—. Quiero estar solo... —Y eso era una total mentira, pero no soportaba seguir siendo deplorado.

Pequeñas gotas. →Todobaku←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora