Laberinto

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Todo empezó un día soleado, con mi familia fuimos a un parque de diversiones.

Hubo una atracción que me llamó mucho la atención, le pedí a mi mamá que me llevara ahí, ella miró la atracción confusa pero aceptó.

Aquel juego consistía en lograr pasar un laberinto, pero este no era con plantas como solían ser, este era como un edificio viejo que en cada piso había cada vez más pasillos, solo podían participar niños.

Mi madre dudó pero pagó para que pudiera jugar, todos los que íbamos a participar nos pusimos en el medio de un escenario, mientras que los adultos se sentaban al rededor del centro.

Una corneta dió inicio al juego, empecé a correr en dirección al laberinto, en el primer piso iba todo bien, eran un par de pasillos fáciles de pasar y todavía estaba con 4 de los 9 que jugábamos.

Ya en el segundo piso me había quedado sola, ya que había más de una escalera para llegar a los otros pisos, todo era silencioso.

Siempre fuí alguien muy miedosa por lo que empecé a correr más rápido, habían demasiados pasillos pero logré encontrar una escalera que daba al tercer piso, parecía como si todos hubieran desaparecido, doblé una esquina y me encontré a uno de los niños que jugaba muerto, su cabeza había sido arrancada y su estómago estaba abierto dejando ver un par de tripas.

Me tapé la boca ya que me dieron ganas de vomitar, una mano me agarró del hombro y después sostuvo mi mano derecha, empezó a correr haciendo que me dé la vuelta, era una de las jugadoras.

La chica tenía el pelo negro un poco despeinado, tenía el pelo corto, su piel era pálida y tenía los ojos color oro, su mano estaba fría.

Sin darme cuenta empecé a llorar, pero me detuve al escuchar un canto aterrador.

La niña se tensó y empezó a correr cada vez más rápido, cuándo doblamos una esquina nos encontramos con una muñeca de cabello similar a la de mi compañera, tenía espirales en los cachetes, sus ojos estaban rotos y el izquierdo estaba descolocado.

Corrimos hacia la dirección contraría, pero cuando ibamos a doblar devuelta una sombra aparece, no pude distinguir que era porque parecía no tener forma.

Nos dimos la vuelta pero la muñeca que nos perseguía se agarró de mi buzo intentando apuñalarme con una navaja, la chica la agarró de los pelos y la tiró contra una pared.

Empezamos a correr cada vez más rápido, íbamos a doblar otra vez pero ahora habían dos muñecas similares a la anterior.

Intentaron atacarnos, pero dos chicos de mi edad las patearon y empezaron a correr delante nuestro.

Nos habíamos encontrado con otra chica, tenía el pelo rubio y los ojos rubí, tenía lastimaduras en las rodillas y parecía cansada, aún así corrió a nuestro lado, llegamos a una parte del edificio en donde el techo estaba roto dejando entrar la luz del sol.

Pegado a la pared había un puente de madera viejo, tuvimos que pasar por ahí ya que era el único camino porque abajo había un acantilado.

La niña rubia fue la primera en pasar, pero el puente no logró soportarla haciendo que la chica caiga por el acantilado.

Ella dió un gritó desgarrador haciendo que me estremeciera, ya no quería cruzar el puente, estaba demasiado asustada, mis manos temblaban y me empezaron a dar tics por los nervios, rascarme la cabeza, sacarme la piel de los costados de la uña, abrir y cerrar los ojos brutamente, etc.

En fin, o era cruzar el puente o ser perseguida por esa sombra sin forma y las muñecas, definitivamente prefería caer por un acantilado para serles sincera.

Primero pasó uno de los chicos, tenía el pelo marrón tirando a miel y ojos color verde, parecía estar asustado pero estaba mejor que yo, temblaba un poco pero nada más.

Por atrás lo siguió la chica de pelo negro, que le voy a decir Maya ¿Porque? Porque tiene cara de llamarse así.

Ambos pasaron y no pasó nada.

- Vamos chicos tienen que pasar - nos dijo Maya.

El chico de mi lado miró el precipicio y se paralizó, decidí que le tenía que transmitir confianza así que le agarré la mano y le mostré una sonrisa nerviosa.

- Yo te sostengo - le dije agarrándole fuertemente los hombros.

El asintió nervioso, no recuerdo mucho su apariencia solo recuerdo sus expresiones.

Empezamos a caminar cruzando el puente, como yo casi no sentía las piernas del miedo cerré con fuerza mis ojos y cuando los abrí habíamos llegado al otro lado sanos y salvos.

Solté los hombros del chico y caí de rodillas transpirando.

- E-estamos vivos - dije casi sin aliento.

Pasamos por un túnel que estaba frente a nosotros pero no había salida, <<genial teníamos que volver a pasar por el puente>> pensé al ver un pequeño lugar que daba fin al túnel.

Esta vez cayó el chico de ojos verde, el otro chico y yo empezamos a llorar asustados, Maya trató de consolarnos pero no lo logró.

Volvimos a correr por los pasillos tratando de esquivar las muñecas que aparecían.

De la nada una muñeca se colgó de la remera del chico y le clavó una navaja en la espalda baja haciendo que él gritara.

Después de eso la muñeca le sacó los órganos al chico y Maya tuvo que forzarme a correr.

Doblamos en una esquina y esa sombra sin forma volvió a aparecer.........

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