Corre por tu vida

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Pasos, muchos pasos cada vez llendo más rápido.

Por una solitaria calle se puede contemplar dos chicos de 11 y 12 años.

Una era una chica de pelo marrón oscuro y ojos casi negro, llevaba una remera negra y un pantalón roto en las rodillas y tenía lastimaduras en la cara y brazos, si era yo.

El chico que iba a mi lado tenía el pelo medio enrulado y largo hasta los hombros más o menos, llevaba una remera verde y pantalones azul oscuro, también tenía lastimaduras en la cara, su nombre era Thiago, lo recuerdo por que es mi amigo y compañero de escuela.

Ambos corríamos en busca de ayuda, pasamos por un callejón y entramos a una casa que tenía la puerta sin llave.

Cuando entramos vimos a un señor mayor de edad sentado en una silla con una escopeta en mano, tenía muchas canas y sus ojos eran marrones con reflejos verdes.

Al vernos lo primero que dijo fue:

- No los ayudaré así que no gasten su horrible voz -

- Para empezar ni siquiera sabía cómo era nuestra voz - le respondió Thiago - además no necesitamos su ayuda, con que no les digas que estamos aquí todo bien -

El hombre no hizo nada, nosotros nos miramos y empezamos a buscar escondites por toda la casa.

Yo entré a una habitación, me sorprendió ya que era igual a la mía, ignoré esto y me fijé en donde esconderme, tenía pensado hacerlo debajo de la cama pero me encontrarían fácilmente y me matarían, me fuí de la habitación y entré al baño, también era igual al mío.

Era un baño pequeño, la ducha estaba atrás de todo ocupando todo lo ancho de la habitación, en la pileta al lado había una mano hecha de mármol la cual sostenía el jabón.

Cerré la puerta y me dispuse a esperar, pero me acordé que había posibilidades de que Thiago todavía no haya encontrado un escondite.

Salí y fui a la sala quedaba a la salida, el anciano seguía ahí con su escopeta en manos, dirigí mi mirada a la puerta y ví a mi amigo mirando por una ventana.

- ¿Que estas haciendo? - le pregunté.

- Hay posibilidad de que pasen de largo y quiero ver si pasa -

Decidí mirar con el y para nuestra mala suerte si pararon en la puerta, el objeto que daba inicio a la caza fue difícilmente abierta por una de esas cosas.

Una de ellas agarró del pantalón a Thiago llevándoselo, eran pequeñas pero tenían una fuerza inmensa.

Mi amigo trató de agarrase del borde de la puerta pero no aguanta y la termina soltando, por suerte reaccioné rápido y lo agarré del brazo.

Esa cosa era tan fuerte que terminó por llevarme a mí también, cuando pensamos que íbamos a morir aquel anciano con cara de orto le disparó a la criatura haciendo que nos suelte.

Los dos corrimos al interior de la casa asustados, el hombre cerró la puerta y se volvió a sentar.

Fuimos al baño a esperar a que se haga de noche, ya que esas criaturas no salen cuando no hay luz.

Yo me senté en la tapa del inodoro mientras que Thiago sostenía la puerta.

Escuchamos disparos y gritos aterradores que provenían de las criaturas, pasaron horas y la pequeña ventana del baño dejo de dar luz a la habitación.

Thiago soltó la puerta y salimos, el anciano ya no estaba y en su lugar había un gran charco de sangre.....

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2020 ⏰

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