Capítulo Único.

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Nota: Esta historia no me pertenece, mi único trabajo aquí fue su traducción. Tengo permiso de la escritora, cuyo nombre es SingManyFaces, puedes encontrarla en AO3 y darle un poco de amor; le pedí su permiso  y ella accedió. Siento que el fandom Anisoka carece de buenas historias sobre ellos, al menos el del fandom de habla española, o carece de historias, al final. Personalmente, ella me encanta, su manera de escribir es hermosa, repito, vayan y chequeén su cuenta, sin más, disfruten.

Nota de la escritora: Para los propósitos de este fic, el duelo épico en Mustafar no sucedió. No tiene ningún impacto en la historia, pero Obi-Wan está escondido con ambos gemelos en esta historia.

Lo Que Se Necesita.

Sumario: La nueva Emperatriz Tano piensa en las alocadas emociones que la dirigieron a esa posición. Ambientada menos de 10 años después del surgimiento del Imperio.

•••

Estaba lloviendo esa noche en Coruscant, el sonido de la lluvia contra las ventanas del piso al techo sacándola de la cama. Aún después de meses era difícil para Ahsoka pensar en esa habitación como suya; una vez ocupó las sillas de reuniones del Consejo Jedi, luego, el Trono del Emperador. Ahora, ocupaba su cama. Aveces ella se preguntaba si alguna vez se acostumbraría a la idea.

El transpariacero estaba frío bajo su mano mientras miraba, fácilmente perdiéndose en el recuerdo de otra noche lluviosa; no había sido hace mucho tiempo, pero se sentía como otra vida. Parte de ella siempre supo que Vader la encontraría, que Fulcrum tendría que pelear con su maestro caído. Hasta se había preparado a sí misma, tanto como pudo, solo para él atacarla. En sus círculos, él se había vuelto conocido y temido como el perro rabioso del Emperador por una razón, pero aún así ella... ella sabía que no sería capaz de matarlo.

Pero para lo que ella no había estado preparada era para las emociones derramadas durante la pelea, las palabras que habían lanzado de un lado a otro sobre el chasquido de sus espadas chocando; su garganta se había sentido seca por eso. Su duelo había llegado a un punto muerto —de nuevo—, escasos metros los separaban mientras jadeaban silentes, sus sables todavía levantados pero colgando.

—¿Por qué? —era la única pregunta a la que ella seguía volviendo, necesitando entender; ella había perdido el rastro de cuántas veces el mundo había dejado su boca.

Los ojos de Vader prácticamente brillaron con su frustración.

—¡Porque esto es todo lo que hay! —él había rugido.

Era otra variación sobre el tema de todas sus respuestas esa noche.

—¡No puedes realmente creer eso! —ella finalmente se rompió, con voz desesperada— Anakin...

—Está muerto —él había insistido, no por primera vez. Pero había sido difícil para ella sentir algo de peso detrás de sus palabras, mientras lo miraba a la cara, incluso si hubieran sido un par de ojos dorados mirándola.

—¡Te hubieras enfermado en tan solo pensar en las cosas que el Imperio ha hecho! —las cosas que él ha hecho— ¡Íbamos a viajar por la galaxia después de la guerra, íbamos a liberar esclavos!

El final del vínculo de Vader se había disparado repentinamente, como un cuerda deshilachada, antes de que la excluyera de manera forzada en la Fuerza. Él había cortado el aire entre ellos, la lluvia se evaporó con un silbido contra su sable, mientras lo movía hacia atrás de sus piernas.

Lo Que Se Necesita | Anisoka, VadersokaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora