Uno; Cuidado, es una trampa.

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    Viernes 6 de marzo.
Típico viernes con amigos, allí estaba un grupo de compañeros, a las risas, como cualquier otro. Sin saber lo que los acechaba desde hace mucho tiempo, una crónica de una muerte anunciada.


   Jueves 5 de marzo.
 Dylan Miller celebra su cumpleaños número dieciocho, el tan esperado día había llegado, cuando recibió un mensaje a la madrugada de ese viernes el cual contenía la siguiente frase.- Te espero afuera ¡no trates de huir! -. Dylan se asomó a la puerta y allí estaba ella, tan única, tan espesa, tan oscura, y aquel viejo amigo invisible que revoloteaba a su alrededor. El ambiente se tensionaba cada vez que Dylan daban un paso más lejos de la puerta de su casa y mientras se adentraba poco a poco en la oscuridad, el viento que soplaba levemente e indicaba hacia donde debía ir. Fue allí cuando a sus espaldas por fin se dio conocer aquel misterioso mensajero el cual no venía solo sino cortejado por cuatro personas. Dylan desbordaba temor en su postura encorvada con los brazos protegiendo su tórax y aminorarando su caminata en la búsqueda de encontrarse facha a facha con ese enigmático anónimo. 

El tictac del recóndito marcaba la hora pactada, era momento de dar inicio y fin al propósito. De una vez por todas se a echaron de ver estos cuatros subordinados y enclaustraron al temeroso joven. Fue allí, cuando le bufaron un polvo blanco a sus ojos y Dylan se arrodillo ante estos, tras haber recibido un impacto en su cabeza en un acto de cobardía por el misterioso mensajero. Había estrellado un huevo en su cabeza y comenzó a vocalizar una cantinela de cumpleaños dejando escapar su rostro de la oscuridad al igual que sus acompañantes. Se trataba de los mejores amigos de Dylan que le habían tendido una trampa para que este saliera de su casa y poder saludar a este compañero tan amado por todos ellos. 

VIERNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora