Tres; Algo huele mal.

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Lunes 9 de marzo

Un día gris, un día para el olvido, un día en el que nacería una enemistad más fuerte que los grandes músculos del mismo Hércules, nombre por el cual apodaban al nuevo recluso y homicida Jeremy Thompson, imputado por el asesinato de Thomas Ayuso. El momento cuando el juez golpeaba con su martillo al estrado dictaminando una sentencia de veinticinco años de prisión, Jeremy juro venganza al preocupado rostro de Salvador, el cual era devastador tras el remordimiento por llevar a uno de sus mejores amigos al agujero de la muerte.
Dylan destruido por la muerte de su amigo, fue a visitar al salvaje Jeremy en la prisión de Tarragona en búsqueda del ¿Por qué?. Sorprendido por la apariencia de su amigo el cual lucia con marcas de golpes por todo el cuerpo, el pelo largo y enredado como que si poseyera rastas.
Llanto y suplicas para que le creyera, era lo único que Jeremy podía ofrecerle a Dylan.
–Yo no fui, te lo juro, Salvador me manipulo para que lo golpeara. – mientras lo repetía continuamente, Dylan se alejaba callado del Vis a Vis con la sensación de que Jeremy decía la verdad.

Por otro lado la familia Ayuso recibió la información oficial de la autopsia de su fallecido hijo, la cual develaba que era cierto la causa de la muerte de Thomas una brutal golpiza, sin embargo el subcomisario Frank Ayuso junto a sus colegas sostenían la hipótesis de que ningún ser humano puede morir por unos pocos golpes en el estómago. Así es, Frank era el tío del fallecido y el cual trabajaba en la investigación de la muerte de su sobrino. Era casi imposible comprobar que la causa de muerte era otra, acaso ¿existía alguna alteración de los hechos? Ese era el nuevo enigma a resolver por los Ayuso.

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