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Realmente fueron tiempos difíciles, para ellos ¿Sabes?, la organización sufrió mucho daño, pero eran tiempos de guerra, y así son las guerras y este negocio, a veces se gana y a veces se pierde, así que la familia se mantuvo firme y unida en estos tiempos difíciles que se aproximaban

Un día después del incidente que había ocurrido el día de ayer en el hotel, Pablo recibió una llamada a eso de las 2:30 de la tarde, Pablo atendió y escuchó la otra voz al otro lado del teléfono. Era David, el gerente del casino con el cual había estado hace días atrás y con el cual habían dejado con las piernas rotas a un hombre por robar en el casino. Resulta que David ya sabía quien era la persona que estaba saboteando el trabajo, y sito a Pablo a que fuera hasta el casino para poder solucionarlo de una vez por todas. Pablo se arregló y fue hasta allá acompañado de Daniel y dos guardaespaldas, lo que había pasado con Andrés los había dejado muy alarmados y no pretendían quedarse solos por un instante y arriesgarse a que intentaran matarlos, y muchísimo menos si se trataba de los cabecillas de la organización. El primer guardia iba manejando y el segundo iba de copiloto, Pablo y Daniel iban en los asientos de atrás. Al llegar al casino, todos se bajaron y entraron, los guardias del casino los guiaron hasta los ascensores, pero antes Pablo le dio la orden a los guardaespaldas que venían con, que se quedarán arriba esperándolo, así que Pablo y su hermano entraron al ascensor y bajaron hasta el sótano, sitio donde ya tenían al tipo, al llegar al sótano estaba David solamente, no habían guardias debido a lo privado que era el problema, y en la misma habitación que David estaba un hombre amarrado a una silla con una bolsa negra de tela en la cabeza

–¿Y este?—dijo Daniel viéndolo—
–Señores–David los saludó a ambos-–¿Cómo han estado?
–Muy bien, David —dijo Pablo sonriendo—
-Esta es la persona que gestionaba todos los saboteos en el casino.

Pablo le quitó la bolsa de la cabeza para ver su cara, el hombre estaba amordazado, tenía apariencia de unos 48 años de edad, su color de piel era blanco, canoso y con unas pocas arrugas en la cara.

–Este es el hombre que movía todo lo que estaba sucediendo con las estafas
-–Es este?–preguntó Pablo-–¿Cómo lo descubriste?
–El hombre es un ingeniero que trabaja con las máquinas, y se sabía al derecho y al revés los códigos de las mismas, así que por eso sabía las cosas que saldrían próximamente. Lo descubrí hablando por teléfono en la sala de maquinarias con una persona, así que lo traje hasta acá, así que usted dirá, señor
–Bueno, le vamos a sacar información–dijo Pablo viendo al hombre amarrado–
–¿Cómo haremos eso, señor?
–Bueno, para eso te traje a Daniel, aún no ha nacido ser humano que no hable con las torturas de mi hermano —dijo sentándose en una silla—Así que dejemos que trabaje tranquilo, por favor toma asiento

David obedeció y tomó una silla para sentarse al lado de Pablo, Pablo sabía la gravedad del asunto, así que por eso mismo había traído a Daniel, por que si alguien podía hacerlo hablar y decir todo lo que estaba pasando era el. Daniel le quitó la mordaza, nunca se la dejaba puesta a las personas que tortura, el decía que le encantaba oír como gritaban de dolor y suplicando perdón. El hombre a penas de que le quitaran la mordaza, escupió a la altura del pecho a Daniel, mojando con saliva su hermoso traje, Daniel al ver lo que había pasado le dió una fuerte cachetada al hombre

–Ahí ya empezamos mal, amigo -Dijo Daniel limpiándose-
–¡No te diré una mierda!
–Si me lo vas a decir, me vas a decir todo lo que yo quiero, ¿Sabes por qué? Porque te voy a torturar como si estuvieras en el infierno, no te imaginas las cosas que te voy a hacer, malnacido, pero... si logras resistir todo lo que te haré, voy a traer a tu familia y la voy a picar en pedacitos delante de ti,y no conforme con eso, los voy a cocinar y haré que te los comas, hijo de la gran puta

El hombre vió a Daniel con miedo, no por sus amenazas, sino porque se acababa de dar cuenta que estaba enfrente de un psicópata, y que cada una de las cosas que había dicho las iba a cumplir sin dudarlo por un segundo. Daniel tomó una caja de herramientas que había, en un estante, así es, la misma en la que David había sacado las tenazas, Daniel llevó la caja hasta la mesa y la abrió, de su interior sacó un alicate, de esos con los que se corta alambres. Daniel le quitó los zapatos a aquel hombre y tomó las pinzas

–¿Q-que vas a hacer?
–Me voy a divertir —dijo Daniel sonriendo–La duración de mi diversión dependerá de tí, de cuanto tiempo vas a resistir callado–Daniel se agacho y tomo su pie fuertementeAquí voy, amigo —tomó la uña del dedo pulgar del hombre con las pinzas y la arrancó con todas sus fuerzas—
–¡Aahhh!—gritó aquel hombre al sentir su uña desprendiéndose de su dedo—
–¿Si ves que no estoy jugando?—Daniel tomó la uña y se la metió en la boca al hombre—Cómetela, malnacido, cómetela

Daniel le cerró la boca y le tapó la nariz al hombre al mismo tiempo, pues el sabía que si hacía esto al mismo tiempo aquel hombre solo tendría el reflejo de tragar, y así fué, aquél hombre se trago su propia uña que acababa de ser arrancada de su pie. Daniel dejó la pinza ensangrentada en la mesa y sacó de su traje una navaja suiza

–¿Aún no vas a colaborar?—aquel hombre no podía aceptar o negarse, el dolor que sentía era tan inmenso que lo único que salía de su boca eran gritos desgarradores—Bueno,tomaré eso como un "no" —agarró la cabeza del hombre y con su navaja le empezó a cortar la oreja derecha—Vamos a ver si no vas a hablar, malnacido, vamos a ver —luego de pasar la navaja repetidamente por su oreja, Daniel se dio cuenta que ya estaba lo suficientemente cortada, así que la arrancó con todas sus fuerzas y la sostuvo en su mano—¿También te gustaría comertela?—el hombre gritó muchísimo más fuerte que cuando le arrancó la uña, y se empezó a desmayar-—
–No,no te vas a desmayar, maldito

Daniel rompió la camisa del hombre y con las pinzas apretó uno de sus pezones con mucha fuerza. Aquél hombre despertó gritando con todas sus fuerzas

–¡Ya, por favor! Voy a hablar—dijo el hombre llorando y entre lágrimas—
–A ver, te escucho
–Trabajo para los Rutherford... ¿Recuerdas a Leonardo? El hombre que mataste... era su primo

Daniel se quedó totalmente sin palabras al igual que Pablo, el cual se levantó inmediatamente de la silla y caminó hasta aquel hombre

–¿Que acabas de decir?—dijo Pablo sin creer lo que acaba de oír—
–Están aliandose con otras familias... ellos quieren tumbar a los Santana cómo sea, quieren atacar todo lo que tenga que ver con ellos, hasta al perro si se puede
–¡¿Que otras familias están involucradas?!
–N-no lo sé, en serio no lo sé —Pablo se llevó ambas manos a la cabeza y se alejó de aquel hombre—
–Por favor n- —las palabras de aquel hombre fueron interrumpidas con el disparo que Pablo le acababa de dar en el pecho—
–¿Y ahora qué?—preguntó Daniel viendo a su hermano—
–Nos vamos de aquí ya

Los hermanos se subieron al ascensor y fueron hasta la entrada principal y se juntaron con los hombres que habían venido con ellos. Pablo no dió explicaciones y simplemente le dió la orden a los hombre de irse en ese preciso momento. Salieron del casino y subieron al auto, Pablo dió la orden de irse lo más rápido posible, orden la cual el conductor obedeció y condució a toda velocidad hasta la casa de Los Santana

El As de PicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora