15 horas antes del incidente.
—¿Estás lista para el encierro de esta noche? — preguntó Sean mientras le daba un sorbo a su bebida.
—No voy a asistir a esa estupidez— Ana se puso los audífonos.
—¡Ana!¡Anda! Nunca vas, y es nuestro último año, deberías hacerlo solo para poder decir que si viniste.
—¿Para qué? Literalmente es hacer lo que hacen en sus fiestas pero aquí en la escuela.
—Eso es lo emocionante— miró el reloj — Debo irme, tengo clase de bioquímica y si llego tarde de nuevo, la profesora Méndez me hará quedarme a detención y no gracias.
—Te veo después.
—¿En el encierro?
—No lo prometo.
Sean sonrió y se dirigió a su salón, mientras saludaba a todos en el pasillo. Todos lo conocían, a todo el mundo le agradaba.
Ojos rasgados y cabello largo castaño, complexión delgada, manos delicadas, y siempre llevaba puesta una sudadera roja, se la había regalado su tío y le fascinaba.
Pero le empezó a tomar más cariño cuando su tío falleció. Sean no era solo gracioso porque quería serlo y ya, el quería ser como su tío Austin, gracioso y fuerte en cualquier situación.
Su padre los había dejado cuando el era un niño, y su tío tomó ese rol paterno para el, y siempre le decía "recuerda que un día sin reír, es un día desperdiciado".
Cuando Austin falleció, Sean se perdió un poco, dejó de sonreír por mucho tiempo, estaba totalmente deprimido, y enojado con la vida y comenzó a fumar juul a los 14.
Hasta que un día, un perro se cruzó en su camino e hizo algo gracioso, y Sean rio después de mucho tiempo.
Hasta el día de hoy piensa que ese era su tío diciéndole que debía mantenerse fuerte y seguir sonriendo después de esto, aunque tal vez solo era un perro un poco tonto. Después de eso empezó a asistir a su terapia de duelo y dejó el juul, y volvió a ser Sean el sonriente de nuevo; aunque a veces esté triste, siempre trata de mantenerse fuerte ante todo.
—¡Hey Seanie! — dijo Logan desde lejos al ver que el pelinegro entraba al salón.
—¡Logan! ¿Todo listo para hoy? — Sean guiñó.
—Pero claro, mi primo nos consiguió unos sacos de dormir llenos de molly*, podremos pasarlos sin problemas.
—Amigo, este es nuestro último encierro y será el mejor, Lonnie y yo esta tarde haremos lo que te dije ayer, ¿recuerdas? — Sean se quitó la mochila del hombro y se sentó en el escritorio que estaba enfrente del chico de piel blanca.
—Pero claro, supongo que ser parte del consejo estudiantil tiene sus ventajas— Logan rió mientras acomodaba su cabello rizado.«[08:07] Lonnie: ya quedó todo arreglado👀»
Sean sonrió.
La clase de bioquímica se le hacía demasiado fácil, si tenía una nota baja era porque siempre llegaba tarde y a veces se odiaba un poco por eso, pero siempre pasaba a ver a su tío antes de la escuela, aunque todos creían que solo se quedaba dormido. Hacía pocos días que había decidido dejarlo ir, empezar a enfocarse en mejorar esa nota, después de todo, Yale no iba a llegar a ofrecerle una beca para medicina por si sola, y si no entraba no se lo perdonaría, necesitaba ayudar a salvar vidas, así pagaría lo que el veía como su "deuda" con Austin, ya que estaba muy pequeño para poder ayudar.
Al sonar el timbre todos comenzaron a guardar sus cosas para salir rápidamente del salón, a decir verdad, después de un rato comenzaba a acalorarse ya que a la profesora no le gustaba encender el aire acondicionado.
—Hey, Sean, ¿tienes hora libre? — preguntó Logan.
—Si, pero debo arreglar algo en la oficina de audiovisuales, quedé de verme con Loon.
—Lástima, te iba a invitar a pasarla bien— dijo mientras hacía el ademán de un cigarro.
Los chicos solían fumar marihuana entre clase, detrás del auditorio, era el punto ciego de la escuela, ahí la gente fumaba, bebía, llegaba a saciar sus necesidades “biológicas carnales”; y a Sean le gustaba drogarse con marihuana, adoraba la sensación, pero hoy era más importante ir a la sala de audiovisual a programar las cámaras de seguridad.
—Nos vemos al rato, hermano— los jóvenes chocaron los manos y se fueron en direcciones contrarias.
Caminó tranquilamente hacia el salón que se encontraba al final del pasillo, mientras miraba Instagram sin prestarle mucha atención.
—Seaaanieeeee— escuchó.
—¿Que tal, hombre?— chocó las manos con Loonie.
—Me debes 10 dólares, tuve que darle uno de mis brownies al conserje para que me diera las putas llaves.
—¿10 dólares por tus brownies de caja?
—No era un brownie normal— Loonie guiñó.
—Me sorprende que todavía traigas de esos incluso después de que casi te expulsan por eso— Sean tomó las llaves y abrió el salón.
—Hey, ya no los consumo, además los de primer año me pagan el doble por ellos y mi regla para ellos es que los coman en el punto ciego, no soy idiota.
—Lo dudo— rió.
Al entrar al salón Sean miró todo el equipo, televisiores, bocinas, esas cosas que usaban para cuando veían una película en clase, pero eso no era lo importante. Cuando iba en segundo año notó que detrás del tercer estante, había una entrada muy pequeña a la sala de cámaras, y gracias a eso se volvió parte del consejo estudiantil, donde los profesores te piden que revises las cámaras constantemente, pero solo puedes entrar ahí si un docente te acompaña, por lo cual esa entrada era perfecta para su misión de hoy.
—A veces me da miedo lo mucho que los profes pueden llegar a decirte si tu promedio es mayor a 90— dijo Loonie mientras veía como su escurridizo amigo entraba a la sala de seguridad.
—Tiene sus ventajas ser un sabelotodo.
Fácilmente el chico pálido programó todas las cámaras de la escuela para que se apagaran a las 9:57 de la noche, así parecería que solo fue un error, ya que después de apagarse, se borraría todo el historial de instrucciones puestas en ellas.
—Oh, viejo, este será el mejor encierro de todos— soltó emocionado después de entrar de nuevo al salón.
—Ya lo creo, Sabrina ha hablado de esto toda la semana.
—Ciertooo, ¿qué pasó con ese asunto?
—Oh hermano, tu chico acertó un home run.
Sean soltó una carcajada.
—¿En la escuela?— dijo entre risas.
—Quiere que cambiemos la rutina.
—Si, claro, como si el punto ciego no fuera su motel de siempre...
—¡Cállate!
Ambos rieron mientras salían del salón.*Apodo comun para el MDMA (metanfetaminas, droga alucinogena)