O N E

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Habían pasado ya diez años desde aquella historia de amor. Diez años desde el primer amor de ambos. Diez años desde que descubrieron lo que era estar enamorado de alguien.

Diez años sin saber nada el uno del otro. Mas esa larga tira de años no significó un "si te he visto, no me acuerdo" para aquellos dos chicos, de ahora veintiséis y veinticinco años.

Se había conocido en la escuela de secundaria, y pese a que desde la guardería iban juntos, no fue hasta que el menor de ellos llegara al tercer año de secundaria, que se dieron cuenta de la existencia del otro.

Jimin siempre había sido un chico que prefería no llamar demasiado la atención, y quizás es por eso que pese a ser un año mayor que Jungkook, el moreno nunca había notado su presencia.

Pero pese a que él no quería, su increíble físico, sumado a lo hipnotizante que era su carisma y su elegancia al andar, llamaba la atención de todos siempre que cruzaba los pasillos de aquel instituto.

Su tez blanca, sus ojos y labios moldeados por los dioses, su pequeña y adorable nariz..., por no hablar de aquel cuerpo atlético (un metro y sesenta y nueve centímetros de puro músculo es lo que era Jimin) que acostumbraba a entrenar en la sala de baile.
Esa sala de baile que había atraído a decenas de coreógrafos profesionales interesados en contratar a Jimin para sus próximos espectáculos, pero que aquel rubio debía rechazar siempre debido a su mala situación económica.

Jungkook en cambio, era todo lo contrario. Y pese a ser menor, se caracterizaba por ser el chico más atrevido, atractivo y salvaje del curso de secundaria. ¡Nadie se podía resistir a aquel chico alto de pelo ondulado negro, y facciones características por su dualidad! Era nueve centímetros más alto que Jimin, y estaba totalmente tonificado. Un cuerpo y una cara de ensueño que todos deseaban tener.
Mas el hecho de ser guapo, no le hacía ni un pelo de tonto, ya que lo cierto es que Jungkook era uno de los chicos más inteligentes de su curso.

Era ágil mentalmente, era calculador y en ocasiones podía parecer demasiado frío. Pensaba mucho las cosas: las consecuencias que podía tener el tomar una decisión o tomar otra; o los efectos secundarios que podía traer consigo cualquier movimiento que realizara en su vida.

No fue hasta el festival de invierno, que aquella preciosa cualidad de Jungkook fue descubierta. Y es que nadie había imaginado que aquel chico con apariencia de ángel, podía tener también esa voz angelical que se fundía en los oídos de los presentes mientras la acompaña con aquel piano de cola.

Y Jimin se dio cuenta de aquel chico un año menor que él entonces.

-¿Quién es él?-preguntó Jimin a Minho, uno de sus compañeros de baile, cuando todo el teatro se levantó en una ovación a Jungkook.

-Es Jeon Jungkook, va un curso detrás de nosotros-informó su amigo-. La verdad, lo conocía de antes, pero no sabía que podía cantar de esa forma...Estoy realmente impresionado.

Y lo cierto es que Jimin también lo estaba. ¿De dónde había salido ese chico? ¿Había estado siempre ahí?

-Muchas gracias a Jeon Jungkook por deleitarnos con su maravillosa voz y sus magníficas dotes al piano-el presentador, que era el director del instituto, despidió a Jungkook del escenario, y éste bajó de la plataforma como si fuera algo que estaba acostumbrado a hacer. Esa seguridad era la encandilaba a la mayoría de sus conquistas-. Y ahora, recibamos con un fuerte aplauso al orgullo de este centro...-Jimin supo que se tenía que ir acercando al escenario-. Park Jimin, que nos va a dejar anonadados con presentación de su propia canción: Serendipity. ¡Un aplauso!-y todo el público, incluido Jungkook, que ahora estaba sentado en primera fila tras haber actuado, aplaudieron como locos a aquel bailarín rubio.

We don't talk anymore || Oneshot KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora