Sabes lo estúpido y cliché que sería que te rompan el corazón en medio de un aeropuerto repleto de personas desconocidas.
Que te digan "no eres tu, soy yo".
¿Hay algo más cliché y estúpido que eso?
Esa maldita frase que lo único que hace es decirte: Diré que es mi culpa para qur tú no te sientas culpable, pero en realidad es toda tu culpa. No te quiero ver más pero espero que tengas una buena vida. Saludos.
Aunque a veces es culpa de la otra persona y quiere demostrar que es toda tu culpa.
En una relación siempre se debe de trabajar cincuenta/cincuenta.
Si no hay un acuerdo o hay discusiones, hay faltas de respeto, hay tratos de los cuales no deben de haber. Si en una relación hay tropiezos sin fin, es mejor terminar y dejar ir.
Es mejor sentir el vacío consumirte antes de que la ceguera te consuma por completo y nunca poder volver a ver la vida, poder disfrutar de ella libremente sin ningún tropiezo.
En la vida tenemos momentos en donde no vamos a poder evitar los tropiezos, en donde vamos a caer y caer sin parar y pensaremos que nunca nos levantaremos o que evitaremos aquella piedra que nos hace caer pero de alguna manera seguimos cayendo. Aquellos tropiezos son enseñanzas, cada pequeña marca que se hace al caer es una enseñanza válida en donde hay que prestar atención y usarla a tu favor.
Cada mancha que tenemos desde que nacimos hasta la actualidad es una enseñanza que nos da la vida.
La vida humana es tan corta, delicada y misteriosa, nunca sabremos cuándo será nuestro último respiro en este hermoso mundo que nos dieron.
A la vida hay que vivirla como si todos los días fuesen el último día de tu miserable vida.
-¿Lauren?- la nombrada estaba recostada en su cama, enrollada como un bollito, una gran cobija la cubría por completo -¿Puedo entrar?- no recibió ninguna respuesta.
Hoy era el séptimo día en que la pobre chica se encontraba en esa misma posición, hace siete días que su mascota había dejado el mundo y se sentía miserable.
Camila entró igual a la habitación de su amiga, evitando pisar cada cosa y basura que había en el suelo, fue directo al celular el cual reproducía música a todo volúmen. Lo apagó.
-¡Yo estaba escuchando eso!- se levantó la miserable chica de la cama y agarró su celular, volviendo a reproducir la música, suspiró enojada -¿Qué haces aquí?- preguntó con el ceño fruncido.
Camila miró hacía sus pies cubiertos por sus convers favoritos y se encogió de hombros -Quería saber como estabas- respondio en un susurro, preguntándose a si misma si fue una buena idea ir a visitarla.
Lauren volvió a suspirar, relajando cada músculo en su cuerpo y callando cada pensamiento en su cabeza. No podía enojarse con su mejor amiga.
Sonrió y agarró la mano de Camila, salieron de la desastrosa habitación y se dirigieron escaleras a bajo para poder tomar un poco de aire de aquél bonito día.
Camila solo se dejó llevar, evitando los pensamientos que tenía y concentrándose en no tropezar en el camino.
Caminaron agarradas de las manos hasta un pequeño parque cerca de la casa de la chica de ojos claros, riendo por las miradas que daban las personas al verlas de las manos.
Estúpidos y anticuados.
Antes de buscar un lugar con sombra para evitar el sol del verano, compraron helados y algunas golosinas.
Lauren estaba concentrada comiendo su helado, Camila seguía pensando en lo que había ocurrido hace menos de dieciséis horas.
Ninguna decía una palabra, cada una concentrada en su mundo lleno de preguntas y dudas sin resolver.
Lauren fue la primera en romper el silencio.
-¿Preguntaron por mí?-
Camila pensó por un momento, asintiendo a la pregunta -Quieren que vuelvas- respondió y siguió su trabajo de devorar al inocente helado de frutilla.
-No se si estoy lista para volver- Lauren detuvo sus movimientos, pensando en si era un buen momento para volver al mundo de la educación, mundo donde estaba repleto de idiotas con hormonas.
-Yo te extraño- confesó sin mirar la reacción de su amiga -Te extrañamos, Lauren- se corrigió a si misma, sus mejillas se volvieron rojas pero evitó esa sensación de su corazón y siguió comiendo a su víctima helada.
-Yo también las extraño- suspiró lentamente, mirando cómo el helado se derretia en su mano -¿Hay exámenes?-
Camila volvió a asentir -El lunes y el miércoles- sonrió y agarró una servilleta para limpiar todo rastro de su cometido -Física y matemática- suspiró pesadamente sabiendo que desaprobaría. No era muy buena con los números y no podía pedir ayuda a su amiga porque quería darle su espacio.
-¿Que día es hoy?- Lauren preguntó confundida y un poco perdida, de verdad no sabía en qué día estaba. Todos los días desde la despedida eran los mismos.
Levantarse, llorar, comer, llorar y dormir llorando.
-Martes- respondió con una sonrisa y agarrando un paquete de gomitas.
Lauren no dijo nada, su mirada quedó pegada en las personas paseando a sus perros. No había un segundo en donde no pensara en su amigo de cuatro patas.
Camila frunció el ceño, mirando como su amiga había quedado congelada, giró en su asiento para ver lo que tanto la dejó inmóvil a Lauren y suspiró.
-Terminé con Shawn- dijo mientras jugaba con las gomitas en forma de ositos -Bueno..- suspiró con enojo -..él terminó conmigo y se fue- siguió mirando a las gomitas -tomó un vuelo a España y me dejó-
Lauren dejó de ver a las personas felices con sus mascotas y dirigió su mirada a su amiga. Camila seguía mirando a los ositos de goma evitando hacer contacto visual con su mejor amiga, se sentía estúpida.
Lauren no sabía que decir, no salía ninguna palabra, ninguna frase estúpidamente motivadora. Sólo se quedó mirando como lágrimas caían de los ojos de su mejor amiga.
-Creo que fue mi culpa, soy inmadura- se encogió de hombros -Fue mi culpa que se haya ido- el osito de gomita lo miró y se lo metió en la boca, enojada y frustrada por ser tan estúpida. Le gustaría crecer y ser como Lauren, madura y sin miedo por el qué dirán.
Lauren aún no decía nada, nunca sabía que hacer en momentos como estos en donde la otra persona se sentía miserable. No le gustaba ver a las personas llorar porque no sabía cómo actuar.
-¿Quieres un abrazo?- preguntó levantándose de su lugar y acercándose a su pobre mejor amiga.
Camila asintió y saltó a sus brazos, desahogando todo lo que había dentro suyo.
Se sentía sola y sin amigos, a pesar que tenía una familia amorosa, amigos y a Lauren, se sentía sola en este mundo.