astro y cisne.

parte única.

estás tan cerca y a la vez tan lejos.

¿para qué mentir? me gustas, me gustas un montón. quizá demasiado.

me gusta verte reír, suspirar, parpadear, caminar; me gusta que me observes, me sonrías, que digas mi nombre tan suavemente y que también cantes para mí. me gusta todo de ti, absolutamente todo, partiendo desde tu delicado y hermoso físico, hasta tu brillante y transparente personalidad... ¿por qué? ¿por qué eres tan mágico?

hay veces en las que me da miedo acercarme más a ti porque siento que voy a quemarme. sin embargo, cuando estoy lejos de ti, me siento morir, como si separasen mi alma de mi cuerpo.

¿serás mi alma gemela?

jamás pude extrañar a nadie como lo hago contigo. tocaste lo más profundo de mi ser y ya dejaste una muy bonita huella dentro de mi corazón, logrando que este salte de regocijo, sintiéndome aún más enamorado.

¿qué es lo que me sucede contigo? a cada minuto te extraño y mi pecho duele de tan solo pensar en ti, me siento emocionado y, sin querer, comienzo a hiperventilar. realmente provocas cosas muy raras en mi organismo y mente, pero sobre todo en mi corazón.

oh, estrellita fugaz. ¿por qué decides huir de mí? siempre quieres alejarte, pero por suerte mis brazos todavía siguen reteniéndote lo suficiente. ¿podrías quedarte para siempre? vivo por ti.

solo no te alejes de mi lado, por favor.

HoSeok cerró los ojos, suspirando. ¿Por qué diablos escribía estas cosas durante la madrugada? Debía dormir, necesitaba descansar; aún se encontraba enfermo.

Un catorce de agosto, en plena mañana, fue cuando volvieron a darle de alta. Y también fue cuando pudo volver a ver a su adorable musa una vez más. Chae HyungWon, dueño de sus dulces sueños, lágrimas y palpitaciones románticas. Amo y señor de su corazón.

HyungWon tomó sus manos y le sonrió con la misma calidez de siempre, aquella por la cual había logrado enamorarse perdidamente de él. Sintió a su corazón sangrar una vez más, pero por fin pudo abrazarlo como tanto había anhelado. Él rio.

—Parece como si no me hubieras visto en años. ¿Las visitas constantes no te bastaron?

HoSeok tuvo unas altas ganas de decirle que no, que él quería mucho más, mucho, mucho más. Quería besar sus labios, tomarle de las manos, observarle a los ojos y sonreírle mientras le comentaba lo mucho que lo amaba.

¿Cuánto tiempo llevaba así?

—Dentro del hospital el tiempo es diferente, HyungWon, y lo sabes.

El pelinegro asintió, pasando sus largos dedos sobre la cabeza ajena y acariciándola como si de un gato se tratase. Se sentía tan bien recibir su cariño, lograba que su alma se sintiera libre.

—Lo sé muy bien. —Pausó—. ¿Adónde deseas ir ahora?

—Al acuario.

La caminata estuvo bien, todo dentro de lo normal; HoSeok, como siempre, admirando la belleza abundante del menor y él, simplemente existiendo.

El rubio realmente no podía entender por qué no le correspondía. Quizá su autoestima esté ligeramente dañada que por eso es tan inseguro, pero fuera de eso, hasta él mismo consideraba que se encontraba dentro del margen de un chico común y corriente. Simplemente podría conectar con cualquiera, gracias a su actitud amigable y optimista, mas él escogió a HyungWon, su pequeña lucecita de ciento ochenta y tres centímetros.