Emm, ¿Hola?

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Narra Shu:

Hoy era uno de esos magníficos días en los que me escape de mi casa, luego mamá me regañaría, pero puedo vivir con eso, vengo a visitar a Edoga, ya hace una semana que no lo veía, lo vi a lo lejos en la cosecha, y me acerque

- Hola Ririe - me saludo Edoga

- Ese es mi apodo - dije un con un tono gracioso

- Ya casi te olvido, creo que necesitas enojarte con tu madre más seguido - me comentó gracioso

- ¡¿Cómo sabes que me moleste por mi madre?! - le pregunté sorprendido

- Amigo, te conozco, y se TODO de ti - me dijo seguro de sus palabras

- ¿Todo? - le pregunté riéndome

- (No sabes que soy un vampiro) - pensé

Sip, se que eres el hijo favorito, se que eres mayor que yo, se que no eres gay, se que soy tu mejor amigo, y el único por lo que veo, veamos, que más se de ti... - me enlistó lo que es más común de mi, y me empecé a reír

- ¡Oye!, estoy pensando, no molestes - me dijo Edoga

- Que bien, al fin piensas - le dije y me caí de tanta risa que me dio, en eso, me calle y se empezó a escuchar un llanto

- ¿Qué es eso? - le pregunté a Edoga

- Es... Un llanto, mi madre me dijo algo de que cuando nací, llore mucho, y el ruido de mi llanto, era muy escandaloso - me contó Edoga mientras con la mirada buscaba de dónde provenía el llanto

- Entonces busquemos lo que sea que esté haciendo ese ruido - comenté y lo volteé a ver

- Tu ve para allá, yo iré por acá - me dijo Edoga, e inmediatamente salió corriendo, yo ya había localizado a la cosa, pero ...

- ¡¿Cómo demonios llegó una niña a mitad de la nada?! - me pregunté a mi mismo viendo a la niña, se veía como de mi edad, empecé a caminar en dirección de la niña, tenía un vestido de color rosa claro, con un listón blanco en su cintura, su pelo era de un café oscuro muy lindo, sus ojos verdes como dos aceitunas y en sus brazos, un pequeño perrito de color gris claro y en el pecho un blanco casi nulo, por la tierra que estaba esparcida en todo el peluche, la niña vio como me estaba acercando, ya estaba enfrente de ella, a lo que la niña retrocedió, casi se cae, pero por la cercanía, logré atraparla, su llanto se convirtió en unos pequeños sollozos, y luego solo me vio con sus ojos todos llorosos, ahora abrazaba mucho más fuerte al peluche

- Emm, ¿Hola? - le dije mientas la veía a los ojos

- ... - no recibí respuesta

- Emm - me detuve a pensar lo que iba a decir, me puse nervioso y la solté, claro, sin tirarla al suelo

- Me llamo Shu, ¿Tienes un nombre? - le pregunté mientras estaba nervioso, por parte de la niña, solo me veía con miedo

- ¿Sabes dónde está mi madre? - me preguntó después de unos cuantos segundos sin decir nada

- Podría estar por aquí, vamos con mi amigo y la buscamos los tres, ¿ok? - le dije ya que no sabía cómo tratar con ella, ni que decirle

- ¿Ella me abandono? - dijo cristalizando más sus pequeños ojos

- ... - me quedé en silencio, no se que decir - No lo se - le dije viendo para el suelo, luego levanté la mirada y la tomé de la mano para empezar a caminar por dónde siempre me encuentro con Edoga

- ¡¡EDOGA!! - comencé a gritar para buscarlo, por si no está por dónde la cosecha, hace rato estábamos en ese lugar, solo que estábamos hablando

La cuartada perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora