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Capítulo 2

- Sally- la voz de mi madre me despertó en seguida, tocaba la puerta de mi habitación.

Me levanté en seguida, miré mi reflejo en el espejo para asegurarme de que mi cara no revelara el hecho de que había estado llorando , tenía los ojos hinchados, pero fácilmente podía decirle que era por dormir demasiado.

- Hola ma- la saludé al abrir la puerta.

Estaba hermosa, a pesar de haber dado a luz a dos niñas, de acabar de llegar del trabajo y estar toda despeinada y ojerosa, se veía hermosa, su cuerpo aunque no era muy flaca, si era lindo, tenía el abdomen plano y piernas firmes, yo parecía ser la madre y ella la hija.

- Vamos a cenar- dijo sin más.

- No tengo hambre mamá.

- ¿Que has comido hoy?- su pregunta me suena a acusación.

- Los espaguetis que me dejaste en el microondas y hace un rato me preparé un sándwich y jugo, también comí muchos dulces, estoy bien- le dije, era mentira, no había comido nada de eso, ni me imaginaba haciéndolo.

- Bueno, está bien cariño.

Pensé que la había librado, que mi madre se iría conforme con mi explicación y no volvería a verle hasta mañana en la noche, pero no.

- Estas muy flaca Sally, mira tu clavícula.

- ¿Flaca? Ya estás viéndome con ojos de madre, estoy como siempre.

- Sally deja de andar de mañosa ¿okey? Espero que estés comiendo bien y no haciendo dietas, mira que no tenemos dinero para pagar hospitales si llegas a enfermarte, no quiero problemas Sally Downer.

Tragué la saliva que se había acumulado en mi boca, la miré a los ojos y asentí, luego de eso la mujer se acercó a mí, dejó un beso en mi frente y se fue.

Suspiré derrotada, cansada de todo, cansada de mi estilo de vida, cansada de no poder disfrutar de una buena cena con mi familia, de no poder comer sin luego sentirme culpable.

Lo recordé a él, a esta hora siempre está conectado y me llamaba para hablar, tomé mi celular y entré a su chat, el "en línea" me dió un vuelco en el pecho, las lágrimas volvieron a salir, tiré el aparato a la cama y me lancé a su lado a llorar.

*****

6:00 am

Agradecí al cielo que había amanecido al fin, había pasado la noche más larga de mi vida, no había podido dormir nada, me levanté y fui a la habitación de la pequeña yo en miniatura, era muy cierto que mi hermana era bastante parecida a mi.

- Levántate- le grité mientras la movía con desesperacion.

- Ya voy- susurró, pero se quedó ahí tendida.

Gruñi, no sé porque tenía que ocuparme de ella todas las mañanas, asegurarme de que llegue a la guardería, bañarla, peinarla y vestirla, si esa niña era un verdadero problema, todo era un problema con ella, hasta hacerla despertar era difícil, estaba molesta.

- Levántate ya, Sara quiero que salgas de la cama en este instante- le dije tomando una de sus coletas y tirando de ella.

- ¡ay!- gritó abriendo los ojos.

Se levantó y como dije todo lo demás era un problema, después de media hora tratando de dejarla lista, termino pegándole porque al salir del baño resbaló y cayó al suelo y eso le pasó por no fijarse y por tanto me atrasaba a mí.

- Eres mala- gritó corriendo a su habitación, la seguí.

- ¿yo soy mala? Solo quiero irme, también tengo escuela- le grité.

- Eres una hermana mala, siempre me tratas mal y no me quieres, mala- mientras mi hermanita de 6 años me gritaba, me decía que era mala, me recordaba lo estupida que soy y la mala vida que llevo.

Terminé de arreglarla en silencio y lo más rápido posible y luego la lleve a su destino, volví a casa y subí a mi habitación, a llorar una vez más.

Las horas se me habían pasado volando, me había quedado dormida y no me di cuenta de la hora, había faltado a la escuela a propósito, pero eso mis padres no lo saben, por eso cuando la puerta de mi cuarto se abre, me asusto, mi papá está en el umbral, se me olvidaba que él volvía a medio día para almorzar y luego regresarse  al trabajo.

- ¿porque no estás en la escuela?- preguntó firme.

- Despacharon temprano- le dije, era increíble la facilidad con la que podía llegar a mentir para encubrirme.

- Bien ¿comes conmigo?- preguntò, me sentí irritada, enfurecida.

- No, papá, no quiero- No hablé, grité, le grité a mi padre y utilicé un mal tono.

- ¿Porque me hablas así? Sally recuerda que yo soy tu padre, aunque te veas muy grande, yo soy tu papá y debes respetarme.

- Si, si- le dije y cerré la puerta dejándolo ahí parado.

El arrepentimiento llegó a mi, me sentí mal por haberle hecho eso a él, no entiendo porque actué de esa forma.

Decidí peinar mi maraña, tomé el cepillo y cuando quité la goma que mantenía mi cabello en un moño, me sorprendí al ver la gran cantidad de pelo que la envolvía.

- Me estoy quedando calva- dije para mi misma.

Al pasar el cepillo y mirarlo, había más cabello en el, mi pelo se salía a montones, tal vez por no cuidarlo bien o no peinarme, volví a amarrarlo y me fui a dormir.

Atrapada en AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora